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Nandaime, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
El productor Henry José Gutiérrez Velásquez, productor nandaimeño, ha tenido que vender su preciosa finca agropecuaria, para reunir el dinero necesario para financiar tratamientos y medicinas que los especialistas recetan para rescatar a su esposa de las garras de la muerte.
Henry, de 67 años, de los cuales ha trabajado en la agricultura 47 años. La finca, de 50 manzanas, la adquirió con mucho sacrificio, trabajando en el campo, pero la vendió “hace poco. Me dieron 85 mil dólares por ella”.
Dijo que debió venderla porque “las adversidades de la vida”, lo obligaron a vender tan importante recurso productivo, ya que “hace unos cinco años mi esposa entró en deficiencia renal, en la que le hacen hemodiálisis, en Salud Integral, en Managua, y por cada sesión pago 110 dólares, lo que son 330 dólares por semana”.
“Ya se fue la finca y se fueron dos tractores”
Henry nos relata que en esa lucha por salvar a su amada esposa, “ya se fue la finca, se fueron dos tractores y ahí vamos, pura lucha”. Estuvo sembrando, pero lo ha perjudicado la falta de agua, “porque los ríos se han secado, se bajado de los niveles, debido a los despales del hombre, aunque ha querido sembrar árboles nuevamente, pero ya es tarde”, lamentó.
Además, dijo que los productos químicos están “muy caros, muy altos, los costos de traerlos de otro país. Eso nos ha llevado a, casi la mayoría de los productores, a estar en la cuerda floja, como decimos nosotros…”.
Henry sembraba arroz de riego, pagando altos costos por el consumo de energía eléctrica. Un pozo por ese tiempo andaba los 40 mil córdobas mensuales y ahora (mediados del 2015) ha bajado bastante, porque el Gobierno ha visto la necesidad de eso. Andan pagando como unos 30 mil por pozo”.
Eso del pozo y el consumo de energía es “aparte de lo que es mantener una manzana de cultivos, en la que se invierten un mil 200 dólares por manzana y se anda produciendo unos mil 500 dólares, quedando muy pocas utilidades para la compra de repuestos, maquinaria, pagar seguro, pagar trabajadores…”.
Los pagos principales son: la energía, el agroquímico, la semilla de siembra, importada de otro país, los agroquímicos muy altos, el quintal de fertilizantes, hoy anda por los mil y pico de córdobas, donde tenes que ponerle 6 quintales a la manzana, los agroquímicos que andaba por los 2 mil córdobas el litro, ahora anda por los 3 mil y, así sucesivamente, los costos de agroquímicos son muy altos”, reiteró.
Además dijo que “los costos de la maquinaria también son muy altos. Bueno, las monedas de otros países, nos hace vivir asía, debajo de la sabana”. En cuanto a la actual actividad que realiza don Henry, como productor, dijo que es la venta de servicio de maquinaria.
“También se ha bajado el servicio, debido a que las empresas, a las que nosotros les trabajamos, como Inversiones Arroceras, Arrocera Santa Lastenia, de Malacatoya, están pagando la manzana muy bajo, 85 dólares la manzana, lo que no coincide cuando vamos a dar un abono de una cosechadora”, comentó.
Es un abono de 15 mil 500 dólares cada seis meses, por lo que “al fin tenemos que poner de nuestra bolsa, haciendo prestamos por otro lado y así sucesivamente. Vemos incertidumbre en la agricultura, ahorita”.
Considera que esa situación de mala racha, les cobija “no debido al Gobierno, sino debido a que exactamente hemos tenido un invierno mediocre. La presa de las canoas se secó, la parte alta del Timal no se puede regar con agua natural, el río Ochomogo, donde estoy yo, situado en Nandaime, también se ha bajado en sus niveles, por lo que no se puede regar caña, arroz, la gente está sembrando muy pocas manzanas por lo mismo, que no se encuentra el agua”, martilló.
Dijo haber escuchado de algunos amigos, con los que ha visto programas orientados a apoyar a los productores agropecuarios, pero “como dice el dicho de los toros de largo, quiero sentarme unos dos años y ver qué pasa en este país. Después reactivarme, si Dios me presta más vida, no porque ya voy para el otro lado, también”.