Arte y Cultura
Managua, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
Más de 400 nicaragüenses de diferentes partes del país, incluyendo Granada, se dieron el lujo de presenciar, en vivo, sobre las tablas del Teatro Nacional Rubén Darío, la magistral obra de Giacomo Puccini: Le Villi, una Opera salpicada de drama y tragedia medieval.
Gracias a la gentil invitación que nos hiciera llegar la licenciada María Auxiliadora Martínez Corrales, diputada del FSLN y miembro del equipo departamental del FSLN. La invitación nos llegó con todo y transporte, gesto que agradecemos, por eso del horario de presentación de la obra.
Como ya es del conocimiento de nuestros lectores de La Verdad Nica (www.laverdadnica.com) y oyentes de LAS NOTICIAS, en www.radiobahiaazul.com, en la obra actúa como protagonista principal el Tenor Laureano Ortega, la Soprano Elisa Picado y el Barítono Lisandro Guinis, contando con la acertada y magistral dirección de orquesta de Valerio Galli.
La obra fue realmente impresionante, de alto contenido humano, dramático, trágico, propio de una historia de amor que se desarrolla en la aldea de Selva Negra, en Alemania, donde se celebra el compromiso de Anna, hija del adinerado Guglielmo Wullf, con Roberto, un joven galán que se marcha de la aldea, dejando burlada a la hermosa Anna, deviniendo una tragedia amorosa, ya que la joven aldeana muere, por esa larga espera y decepción ante la ausencia de su amado Roberto.
Fueron más de 60 minutos de gran suspenso, de emoción, de pasión, de tensiones en la aldea, que se trasladaron hasta las sillas del espectador ubicado en una gran sala del Teatro Nacional Rubén Darío.
Fue muy aplaudida la actuación la soprano nicaragüense Elisa Picado, que hacía el papel de Anna y del Barítono argentino Lisandro Guinis, que hacía el Papel de Guillermo, el padre adolorido por la muerte de su hija, que jura vengarse de la traición de Roberto.
Laureano Ortega Murillo, en el papel de Roberto, cosechó cerrados aplausos, dejando una huella en el espectador nicaragüense y extranjero, presentes en la obra, el lunes 4 de mayo (2015), por esa magnífica actuación como Tenor, como el galán de la Aldea que se marchó y traicionó a Anna con una bella sirena.
Roberto regresó y se encontró con una Selva Negra, más oscura, enrarecida por la tragedia pasional que envolvió y se llevó a la tumba a Anna. Ella le aparece como una imagen y una voz llegada del más allá, enredándose luego en una telaraña de emociones, de dolor, de muerte, que encontró después de seguir un desenfrenado baile, danza incansable, en el que se ve como Anna lo arrastra hacia la oscura selva, fundidos en un abrazo de muerte.
Este final trágico, estos hermosos cuadros dramáticos, dieron el punto final a la obra, bajo un vendaval de aplausos y hurras de los presentes. La música de la orquesta dirigida por Valerio Galli, resultó realmente maravillosa, impresionante, que jugó muy bien su rol de telón de fondo, que da realce a la magistral obra de Puccini.
La obra fue producida bajo la dirección de Ramón Rodríguez, director general del Teatro Nacional Rubén Darío; bajo la dirección general de Laureano Ortega y Franco Moretti.