Por: Alberto Cuadra M
Miami
01-25-2013

Barberena Garay, después de realizar sus estudios básicos, y como cualquier adolescente, en él anidó siempre, el esfuerzo de superación y la lucha por la vida para alcanzar la cima que todo hombre que quiere ser útil a la sociedad, lo puede lograr con su esfuerzo y voluntad.
Se esfuerza y se supera con voluntad férrea para ser algo en la vida y en su largo caminar ha dejado una estela de ejemplo, a una juventud, que como él, pueden alcanzar.
Siempre fue un libro abierto, en su adolescencia, se le vió parte de esa superación por las calles de su ciudad natal (Granada), cuando caminaba con una máquina de escribir en el hombro para ser reparada o entregada a su dueño en buen estado, por más deteriorada que estuviera.
Con el maestro, Don Daniel Bermúdez, su padre político y los buenos consejos que recibía de su madre doña Chepita Garay de Bermúdez, Barberena fue creciendo en medio de muchas marcas de maquinas de escribir, entre las que había por esa época de los años 60 la Remintong y la Underwood.
Con el tiempo, fue ganando terreno y confianza en las empresas y los bufete de abogados que solían tener las mejores marcas de máquinas de escribir para sus labores diarias, las que eran confiadas para su mantenimiento a Róger Barberena.
A la par de su trabajo profesional, Barberena, alternaba con la poesía dentro del género popular, pero con un profundo sentido humano. Carlos Martínez Rivas, lo admiraba por sus poemas que de vez en cuando escribía y de quién Martínez Rivas, recibió el mayor de los apoyo para su diario vivir
Estando viviendo en Granada, viajaba diario a Managua donde había sido contratado por la casa comercial Palazio, que importaba también las mejores marcas de licor, para que se encargara como director jefe del taller de las famosas maquinas de escribir Ollivetti.
Más tarde recibió una beca y viajó a Italia, para alcanzar el máximo conocimiento en esa prestigiosa industria de máquinas de escribir donde permaneció por espacio de un año en ese país europeo, y, posteriormente obtuvo otra beca para estudiar en México.
Por un tiempo trabajó para la firma Palazio, ya por ese entonces le sobraban socios que querían entrar con él, en el negocio de las máquinas de escribir, su vida dio una vuelta gigante, y se transformó en un empresario exitoso.
Fue José Cuadra Sáenz (CHEPELO) ya estando el poeta popular instalado en Managua, sobre la calle Momotombo, donde el flujo de trabajo era intenso, que se asoció con Barberena Garay y caminaron desde entonces juntos en el negocio.
De la calle Momotombo saltó hacia la carretera Norte y estando ubicado en ese sector un incendio provocado supuestamente por mano criminal, arrazó con la empresa que lleva hoy el nombre de “Maniversa”
Con la llegada de los sandinistas y destruido su negocio, Róger ya se encontraba fuera de Nicaragua, quién con el tiempo comenzó de nuevo en cero, y se instaló de nuevo en Managua en el sector de Bello Horizonte, donde actualmente se encuentra, levantándose con mayor fuerza en la época sandinista, pues, hacían falta profesionales en esa rama de la tecnología y comenzó a importar las máquinas Olimpia en gran escala. Ahora su empresa esta dedicada también a la venta de computadoras y fotocopiadoras de las marcas más prestigiosas