Monitoreo
Nacional
Cuando se exilió a Costa Rica, Rosario Murillo vivió dos meses en la casa de Gioconda Belli. Murillo, hoy la mujer más poderosa de Nicaragua, llegó con su compañero sentimental Carlos Vicente Ibarra y sus tres hijos: Rafael, Zoilamérica y Tino, mientras conseguía trabajo en San José. “Para que te des una idea de la cercanía”, cuenta Belli.
La exitosa escritora nicaragüense fue amiga de Murillo y fue sandinista, pero ahora critica fuertemente lo que considera una “dictablanda”, pues si bien describe al Gobierno actual con las características de una dictadura, afirma que no se compara con la de los Somoza en cuanto a represión y violencia.
En esta entrevista Gioconda Belli habla de la literatura nicaragüense, de sus amigos Claribel Alegría y Sergio Ramírez, ganadores de los más grandes premios de Hispanoamérica en 2017, charla de política, de su ideología, y de los vicios de la gestión de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la cual, explica, ha sustituido al partido Frente Sandinista por una misión vertical de dúo.
Usted es muy activa en redes sociales y critica al gobierno de Ortega y Murillo. ¿Está en contra del Gobierno?
Yo no estoy en contra del Gobierno. Yo estoy en contra de las acciones que hace este gobierno. Porque este gobierno es una mezcla, y hay que reconocer que han hecho cosas muy buenas y que tienen una conciencia diferente que la que hemos tenido durante el tiempo de Arnoldo Alemán. Hay un deseo más de abordar ciertos problemas del país que no había antes, y esto es valioso y positivo.
¿Como cuáles?
Bueno, ideay, la recreación de la gente, el bono que dan a los niños, estaba viendo que repartieron juguetes… O sea, hay cosas que se hacen que son buenas. El estadio que se hizo, las carreteras. Hay una serie de cosas bien. Pero pienso que todo eso, esa bondad… digamos lo benigno de este gobierno se opaca por lo maligno, que es este tipo de cosas que pasó como en La Cruz de Río Grande, las seis personas que murieron y no se ha explicado; el niño y la adolescente. Ese tipo de cosas, que paren las marchas, que hayan destruido la institucionalidad de este país, que estemos totalmente a la merced de este gobierno, porque si amanecen de buen humor está bien, pero el día que quieran reprimir no hay nadie quien los pare. Aquí no tenemos ningún balance ni control del Gobierno. No hay ninguna fuerza que pueda pararlos si hacen algo indebido. Las elecciones, las reelecciones, Rosario Murillo como vicepresidente, estar fundando, de hecho, una dinastía familiar. O sea, lo que hacen con la derecha lo borran con la izquierda.
Todo lo que enumera son características dictatoriales, porque un dictador hace según su gana…
El que dicta. Dicta sin que nadie lo calle.
¿Entonces está de acuerdo en que Nicaragua es una dictadura?
En cierta manera sí. Yo siempre digo que esto es una “dictablanda”. O sea, yo vengo de una generación que vivió una dictadura represora, cruel, sanguinaria, entonces compararlos totalmente con Somoza no me parece. Pero por otro lado me parece que están creando todas las condiciones que tenía Somoza cuando se convirtió en un dictador. A mí mi mamá me decía que cuando Somoza viejo llegó al poder la gente estaba contenta, al principio. Pero el poder absoluto es una cosa muy peligrosa. Para cualquier ser humano. Aunque sea bueno el ser humano. Mucho más si es un ser humano que tiene esa ambición de controlarlo todo.
¿Y cuando me habla de lo bueno que hace la pareja presidencial entonces debemos interpretar que a pesar de lo malo también hay bondad en Ortega y Murillo?
Sí, o sea, ser opositor no quiere decir necesariamente negar todo. Ser opositor quiere decir que vos tenés una posición clara, ética, en relación a cómo funciona un gobierno, y tu obligación es mantener el dedo en la llaga. Nosotros no podemos dejar de denunciar lo que está mal. Hay gente que cree que uno está hablando por hablar, cuando el Gobierno ha hecho parques y esto y lo otro, y que entonces se molestan. Es el caso de la empresa privada, porque uno habla y critica este gobierno, pero este gobierno necesita que uno hable y lo critique. Yo pienso que sin crítica estaríamos dejando simplemente la indiferencia más absoluta y entregándonos a la voluntad de estas dos personas.
Según la Constitución debería de haber entes que fiscalicen el poder y debe haber separación de este poder…
Pero como no hay separación de poderes y no hay quién fiscalice, yo pienso que los medios y las personas que opinan en las redes sociales tienen una responsabilidad de señalar dónde está el problema.