Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
El Sábado 8 de mayo 2010, cuando se efectuó la Sesión Ordinaria del Concejo Municipal, el alcalde mandó a levantar las vallas metálicas, dejando la entrada bajo el resguardo de más de una docena de policías nacionales y municipales, manteniendo una hoja de puerta cerrada, como temiendo siempre que algo sucediera.
Ya dentro de la Alcaldía, nos topamos con jóvenes cuyos rostros y forma de vestir parecía ser de pandilleros, algunos de ellos luciendo sus tatuajes. Los muchachos que estaban en los corredores al parecer estaban a cargo del gerente del Mercado, Domingo Salazar.
Salazar ya tiene el antecedente de supuestamente haber jefeado grupos de pandillas cuando se dio el ataque a los taxistas, en calle real de Xalteva. En ese entonces, Salazar dijo que lo hacía para defender su puesto de trabajo, sin importarle ser parte de una acción que aterrorizó a los granadinos y causó daños a varios vehículos, incluyendo vehículos de taxistas.
Otro grupo de pandilleros, aparentemente seleccionados, lo comandaba el asesor legal Camilo Bermúdez, quien visiblemente daba las órdenes, procurando que los jóvenes se mantuvieran rodeando a los concejales.
Camilo fue denunciado por los obreros del volante, de ser el gran reclutador y segundo jefe de pandillas, ya que se le endosó al Alcalde Eulogio Mejía, el titulo de jefe supremo de las pandillas reclutadas y pagadas, presuntamente con fondos municipales.
En el Salón de Protocolo, de la Municipalidad, hasta se dio un incidente, en el que Camilo Bermúdez gritó al comisionado mayor Ramón Avellán, que el obrero del volante Norman Espinoza, estaba molestando a la concejal Karla Canales.
Espinoza dijo a LA VERDAD, que todo fue porque él le reclamó a la concejal Margarita Molina, por su triste actuación en contra de los transportistas a la hora de votar y hablar. La concejal Canales “dijo que le estaba faltando el respeto a la concejal Molina…”.
Bueno, la seguridad de un Alcalde temeroso e inseguro estaba más que asegurada por supuestos pandilleros, policías nacionales, policías municipales y por soldados de la brigada de antimotines.
Llamó la atención que el comisionado mayor Avellán se paseaba como “el pez en el agua”, entre los presuntos pandilleros.
En cambio, la actitud del jefe policial fue diferente, respecto a la protesta de los taxistas que estaban molestos porque no se había abordado el tema de la resolución del Honorable Tribunal de Apelaciones, anulando las 120 concesiones de placas aprobada por el Concejo, sacaron a relucir un lanza morteros y lanzaron un par de petardos al aire.
El comisionado mayor Avellán, personalmente se dirigió a los taxistas, se introdujo en la multitud, caminado rápido y seguro de si mismo, en persecución de un joven que portaba el lanza morteros. Logró detenerlo, forcejearon y finalmente le quitó el lanza morteros. Los taxistas, y muchos pobladores que estaban apoyándolos, lo único que hicieron fue gritar “guardia, guardia, escolta del tuco de Alcalde”, al jefe policial.
Transportistas denunciaron presencia de pandilleros dentro de la Alcaldía
Los transportistas denunciaron la presencia de pandilleros dentro de la Municipalidad, presuntamente reclutados y pagados por el Alcalde y el Concejal Otto Navas, según expresaron.
Los gritos de los enfurecidos obreros del volante, contra el Alcalde, ingeniero Eulogio Mejía y contra el doctor Otto Navas eran ensordecedores, brotando de ellos palabras altisonantes y nada decentes.
La verdad es que es el resultado de 33 días, en los que los taxistas no vieron jamás un gesto decente de las autoridades municipales, en pro de buscar una solución inteligente, del problema. Fue todo lo contrario.
“No son pandilleros”, aseguró el comisionado mayor Avellán
El comisionado mayor Ramón Avellán, aseguró que los muchachos “no son de las pandillas juveniles” y que no sabe por qué se les califica como tal. Avellán dijo entender que “son pobladores de los diferentes barrios que tienen derecho de estar aquí”.
Pero no entendimos lo que dijo Avellán, porque esos pobladores estaban retozando, un grupo de mas de 30 en los corredores, al parecer jefeados por Domingo Salazar.
Según Avellán, “es un derecho ciudadano si quieren estar adentro o afuera”. La verdad es que los presuntos pandilleros, en los corredores daban la impresión de tener oficialmente “tomada” la Alcaldía.
Avellán dijo que él no obligaría a nadie “ni que estén adentro ni que estén afuera”. Pero le cuestionamos a jefe policial que si se prestó para sacar al periodista quien suscribe estas líneas, por orden del Alcalde.
La pregunta del millón al Comisionado Avellán, es ¿Quién tiene derechos y quien no en Nicaragua?, ¿las leyes y la Constitución fueron redactadas para uso personal, caprichoso y antojadizo de quienes tienen el poder?.
El jefe policial se limitó a decir: “Era solo para las autoridades competentes. Usted no estaba autorizado por estar ahí”. En otras palabras, la Alcaldía, siendo un edificio público, se privatiza de manera antojadiza, con la venia y el respaldo de las fuerzas del orden y la seguridad pública.
“En todo caso quien autoriza eso es el señor Alcalde. El me dijo que iba estar con sus funcionarios y la policía y eso fue lo que se entregó”, concluyó Avellán.