lanacion.com – sáb, 15 dic 2012
NEWTOWN, EE.UU.- Adam Lanza era un alumno distinguido que vivía en un vecindario próspero de la pacífica localidad de Newtown, en Connecticut, EE.UU. a sólo 130 kilómetros al noroeste de Nueva York, donde hasta ayer había registrado un solo homicidio en la última década, antes del segundo peor tiroteo de la historia de este país donde murieron 27 personas, entre ellas 20 chicos.
Vivía con su madre, una mujer que gozaba de la simpatía de los vecinos, que organizaba partidas de dados y decoraba su casa de la calle Yogananda para las festividades de Navidad y Año Nuevo, en el simpático pueblo de 27.000 habitantes, cruzado por un pequeño río muy pintoresco.
En la mañana de ayer, Lanza, de 24 años, se despertó en su casa y tras un acto de locura y violencia asesinó a su madre, maestra de la escuela Sandy Hook de la localidad. Tras el crimen, pasadas las 9 de la mañana, el homicida se trasladó en auto de su madre por las calles del pueblo de 300 años con sus estilizadas iglesias antiguas y frondosos árboles, hasta la puerta del establecimiento educativo primario munido de dos pistolas automáticas y de un fusil de asalto.
El portavoz de la Policía del estado de Connecticut, Paul Vance, confirmó a los medios que "dos empleados de seguridad no le permitieron a Lanza el ingreso en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown", pero de alguna manera logró burlar a la seguridad e ingresó a la institución pasadas las 9.20 horas.
Algunos testigos dijeron que el autor entró en la escuela rompiendo un cristal, pero Vance explicó que los empleados de la escuela "no lo dejaron entrar voluntariamente", pero tampoco quiso ofrecer más detalles. Sí confirmó que todas las armas que tenía legalmente la madre del autor (dos pistolas y un rifle, todas ellas semiautomáticas) fueron encontradas en la escena de la masacre.
A las 9.30 se escucharon los primeros disparos. Lanza ingresó en una de las oficinas de las escuela donde la terapeuta Diane Day, sobreviviente de la tragedia, estaba reunida en una oficina con la directora de la escuela Dawn Hochsprung, con el psicólogo y otros miembros del plantel y un padre de familia sobre el caso de un niño de segundo grado.
"No habían pasado cinco minutos cuando escuchamos íPop! íPop!, íPop!», relató Day al diario The Wall Street Journal. "Yo me escondí debajo de la mesa, pero Hochsprung y el psicólogo se levantaron de sus asientos y salieron del salón para ver qué pasaba. De inmediato fueron acribillados", recordó Day.
Locura asesina
Luego del múltiple asesinato, Lanza concentró su locura asesina en dos aulas, en las que la mayoría de las 20 víctimas tenía entre cinco y diez años.
Enseguida, la policía fue advertida con múltiples llamados al 911 a las 9.36 de la mañana, informó el diario New York Post. "Policías de servicio y de franco" llegaron inmediatamente al lugar, según un comunicado de las fuerzas del orden. Un equipo Swat llegó pasados diez minutos e irrumpió en la escuela evacuando a los alumnos y profesores en estado de shock.
Según Varga, un guardián de la institución educativa corría por los pasillos gritando que alguien estaba armado. "Les dijo, ‘muchachos agáchense, ocúltense’. Fue un verdadero héroe», dijo el profesor, pero no sabía si el custodio sobrevivió a la tragedia.
"La escuela Sandy Hook. Alguien llama indicando que cree que alguien está disparando en el edificio», dijo la operadora de la policía, según una grabación publicada en el sitio del diario en el Internet.
"Al parecer el tiroteo ha terminado. Hay silencio en el lugar», dijo la operadora a las 9:38 de la mañana según el Post. Y a las 9:46 de la mañana, una voz angustiada llamó desde la escuela: "Hay cadáveres aquí. Necesitamos ambulancias».
Para ese entonces, el cuerpo del masacrador, Adam Lanza yacía en el suelo de un aula, luego de suicidarse y fue encontrado a las 9.50, según CNN. La policía pidió a los alumnos, algunos de preescolar, cerrar los ojos cuando salieran del edificio. Los niños, algunos llorando y asustados, hacían filas, se sujetaban con la mano el hombro del compañero que iba adelante y caminaban fuera del establecimiento con la protección de policías.
La noticia se expandió rápidamente entre los padres de los cerca de 600 niños que asistían a esa escuela, muchos de los cuales se precipitaron al lugar para recuperar a sus hijos, provocando una larga fila de vehículos en los accesos.
Todas las víctimas fueron identificadas, informó Paul Vance. "La investigación se realizó durante toda la noche. Nuestro objetivo era identificar a todas las víctimas para aliviar a las familias. Nuestros policías trabajaron toda la noche y pudieron identificar a todas las víctimas", dijo a la cadena CBS.
Las autoridades federales enviaron a Newtown un equipo especial de especialistas de un hospital de New Haven, también en el estado de Connecticut, para ayudar a los habitantes de esta ciudad a afrontar el enorme choque emocional que ha supuesto la matanza.
Los investigadores intentaban indagar lo más posible sobre Adam Lanza, de 20 años, e interrogaron al hermano mayor de éste, Ryan, quien según creen las autoridades no estuvo involucrado en la tragedia. Hasta el momento, las autoridades no han conjeturado públicamente sobre los motivos del ataque. No han encontrado carta o manifiesto alguno, y Lanza no tenía antecedentes policiales.
El Papa, dolorido
Durante el oficio religioso celebrado esta mañana en Newtown, el párroco Robert Weiss leyó una carta del papa Benedicto XVI. "He pedido a nuestro Dios padre que consuele a aquellos que lloran la pérdida de un ser querido y que sostenga a toda la comunidad con la fuerza espiritual que se impone a la violencia a través del perdón, la esperanza y el amor reconciliador", escribió el papa.
"Nuestra fe ha sido puesta a prueba", dijo por su parte el gobernador del estado, Dan Malloy, a la muchedumbre congregada. "No necesariamente nuestra fe en Dios, sino nuestra fe en la comunidad y en quiénes somos, en lo que representamos colectivamente". El gobernador había dicho unas horas antes que el mal ha visitado a esa comunidad.
Obama, volvió a expresar su tristeza
Después del breve discurso de ayer, en el que durante varios pasajes se lo vio limpiándose las lágrimas de sus ojos, el presidente de EE.UU. Barack Obama volvió a referirse a la tragedia esta mañana en su habitual alocución radial desde la Casa Blanca.
Obama, advirtió hoy sobre la necesidad de que la ciudadanía se una y tome una "acción significativa" para ponerle fin a tragedias como la de la matanza de ayer. "La mayoría de los que murieron eran apenas unos niños con toda su vida por delante. Y cada padre en Estados Unidos tiene el corazón dolorido. Entre los caídos también hubo maestros, hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a ayudar a nuestros niños a realizar sus sueños", señaló el mandatario estadounidense, padre de dos hijas.
"Nuestros corazones hoy están rotos. Estamos de duelo por las familias de quienes murieron, y mantenemos en nuestras oraciones a los padres de los que sobrevivieron porque, aunque son afortunados de tener a sus hijos en casa, saben que ellos perdieron la inocencia demasiado pronto", concluyó.
Agencias AFP, AP, Reuters, EFE y DPA