Culturales
Granada, Nicaragua
Fernando López Gutiérrez
No quiero referirme en esta ocasión a las motivaciones que Robert tuvo para mostrar esta obra, quiero dejarme llevar por los sentimientos y emociones que ella me produce, tratando de unir los elementos que la componen y tratar de compartir con ustedes una visión de la muestra.
Acercarse a estas obras en exposición del artista nicaragüense Robert Barberena de la Rocha, obliga a hacer varias reflexiones que comienzan con los aspectos formales, es decir, debo señalar, aunque sea evidente que ha escogido de su histórico arsenal un elemento que definió una etapa de su creación artística como son las bolsas de compras de formato mediano, en esta ocasión, aunque tiene o ha hecho uso de unas dimensiones mayores en épocas pretéritas, esto es o se debe entender como recurrencia en su mensaje de reutilización de materiales desechables, que marcó una época en él.
Otro elemento característico en su producción artística es la utilización de la técnica del collage que predomina en toda la muestra actual, jugando también con el dripping o recurso del chorreado de pintura sobre el tapiz, lienzo o soporte que es la obra misma.
Combina además la técnica del grabado que lo ejecuta y luego lo coloca en espacios centrales o ángulos del cuadro, representa en ellos dos de sus predilecciones temáticas como son el fenotipo de rostros indígena y los petroglifos y esculturas prehispánicas que son además parte de su bagaje o repertorio en su trayectoria como artista y que lo definen culturalmente al tomar posición conceptual e ideológica, identificándose con una de las principales, aunque no única, vertiente del mestizo que llevamos dentro cada uno de nosotros.
Recurre a la más caracterizada tradición de representación de la muerte o la Calaca (uno de los nombres de la presente exposición), de la mano de los mejores grabadores mexicanos, como el maestro Posada quien llevó al máximo esta representación y que Robert, así como sus hermanos, la han incorporado en su quehacer artístico, con ello se vincula a la fecha que hoy vivimos del 2 de Noviembre Día de los Difuntos.
Las aplicaciones de tapas de chibolas o gaseosas y las tarjetas electrónicas, ambas como desecho pero también como enunciación de lo que significan: la penetración cultural con patrones de consumo que nos alejan de nuestras raíces ancestrales y por otro lado nos recuerda que la tecnología ha sido el vehículo de la globalización que nos acerca al mundo desarrollado pero nos pone en riesgos al incorporar patrones culturales diferentes a nuestra esencia.
Quiero pensar que la utilización de recortes de imágenes de personajes famosos de la vida política mundial, de la música, de la religión, del teatro y la comedia, y el humor infantil, son recursos que utiliza Robert para darnos un panorama global o general de la humanidad, del mundo, de la sociedad terrenal en la cual la diversidad es el sello distintivo; nos dice que estamos en un mundo complejo y difícil, y en el cual vivimos de diferentes formas, que la vida y la muerte son consustanciales en nuestro devenir y transcurrir humano.
Toda la muestra es una propuesta ecléctica en su más amplio sentido ya que como las obras monumentales de la arquitectura, la música, el teatro, la danza, utiliza elementos de repertorios diversos, en este caso de técnicas y recursos expresivos que se han atesorado en su experiencia que las puso hoy al servicio de una muestra que nos invitó a dialogar con ella en este día significativo de los Difuntos, para celebrar la vida y no la muerte.
Fotos de Karina Saravia Aguilera.