Monitoreo
Nacional
La Nica Acto dejó de ser en el Senado norteamericano un proyecto exclusivo de republicanos y sumó a senadores demócratas influyentes como Patrick Leahy, quien en los 80 fue un férreo crítico del gobierno de Ronald Reagan por el financiamiento a la Contra.
“Lo que más me llama la atención es que la introducción en el Senado de la Nica Act lleve el patrocinio de un senador demócrata tan progresista como Patrick Leahy (Vermont). Eso no solamente amplía la base bipartidista en el Senado, sino que debe recordarse que Leahy se opuso frontalmente a la política de Reagan contra la revolución sandinista (en los ochenta)”, dijo el economista Edmundo Jarquín, ex candidato presidencial del Movimiento Renovador Sandinista.
“Mucho debe haber cambiado Ortega para quienes entonces defendieron la revolución sandinista, ahora lo cuestionen”, resaltó Jarquín.
El analista político Bosco Matamoros, amplio conocedor de los entretelones en Washington, dice que esa combinación de actores políticos que están ahora impulsando la Nica Act muy pocas veces se mira en la capital estadounidense.
“La Nica Act no se va a frenar por el contexto político en Washington que ya está en la curva de decisiones políticas”, expresó Matamoros, también ex representante en los años 80 de la Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), organización que inicio la lucha política militar armada contra el Frente Sandinista en Washington. Matamoros asegura conocer muy bien la capacidad política y moral del senador Leahy, a quien además considera uno de los senadores más influyentes de los Estados Unidos.
“Washington espera respuestas concretas al tema de la institucionalidad, los derechos humanos, la separación de poderes y el tema electoral”.
Bosco Matamoros, analista político
Estrategia errada
Según Matamoros, la estrategia de Ortega junto al capital nicaragüense de contratar a cabildeadores ante un problema serio como lo que representa la Nica Act, no es lo que los interlocutores querían ver en Washington.
“En esta coyuntura lo que necesita el país de forma urgente es un organigrama que haga un cambio de reformas calendarizadas del Consejo Supremo Electoral, de la estructural judicial y de la Contraloría General de la República. Prácticamente se necesita una refundación del Estado”, manifestó Matamoros.
Para el ex diplomático, el gobierno de Ortega debe dar respuestas claras, donde ya no caben promesas.
“El proceso en Washington ya se inició y aquí no se van aceptar promesas; la cultura anglosajona se basa en hechos y cualquier acción que quieran tomar con Washington tiene que ser precedida de reformas concretas, porque si quieren resultados tenés que llevar evidencias, ya las promesas no bastan; el lobismo es un discurso que nunca ha existido, porque en el caso nuestro se tiraron por la borda dinero y oportunidades que se pudieron haber hecho con reformas”, señaló Matamoros.
Se complica
Para el también ex embajador de Nicaragua en Estados Unidos, Carlos Tünnermann, la situación de Ortega con Washington se complicó, al aumentar sus adversarios que patrocinan el proceso de aprobación de la Nica Act.
“En Washington Ortega no tiene amigos, más bien lo que tiene es una proliferación de críticos”, sostiene Tünnermann.
El también analista político expresó que los senadores que han refrendado el proceso de la Nica Act son bien respetados en los Estados Unidos. “De modo que si Ortega no restaura el Estado de Derecho en Nicaragua, las sanciones y sus críticos lo aislarán, mientras el país sufrirá las consecuencias”, afirmó Tünnermann.