Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño

Operar un bus de los grandes, los amarillos, les cuesta no menos de 800 córdobas en combustible diesel, ida y regreso de Granada a Managua, quedándoles únicamente 100 córdobas en el bolsillo, lo que no les da ni para el mantenimiento del vehiculo (aceite, llantas, chequeo, etc).
De modo que al final de cuentas no les queda nada para vivir, ya que el arte de todo esto es que de para mantener al menos a la familia. Esta situación, según el transportistas Dionisio Gallo Morales, es lo que los esta obligando a parar sus grandes unidades y poner en la carretera, los que pueden, unidades más pequeñas, de menos capacidad.
“Lo vehículos gastan de 8 a 9 galones por viaje. Los pasajeros pagan 5, 4 pesos en la carretera, lo que nos da para nada, porque los costos son alterados”, expresa Gallo Morales. Cree que el Gobierno podría ayudar a bajar el combustible.
La propuesta del transportista es que “el Gobierno baje el precio del combustible a 25 córdobas el galón, el pasaje queda congelado”. Esta propuesta se daría por la vía subsidio del combustible, como lo están haciendo en otros países.
Según Dionisio, semanalmente han parado hasta 6 buses “por falta de combustible”. Otro asunto es el de los repuestos y las llantas que son caras. Una llanta anda por los 300 dólares y cada bus requiere de media docena. Cambiar llantas le cuesta al transportista 1 mil 800 dólares.