*Los milagros de la Fuente Milagrosa de Lourdes
Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
Nietos de doña Amelia Benard (qepd), se dieron a la tarea de financiar el proyecto de reconstrucción de la Gruta de la Virgen de Lourdes en la Santa Iglesia Catedral de Granada, donde invirtieron mas de 22 mil dólares, según nos informó don Alberto Arévalo Lacayo.
Las familias Arévalo Lacayo y Pasos Lacayo, dieron los reales para la reconstrucción de La Gruta de la Virgen de Lourdes en Granada. La gruta fue reinaugurada el miércoles 20 de julio 2011, contando con la presencia del Obispo de la Diócesis de Granada, Monseñor Jorge Solórzano Pérez.
En la reinauguración estuvieron presentes, además de las autoridades religiosas, familiares de doña Amelia Benard, quien era devota de la Virgen de Lourdes y algunas familias granadinas devotas de Lourdes.
Luego de terminada la misa, hubo una procesión alrededor del parque, con antorchas, repitiendo este acto religioso propio de la Gruta de Lourdes en Francia. La construcción de la gruta estuvo a cargo del artista granadino Pedro Vargas Mena.
Un poco de Historia sobre la Virgen de Lourdes
La Historia de la Virgen de Lourdes, una de las expresiones más hermosas de la fe católica, data de mediados del Siglo XIX, cuando se dieron las misteriosas apariciones que conmocionaron a la Francia de ese tiempo.
Fueron las apariciones de la Virgen, que iniciaron un 11 de febrero de 1856, cuando el cielo besó a la tierra, marcando un período de fuente de gracia para la humanidad. Bernardita, que era una niña, fue a buscar leña, a instancias de su progenitora y acompañada de su hermana menor, María y otra niña.
El lugar predilecto para recoger la leña era un campo localizado frente a la gruta: Bernardita, una niña muy frágil, se quedó atrás, las otras niñas cruzaron el arroyo. Bernardita habría tocado el agua, la que estaba muy fría.
Se escuchó, en ese momento, cuando Bernardita se descalzaba para cruzar el arroyo, un ruido de viento fuerte que obligó a Bernardita a levantar la cabeza y ver que las hojas de los árboles estaban inmóviles.
El ruido de viento arreció y se concentró en la gruta y en el fondo de la gruta surge una maravillosa aparición delante de ella. Al mismo tiempo sonaban las campanas de la iglesia parroquial y el canto del Ángelus. Fue la primera aparición de la virgen, en medio de una tierna y resplandeciente luz, como todo lo que viene del cielo.
Una señora muy bella, vestida de blanco y una cinta azul, de tejido desconocido, con un largo velo blanco que le caía sobre los pies, envolviendo todo el cuerpo. Los pies mostraban una limpieza y pureza virginal, descalzos, se apoyaban sobre un rosal silvestre.
Dos rosas de color oro, cubría la parte superior de los pies de la Santísima Virgen. Juntas sus manos ante el pecho, ofrecía una posición de oración fervorosa. Tenía entre sus dedos un largo rosario blanco y dorado, con una hermosa cruz de oro. Todo en ella irradiaba felicidad, majestad, inocencia, bondad, dulzura y paz.
Destacaba una frente lisa y serena, ojos azul celeste llenos de amor y sus labios mostraban suavidad y mansedumbre. La señora parecía saludar tiernamente a Bernardita. La niña buscó el rosario que siempre cargaba, e intentó mostrar la Santa Cruz a la imagen, un tanto temerosa de tan impresionante misterio surgido frente así, pero la mano se le paralizó.
En ese momento, la Virgen tomo la Cruz del Rosario y lo mostró, diciéndole a Bernardita que lo hiciera como ella. Bernardita pudo movilizar el brazo. La Señora comenzó a pasar el rosario entre sus dedos y Bernardita comenzó a rezar el suyo.
Al terminar de rezar, la Virgen hizo señas a Bernardita para que se acercara y extendiendo el brazo, se inclinó dulcemente y sonrió, como despidiéndose de Bernardita. La visión desapareció de la vista de la pequeña. Hubieron varias apariciones más.
La segunda aparición fue el 14 de febrero del mismo año, cuando en la población se había regado el rumor de que eran “cosas del demonio”, pero no pasó mucho tiempo cuando el pueblo se convenció del gran milagro.
En la tercera aparición, el 18 de febrero, Bernardita fue acompañada de una señora y una religiosa. Primero fueron a misa de 5:30 de la mañana y luego se fueron a la gruta. La Virgen apareció y Bernardita preguntó si sus acompañantes se podían quedar y la Virgen dijo que sí. Se arrodillaron y rezaron el rosario.
Bernardita le pasó un papel a la Virgen para que escribiera lo que deseaba comunicarle. La Virgen le dijo: “Lo que tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme el regalo de venir aquí durante quince días seguidos”. Bernardita se comprometió y la Virgen le respondió: “Yo también prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en otro”.
El 19 de febrero, Bernardita fue a la gruta acompañada de sus padres y un millar de personas. A partir de este día iba con una vela encendida. El 20 de febrero la acompañaron 500 personas y el 21 varios miles de personas colmaban los alrededores de la gruta.
Con todo y el testimonio de miles de personas, que acompañaron a Bernardita, seguían las burlas y hasta el comisario de policía llegó a prohibirle ir a la gruta. Un médico que la examinó no encontró en ella señales de alucinación, histeria o escape de la realidad. Pero seguía siendo objeto de persecución policial y trato indigno de parte del comisario. El Párroco de Lourdes, la defendió enérgicamente. La postura de Bernardita fue de humildad y firmeza. El 22 de febrero la Virgen no se le apareció, siendo objeto de burla. La niña lloró, pensando que algo había hecho mal, y que por eso la Virgen no se le aparecía.
El 23 de febrero, ante diez mil personas, la Virgen formula, primera vez, una orden a Bernardita. Le dijo: “Y ahora, hija mía, ve a decir a los sacerdotes, que aquí, en este lugar, debe levantarse un santuario y que a el debe venirse en procesión”.
Bernardita se fue a la parroquia a decirle al sacerdote el mensaje de la Señora, lo que el párroco parecía no creer y pidió el nombre de la Señora, a lo que Bernardita dijo no saber. El sacerdote pidió un milagro para convencerse de que era la virgen. Pidió que el rosal sobre el que aparece la Virgen, floreciera.
El 24 de febrero, la población de Lourdes, decidió averiguar que pasaría con la petición del milagro dada por el sacerdote a Bernardita. La niña llegó a La Gruta y se arrodilló, sin atender a los curiosos que la siguieron.
La Fuente Milagrosa
El 25 de febrero, la Virgen ordenó a Bernardita que se fuera a beber y lavarse los pies y que coma de “de la hierba que hay allí”. La niña vio a todos lados y no había ninguna fuente, por lo que pensó que la Virgen la mandaba al torrente y se dirigió allá. La Virgen la detuvo y la mandó a “la fuente que está aquí”, Señaló el fondo de la gruta. Subió y escarbó la tierra, y el agua brotó de profundidades desconocidas.
Bernardita, sin dejar de mostrar repugnancia por la suciedad del agua, terminó bebiendo y lavándose el rostro, lo que causó en los que la siguieron, un sentimiento de que la niña estaba realmente loca.
Pero, por misteriosos designios de Dios, con su débil mano, la niña hizo brotar de la tierra el manantial de los milagros mas grandes que han conmovido a la humanidad.
En próxima edición: Los Milagros de La Fuente de Lourdes