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12 mayo 2025

Taxista pirata defiende su derecho al trabajo y asegura que dan mejor servicio que legales

Departamentales

Granada, Nicaragua

Por: Augusto Cermeño

IMG_7123El taxista pirata Luis Duarte Salazar, valora que, a pesar de su condición de ilegales, dan mejor servicio que los taxistas legales, tomando en cuenta las quejas que se ventilan en los medios de comunicación, de usuarios descontentos por el mal trato de algunos obreros del volante.

Reconocemos que hay buenos taxistas, ejemplares, que dan clases de buenas costumbres y de respeto al ciudadano que solicita su servicio, pero también debemos aceptar que hay taxista que irrespetan al usuario, dan maltrato, ofenden y son negativos a la hora que se les solicita el servicio.

Son las principales quejas de los usuarios y quien escribe estas líneas no es ajeno a esta realidad del servicio de transporte selectivo en Granada. El sábado 26 de septiembre (2015), experimentamos “el ácido” del mal servicio de taxis, contrario al bueno, que también hemos experimentado y no vamos a echar en un solo saco a todos. Es la verdad.

El sábado, tomé un taxi en el PALI de San Juan Bosco, subí con mis compras, las que logré acomodar en el piso y otra parte sobre mis piernas, para no incomodar al amigo taxista.

Pedí que me llevara de IXCHEN una cuadra y media al lago y el taxista arrancó. Hasta ese momento todo iba bien. Yo estaba contento porque ya había esperado unos 15 minutos y el taxista aludido se detuvo.

El asunto es cuando al llegar a casa, le pido al conductor que me disculpe pero debo llamar a mis hijos para que me ayuden a bajar las cosas. Esto molestó al taxista, mostrando su ceño fruncido y haciéndome saber que lleva prisa.

El conductor aceleraba y aceleraba el vehículo, dejando sentir su malestar. La verdad todo esto no duró más de un minuto, pero el taxista nos hacía sentir que tardábamos siglos con su proceder agresivo. Mis hijos ayudaron a cargar las cosas y finalmente me metí la mano a la bolsa para sacar unas monedas (dos de diez córdobas y cinco de a un córdoba), para pagar.

El taxista, al ver que sacaba las monedas, me dijo que si no tenía para pagar que ahí lo dejara y le dije que no, que se pagara. Eran monedas pero le estaba dando 15 córdobas por la carrera, reconociendo cualquier molestia. Porque la carrera es de diez córdobas. El taxista tomó las monedas y las tiró violentamente al piso del asiento delantero del pasajero, donde yo iba.

Conversando con un “taxista pirata”

Poco después, de regreso, tomo otro taxi, esta vez un taxi pirata, en el que un joven taxista, que andaba pirateando me ofreció amablemente el servicio y lo tomé. Le preguntó porque se ha decidido por realizar esa labor de forma ilegal y me dijo que andaba unas placas alquiladas, por el dueño, porque no tenía vehículo, pero cuando consiguió vehículo le pidió las placas y se quedó en el aire.

Me dijo que ellos surgen como una necesidad tanto del usuario como de los que andan trabajando en esas condiciones de ilegalidad, por necesidad de llevar el pan a la mesa de sus hogares.

Consideró que hay muchas quejas de los legales y que ellos están haciendo mejor las cosas, tratando amablemente al pasajero, “las compras se les metemos a la valijera, sin cobrarles nada extra, los mismos diez ó 15 córdobas la carrera, según el destino de los pasajeros”.

Nos confesó que ellos mantienen la tarifa de 10 la carrera y que solo cobran 15 a distancias como el hospital o la Zona Franca, o La Villa. “La mayoría de la gente queda conforme con el servicio que le damos. Se quejan mucho de los taxistas, de que cuando los ven con carga, a la mayoría no le gusta pararse para ayudarles, más sin son personas mayores”.

Este taxista pirata no anda torre, no anda placas de taxis, anda placas particulares y da la impresión que anda realizando mandados de su casa. Pero no, “cundo la gente ve que montamos carga, que montamos pasajeros, nos piden el servicio”, dijo

Dijo estar consciente de que “lo que hago es ilegal, pero no hay fuentes de trabajo y en esto medio se defiende uno, un poquito. Yo soy diabético, no yo puedo ir a trabajar en una construcción, ya tengo 38 años y tengo 2 años de estar padeciendo de esto. Incluso, trabajo por ratos, cuando ya me siendo golpeado, voy buscando mi casa”.

Dice que algunos colegas taxistas legales lo han tratado de “pirata, ladrón. Pero yo no les hago caso. Algunos pasajeros que he llevado, les dicen que hagan bien su trabajo y hacen que los ilegales desaparezcan…”.

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