Departamental
Granada, Nicaragua
Presuntamente, civiles armados y policías atacaron la tarde de este sábado una marcha de ciudadanos que protestaban contra el Gobierno en la ciudad de Granada, resultando al menos dos heridos, uno de gravedad.
El ataque a la protesta cívica ocurrió, presuntamente, en el Parque Central de la ciudad, cuando los manifestantes antigubernamentales se movilizaban a pie, en motocicletas y vehículos con banderas de Nicaragua.
Los parapoliciales y policías antimotines dispararon balas y bombas lacrimógenas contra los ciudadanos en la marcha, lo que obligó a estos a refugiarse en casas e iglesias.
La Cruz Roja dio asistencia a dos personas heridas, una en estado grave que fue identificada como Aracely Guadamuz, de 39 años, quien recibió un balazo en el cuello y habría sido trasladada a un hospital de Managua. Un segundo herido sería un niño, cuya identificación y estado de salud fue difícil conocer hasta la noche de este sábado.
“Dios mío, esas son balas”, dijo una manifestante que corría con su hija de cinco años buscando un refugio. Como ellas, los demás participantes en la marcha corrían atemorizadas por las calles de la ciudad.
Julio Cesar Garay, uno de los protestantes, relató que “todo estaba bien y de repente empezaron a dispararnos, son unos asesinos, la marcha no estaba provocando; nos reprimen porque ellos saben que no tienen pueblo que los respalde”, dijo.
“Por favor, no queremos muertes, somos seres humanos que queremos un país libre con paz; no nos asesinen, somos hermanos nicaragüenses, no es justo que no nos dejen marchar si este es nuestro derecho, hay mucha gente que en estos momentos está refugiada en las iglesias”, expresó llorando Claudia Jirón, otra de las manifestantes.
Otros ataques contra manifestantes ocurrieron en el barrio Arroyo Carita, donde aún hay barricadas que sirven como defensa y protección a los habitantes. Los jóvenes permanecen allí atrincherados y cuidándose de los ataques, presuntamente, de las militantes pro gobierno.
Los parapoliciales y antimotines asediaran todas las calles centrales de Granada, desde la Plaza de Xalteva hasta el Parque Central; los comerciantes cerraron los negocios ante el temor de que continúe la represión.