Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
En lo personal, la Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA) fue una experiencia increíble, muy rica, salpicada de sabiduría popular, de amor a un pueblo que luchó, se sacrificó mucho, sangró y combatió hasta las últimas consecuencias por sacudirse a una de las dictaduras más atroces de América Latina.
El pueblo logró su propósito, gracias a la excelente conducción de un partido de vanguardia, en su fase político militar, un partido revolucionario que bajo las siglas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), supo conducir al pueblo hasta la victoria.
Fue toda una gesta, una odisea, en la que destaca la decisión de todo un pueblo, en todos los segmentos de la sociedad. Nadie quería a la dictadura y todos la destruimos, pero no totalmente. Su germen aún persiste, toma vida en ambiciones personales de líderes desviados del propósito original.
Pero ese es un tema posterior, que abordaremos responsablemente, de modo que se haga un esfuerzo por decir las verdades históricas que se deben decir. Siguiendo con la CNA, para mí, fue la gran oportunidad histórica de mi vida, de aportar a una tarea tan hermosa, con tanto olor a libertad, ya que se buscaba romper las cadenas de esa escoria llamada ignorancia, de la que las paralelas históricas se nutrieron y no estaban nada interesadas en romper esas cadenas.
Las cadenas del analfabetismo era parte del sistema de injusticia social y económica, en el que solo un pequeño grupo de privilegiados tenía la opción de educarse, de formar, de salir adelante, de tener las herramientas necesarias como para transformar la naturaleza en bienestar de la humanidad y no de explotadores y especuladores extraen nuestros recursos con el fin miserable de amasar grandes fortunas personales, dejando a las grandes mayorías desprovistos hasta de los más básicos elementos para la subsistencia.
En ese sentido, vi mi gran oportunidad, esa oportunidad de amasar satisfacciones del deber cumplido, de haber sido parte de todo un cambio radical en la vida de las personas que siempre fueron ignoradas, menospreciadas y despreciadas por quienes solo sabían sacarle sangre, sudor y lágrimas para alimentar su panza, bolsillos y cuentas bancarias.
Eso me pareció algo precioso, y hasta me froté las manos al tiempo que pensaba: “esto me ha tocado a mí en la Historia de Nicaragua. Tengo algo que heredar a las generaciones futuras: Aportar mi granito de arena para sacar a mi pueblo de la ignorancia”.
Fase organizativa de la CNA
Los principales gestores del gran Ejército Popular de Alfabetización (EPA) a nivel nacional, nos encomendaron a los militantes sandinistas que estábamos al frente de la Juventud Sandinista en Granada, la organización de los estudiantes y su preparación para la batalla contra el analfabetismo.
Todos nos vimos fascinados con la idea. Por cierto, los militantes sandinistas Julio Alemán y Alvaro Torres, ya habían comenzado a organizar a los muchachos en un fuerte núcleo juvenil, en cada centro de estudio de secundaria.
Este grupo bastante consolidado provenía del Instituto Nacional de Oriente Pedro Aráuz Palacios, Escuela Nacional de Comercio, Colegio María Auxiliadora, Profesional María Auxiliadora y Colegio Salesiano, básicamente.
Entre los primero militantes organizados en la Juventud Sandinista en Granada, están: Martha Palacios, Estrella Maltez Pomarez, Martha Chamorro, Martha Garay Meneses, Guillermo Marenco, Mayra Granizo (quien apoyó mucho con la organización de la niñez en la Asociación de Niños Sandinistas ANS), Nelly Miranda, Inés Miranda, Danilo Valencia, la Chinita López Gutiérrez (hermana de Fernando), Róger Flores, Belinda Hudson, Danelia Jarquín, Fernando Mendoza (Chito), Auxiliadora Castillo, Fernando Paladino, los hermanos Benjamín y José Veliz, Francisco Borges, y muchos más que aportaron sustancialmente a la construcción del brazo juvenil del FSLN, la Juventud Sandinista 19 de Julio.
Estos muchachos, algunos de ellos rascando los 14 años (como Róger Flores e Inés Miranda), significaron la piedra angular, la columna vertebral sobre la que se lanzó toda una ofensiva organizativa del Ejército Popular de Alfabetización (EPA) en Granada.
Esto significó realizar toda una campaña propagandística: marchas en las calles, tomas de radios portando como armas lápices y cuadernos, giras a lugares montañosos, ensayos de alfabetización y entrenamiento en aspectos básicos de la disciplina militar, la disciplina de los guerrilleros en la montaña.
Se procuró animar a la juventud bajo conceptos políticos-militares propios de la organización de las guerrillas que combatieron a la dictadura en campos, montañas y ciudades. A los muchachos y muchachas les fascinó la idea y no escondían su orgullo de marchar en las calles y de realizar giras a lugares escabrosos. Física y sicológicamente, los estudiantes fueron preparados para realizar la gran tarea en los lugares más inaccesibles, donde pudiera ocultarse la ignorancia. La idea era combatirla en cualquier lugar que se encontrara y aniquilarla.
Para la tarea se necesitaba preparar a los jóvenes desde el punto de vista físico, psicológico, político y social. A lo que se suma la preparación en materia de educación, el manejo de las cartillas, metodología, que estaba a cargo de los maestros, de maestros como el profesor de generaciones José Mondragón.
Los maestros, en general, desarrollaron una labor increíblemente estratégica, porque sobre sus hombros cayó la preparación pedagógica de los brigadistas. Los maestros demostraron mucho valor y coraje, porque además de enseñar a los que iban a enseñar, debían disponerse a cambiar sus condiciones de trabajo por más de 5 meses. Su labor magisterial salía de las aulas a los montes, a trabajar en las comarcas, en las comunidades, donde debían lidiar, igual que los alfabetizadotes, con los molestos mosquitos, las fueras y serpientes que no era raro encontrarse en los caminos. Eran los asesores técnicos, los profesores guías de los alfabetizadores.
En la organización del EPA, muchas veces se hizo sentir en Granada, el avance marcial de las escuadras, columnas y brigadas, que a su paso hacían temblar la tierra. También coreaban consignas contra el analfabetismo, que resonaban en las calles granadinas, amplificadas por esa acústica característica de sus enormes casonas coloniales y casas solariegas, que abundan en la ciudad más antigua del Continente sobre tierra firme.
Listos y a la batalla
Una vez que los brigadistas estaban listos, preparados física y mentalmente para cambiar de ambiente, para remontarse a terrenos inhóspitos, montañas escabrosas, se comenzó la organización del país y la escogencia de los cuadros de la Juventud Sandinista que marcharían al frente de las brigadas en los departamentos.
Los jóvenes, después de dar el primero paso, no pararon de andar jamás, como bien lo decía el maestro, militante sandinista y miembro de histórica Dirección Nacional del FSLN, Ricardo Morales Avilés.
Memorias de alfabetizadores que sembraron la semilla de la educación y la cultura en campos y montañas de Rio San Juan
En los tiempos de la lucha contra a dictadura, existía una consigna sandinista que decía: “En la montaña enterraremos, el corazón del enemigo”. La consigna fue como una premonición de lo que en el futuro depararía al pueblo nicaragüense.
En las montañas no solo se enterraría el corazón de la tiranía somocista, sino que también el corazón de la ignorancia, que tanto explotaron los dictadores y cadillos.
Los brigadistas granadinos que escriben sus memorias, revelan en cada letra, en cada línea, una pasión, un amor por sus compatriotas, por quienes no solo estaban marginados de todos los servicios básicos para la existencia humana, sino que también del conocimiento, la educación, que permite abrir los ojos al ciudadano y tener una mayor conciencia de sus derechos y obligaciones para con la sociedad.
Se puede percibir amor y pasión por la maravillosa tarea de alfabetizar en los relatos de los brigadistas Estrella Maltez Pomarez, actualmente directora de un medio radial, graduada en la antigua URSS; Ana Rosa Morales, especialista en archivos y documentos históricos; María Teresa Sovalbarro, maestra pedagoga y Martha Lorena Palacios, economista y vendedora de seguros.
También percibimos el olor a monte, el paso de los reptiles en la hojarasca, el canto de los pájaros, el rugir de los tigres y tronar de las ramas al paso de los poderosos monos congos. Percibimos los caminos salpicados de pavones, de garrobos que se arrastran rápidamente entre las hojas secas, asustados por la presencia humana.
Estos relatos nos dan la idea de lo que los jóvenes fueron a enseñar y de lo que fueron aprender, cuando se inclinaron al pie de la vaca, exprimiendo la ubre y sacando los chorros de leche que tomaron calientita, a veces mezclada con pinol o pinolillo, Lo que aprendieron cuando debieron ayudar a sus “padres” campesinos, a sembrar los frijoles o el arroz, para asegurar el pan de cada día en la mesa campesina. Generalmente el campesino no vive de un empleo, vive de la tierra. Todo lo que necesitan lo extraen de las entrañas de la tierra, que es una bendición de Dios. Todo eso lo vieron y aprendieron los muchachos y muchachas de la ciudad. Algunos muchachos y muchachas se quedaron en la montaña, prendados por un amor “a primera vista”. Algunas muchachas regresaron a casa “amarradas” con un nuevo novio o con su primer novio. La verdad es que la experiencia no fue en balde, los jóvenes aprendieron a crecer, en todo la extensión del sentido de la palabra. Podría atreverme a asegurar que el 99% de los jóvenes que alfabetizaron, son ahora hombres y mujeres de bien.
A continuación los testimonios:
MARTHA LORENA PALACIOS
De mi experiencia puedo decir, que nuestra escuadra se llamaba “Ricardo Morales Avilez”, éramos aproximadamente 30, yo era la responsable de esta escuadra, todas pertenecíamos a la Escuela Nacional de Comercio, éramos de IV y V año, nuestro destino era el Departamento de Río San Juan.
Abordamos el barco como a eso de las 6 de la mañana de un día del mes de marzo, íbamos en el lanchón Río San Juan, viajábamos como 300 alfabetizadores. El viaje fue algo inolvidable y espectacular, una experiencia única. Llegamos al puerto de San Carlos y luego nos llevaron a la Finca Santa Fe, llegamos como a eso de la 8 de la noche, nos quedamos en Melchora y a la mañana siguiente nos dividieron y nos ubicaron en grupos de 5 a 10 alfabetizadores.
Nuestro destino fue San Isidro una comarca del municipio de Las Azucenas, queda como a dos horas de San Carlos. San Isidro queda a dos horas a pie de Las Azucenas. En este sitio, nos quedamos: Auxiliadora Baez, Clementina Urbina, Vilma, no recuerdo el apellido; Rosa Martínez e Ivania Abea, luego se nos unió Ana Rosa Morales luego de tanta insistencia de mi parte y todo lo que le describía en mis cartas, pues no tuvo otra opción que llegar y yo, como responsable de ese grupo. En San Isidro recuerdo a nuestro asesor técnico el profesor Alfredo Escorcia, habitante de la comunidad, con quien nos reuníamos semanalmente para evaluar nuestro trabajo.
Yo estuve alojada en la casa de la familia del señor Francisco Bonilla, mi papá Chico a como lo llamaba cariñosamente, y mi mamá Juanita su esposa, me enseñó a hacer tortillas, luego de tanta práctica me dijo que ya las hacia mejor que ella pero no era cierto las tortillas de mi mamá Juanita eran incomparables. Tenían tres hijos viviendo con ellos y una en Juigalpa.
De mi experiencia puedo contar que ayudaba en los quehaceres de la casa, nos bañábamos en una quebradita que estaba cerca de la humilde casita, que por cierto ni siquiera tenía puerta, esa era la arquitectura que predominaba en ese sector en esa época. Comíamos lo que esas pobres personas podían compartir con nosotros, nos abrieron las puertas de su casa, la verdad que no habían puertas, pero si nos abrieron las puerta de su corazón, pasamos a formar parte de sus vidas y ellos de la nuestra.
Nos reuníamos una vez al mes en Las Azucenas, y nosotras bajábamos cuando necesitabamos comprar algo que nos faltara. En Las Azucenas quedó Fernando Paladino, según los muchachos «dándose la gran vida» junto con el famoso Erick Salazar con quien tuve muchas diferencias, la verdad que se daban la gran vida y nos maltrataban, yo me enfrentaba al famoso Erick y no le gustaba lo que le decía, hasta que un día llegó Augusto Cermeño a las Azucenas, le comenté el asunto y me propuso irme a San Carlos para colaborar con ellos, pues eso fue como a unos dos meses de que concluyera la campaña.
En San Carlos que era la cede departamental conocí a William no recuerdo el apellido a Iván Taleno, ambos de Masaya, eran del colegio Salesiano y formaban parte de nuestro equipo de trabajo. A propósito a Iván me lo encontré un día de estos en Masaya, me detuve para preguntarle una dirección y el pobre andaba bien tomado, lo reconocí y le pregunté Ivan?, si y me respondió esa cara, Rio San Juan, él también me recordó.
Cuando concluyó la campaña fue un momento inovidable. Recuerdo como nos esperaban todos en el muelle de Granada, aun recuerdo la cara de alegría de mi padre que me esperaba junto a mis hermanos. Luego el 23 de Agosto en la Plaza de la Revolución en donde nos reunimos todos los alfabetizadores con nuestro uniforme jeans y cotona gris para celebrar un triunfo más.
Ivania Abea vive en San Francisco, y Rosita Martínez también está en Estados Unidos, el resto permanecemos en Nicaragua. Yo estudié Economía y trabajo como corredora de seguros en la correduría Prisma Corredores de Seguros. Trabajo para todas las compañías de Seguros.
Pero la Cruzada de Alfabetización no terminó el 23 (agosto 1980) siguió mucho tiempo mas, ya que en mi caso mi mamá Juanita vino a visitarme en dos ocasiones, también vino Rosita mi hermana postiza y yo regresé un año después para visitarlos. Actualmente perdí contacto con esa que fue mi familia. En Febrero de este año (2011) fuimos con un grupo de personas de trabajo a Río San Juan, hicimos el mismo recorrido por el Lago de Nicaragua. San Carlos ya no es el pueblito que conocimos hace más de 30 años, es un importante puerto, con un malecón espectacular, lleno de turistas, sus calles están todas adoquinadas, y tiene muchos restaurantes. En nuestro recorrido llegamos hasta Solentiname, una paradisíaca isla en el Lago de Nicaragua.
Espero que esta vivencia sirva para tu proyecto. Augusto, recibe de mi parte el cariño, respeto y admiración de siempre.
Martha Lorena Palacios.
21 Agosto 2011
Vivencias de la Cruzada Nacional de Alfabetización 1980
Brigadista: Ana Rosa Morales Sequeira
Edad : 18 años
Ubicación: Comarca San Isidro, Las Azucenas Depto. Río San Juan
Centro de estudios: Escuela Nacional de Comercio
Año o Curso: VI Año Secundaria
EQUIPO DEL ESTADO MAYOR DE LA JUVENTUD SANDINISTA
Coordinador Departamental de la Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA) en Río San Juan : Augusto Cermeño
Representante Técnico : Belinda Hogdson
Coordinador Técnico de Las Azucenas: Profesor Leonel Castillo
1.Fernando Paladino
2.Bismark Bodán
3.Erick Salazar y otros
DESPEDIDA DE MIS PADRES PARA PARTIR A LAS MONTAÑAS DE RIO SAN JUAN
Por primera vez salía de mi casa a una zona desconocida y cruzando a lo ancho el gran Lago de Nicaragua. Fue una gran hazaña inolvidable que cada año la recordamos y cuando nos encontramos con las personas que desean intercambiar o conocer de nuestras vivencias, de escuchar nuestras experiencias nos sentimos muy orgullosos de haber sido partícipes de esa gran misión que nos encomendó la Revolución.
Pues bien, mi padre era un señor que me cuidó demasiado y no era de la idea que alfabetizara tan largo. Era un padre ridículo, desconfiado y cuidadoso, pero un gran padre que me enseñó buenas costumbres hogareñas al igual que mi madre, y querían lo mejor para mí.
Después que recibí el cuarto taller para alfabetizar, me habló claro que no estaba de acuerdo y no tenía permiso. Pero ya tenía decidido irme sin consultarle nada porque me podía volver a decir que no y por eso alisté mi mochila con mis cosas personales, la puse en casa de un vecino y a escondidas de mi padre me marché.
Mi madre fue la única que me fue a despedir al muelle para mi embarque. La observé triste y preocupada porque de regreso a casa mi padre le iría a reclamar por mi partida.
A los 15 días de estar alfabetizando llegó la primera encomienda que enviara mi padre y una carta en la que me expresaba que se sentía orgulloso de mí porque estaba participando en una gran obra social para el desarrollo de mi país, que perdonaba mi actitud porque me fui sin permiso y que me portara bien, que me cuidara, que quería verme igual como el día que partí a la montaña.
Su carta me impresionó. Esta carta me dio más ánimo y comprendí que ya mi padre estaba de acuerdo en cumplir mi compromiso como estudiante y como nicaragüense para sacar de la ignorancia a los campesinos.
MIS VIVENCIAS CON MI FAMILIA CAMPESINA
Me ubicaron en la Comarca de San Isidro en una casa donde se hacía mucho alfeñique. El jefe de familia, mi padre campesino, tenía casi 85 años y su esposa aproximadamente 55 años, doña Conchita, con 6 hijos y un tierno de 2 meses. Me asignaron una cama forrada de cuero de vaca. Aquí aprendí a pilar arroz, arrancar frijoles, pues mi padre campesino salía desde las 4 de la tarde a un cerrito a una distancia de dos kilómetros nada más de la casa. De regreso a casa traía arroz para pilar y sus frijoles, a veces la caña, que también aprendí a majarla para hacer alfeñiques.
Recuerdo los nombres de mis hermanos campesinos y mis alumnos: Arcadio de 18 años, Juan de 14 años, Rosita de 10 años, Lupita de 9 año, María de 8 años, las clases las impartía por la tarde, de 2 p.m. a 5 p.m. que era el mejor tiempo para ellos. Entonces por la mañana después de ayudar a los oficios de la casa planificaba diariamente para impartir la lección que correspondía diario. Me recuerdo que aquí alfabetice a 4 adolescentes y 3 adultos incluyendo a mi madre campesina
Aquí en la montaña aprendí a independizarme, y a prepararme como una joven llena de alegría y esperanza. Alfabetizar nunca me lo imaginaba pues nunca había dado clases y menos a personas mayores o de mi misma edad, pero la preparación estudiantil y los estudios de la metodología a través de los cuadernos del alfabetizador me permitieron cada día aprender de pedagogía. Tomé conciencia de la labor de enseñar a las personas humildes, de concientizar al alfabetizado, convivir en malas condiciones, de acostumbrarme a despertarme de madrugada oyendo los animales, el canto de los pájaros y el silbido que daba la montaña, por la noche.
Recuerdo que un señor llamado Francisco era curandero de piquetes de culebras me obsequió un tuquito de bejuco no sé de qué, lo hizo en cruz y me dijo que si algún día me picara una culebra en el camino que mordiera ese bejuco.
Aquí poco comía porque hacían dos tiempos, uno en la mañana y el otro a las 4 de la tarde. Se comían frijoles sin freír y tortillas muy grandes. Mi familia era muy pobre, tan solo sobrevivían del trabajo que realizaba el señor y dos adolescentes.
Había un jardín muy lindo con plantas como las azucenas, lirio tropo, margarita, disciplina, etc. Al inicio me daba miedo las noches, el ruido de las culebras, las bestias bravas que encontraba en el camino, pero poco a poco nos fuimos acostumbrando.
PARTICIPACIÓN EN OTRAS ACTIVIDADES SOCIALES CULTURALES
Cuando la brigada internacionalista de médicos visitó las comarcas para brindarles anteojos que llegaron de Alemania y creo Rusia, apoyé para visitar las casas para realizar examen de la vista manual a través de unos dibujos o letras en un pedazo de papel, cartón o cartulina que teníamos a mano para las personas que necesitaban anteojos. Recuerdo que el que miraba mejor con el anteojo propuesto se quedaba con él.
También recopilé información sobre algunas plantas medicinales que nacen en esa zona y de los secretos de la montaña, costumbres, hábitos de la comarca.
Para el día de las madres realizamos un acto cultural con toda la comunidad y compuse una cancioncita con el fondo Historia de Amor que la canté con dos compañeras que dice:
A las madres de la Comarca San Isidro
Hoy este día tan hermoso para ti
todas nosotras nos sentimos muy feliz.
Pues eres tú nuestra mamá,
en este año de la alfabetización .
Te agradecemos tu voluntad, todo tu amor y tu amistad (Coro)
Es nuestro canto un sentimiento de humildad
por la experiencia que vivimos junto a tí,
con el decir, queremos hoy
complacerte y saludarte a la vez
Te agradecemos tu voluntad, todo tu amor y tu amistad…..
Nosotras nos iremos muy pronto de aquí
y en nuestras mentes tu rostro siempre estará.
al recordar, al recordar , estos momentos
que pasamos hoy aquí.
Te agradecemos……………… (Bis)
CONVIVENCIAS CON MIS COMPAÑERAS DE ESTUDIO
Me tocó convivir con un grupo de compañeras de estudios que nunca bajaron la guarda, siempre dispuestas a alfabetizar, había una muy inquieta que casi la arrastra un campesino con problemas de mente porque le gustaba caminar sola y a una gran distancia, era Ivania Abea que hoy se encuentra en EEUU. Todas intercambiábamos experiencias en cada taller que compartíamos. Fuimos un grupo de 9 jóvenes ubicadas en cada casa.
En Casa de Guadalupe Aguirre, ubicaron a Clementina Urbina.
En casa de Alejandro Aguirre, ubicaron a Auxiliadora Baéz.
En Casa de Demetrio Salieron, ubicaron a Vilma Urbina.
En casa de Serapio Talavera, ubicaron a Rosa Angélica Martínez.
En casa de Alfonso Almansa, ubicaron a Auxiliadora Portobanco.
En casa de Francisco Bonilla, ubicaron a Martha Lorena Palacios.
En casa de Pedro Moreno, ubicaron a Ana Rosa Morales.
En casa de Moisés Torres, ubicaron a Ivania Abea.
Mi amiga más cercana era la compañera Martha Lorena Palacios, con ella me bañaba en la quebrada que quedaba entre las dos casas (la de ella y la mía). Ella era la jefa de escuadra y con quien tuve más confianza, fuimos muy buenas amigas. Una vez nos montamos en un caballo muy grande negro propiedad de la casa donde ella vivía. Como queríamos llegar a caballo a la reunión técnica, recuerdo que el técnico se llamaba profesor Alfredo Escorcia, quien se ponía de acuerdo con Martha Palacios para bajar las líneas metodológicas y evaluar el comportamiento nuestro y el nivel educativo de los alfabetizandos. Este señor técnico lo vi cuando llegué de visita por la zona en el año 1982. Pues bien, el caballo se fue en un gran charco tipo pantano y las patas estaban muy pegajosas, aterradas y nosotros sentadas en el lomo del caballo, por suerte que al pasar unos campesinos se metieron y nos sacaron llenas de lodo. Reímos a carcajadas y luego nos fuimos a bañar de nuevo y nos cambiamos ropa. Fue la única vez que llegamos un poco tarde a la reunión pero llegamos a tiempo. Nunca aprendí a montar caballos, solo mi amiga Martha Palacios.
Un fin de semana un grupo de compañeras salimos a visitar a una señora que estaba enferma y pasamos unos cafetales, como iba sin mis anteojos no me fijé y casi pego mi cabeza con una rama donde descansaba una culebra llamada Bejuquilla, pero a lo inmediato la compañera que me seguía era Auxiliadora Báez que con su vista fuerte me dijo que no me moviera, quedó viendo al animal y la aquietó con la mirada. Poco a poco se fue deslizando de la rama y desapareció de nuestra vista.
Otro día fuimos invitadas a una comarca llamada El Consuelo y caminamos 5 horas para asistir a una actividad de la comunidad. De tanto caminar llevábamos hambre y sed, en el camino encontramos una bolsa de picos (pan) que pensamos se le pudo caer a alguien, pero el correo de la Cruzada nos indicó que aguantáramos mientras llegábamos la actividad y conseguir comer ahí porque podía ser una seña y que ese pan podía tener veneno, que mejor no se tocara.
Participamos en la construcción de una escuelita casi al centro de la Comarca. Todas le ayudamos a los campesinos a limpiar el terreno, a pasar tablas, a ejecutar la campaña de sensibilización a los demás miembros de la Comunidad para que brindaran su apoyo a este proyecto de construcción que quedó en la comunidad.
Fuimos invitadas a la comarca San José el 28 de junio 1980 donde estaba la brigada de las alfabetizadoras del colegio Profesional y ahí se dio la primera promoción de los afiliados de la Juventud Sandinista 19 de Julio, celebrándose con entusiasmo y jubilo revolucionario.
Ya para el 30 de junio 1980 participamos de la gran concentración de la Juventud Sandinista 19 de Julio, en San Carlos, ahí nos esperaban junto con el Secretario Departamental de CNA Augusto Cermeño y los representantes nacionales. Todos los jóvenes prometimos cumplir nuestro compromiso como jóvenes nicaragüenses al servicio de la educación y la transformación del Estado.
Recibíamos charlas políticas donde se nos informaba de la coyuntura de nuestro país para ir asimilando las transformaciones sociales y económicas de nuestro pueblo.
Al finalizar el período de clases los alfabetizados ya empezaban a leer el Sostenimiento 19 de Julio que era un folleto para leer mejor. Logramos formar en la comunidad 4 CEPS
MATERIALES DIDÁCTICOS Y METODOLOGÍA APLICADA
1.Cartillas básicas
· El Amanecer del Pueblo
· Cuaderno de educación sandinista de lexto-escritura
· Calcula y reactivación, una sola operación
· Cuaderno de prácticas.
2.Para capacitadotes
· Cuadernos de educación sandinista
· Tareas permanentes MED, CNA, División pedagógica
3.Para brigadistas
· Cuaderno de educación sandinista
· Orientaciones para el alfabetizador
· Instructivos para elaboración de materiales de apoyo para el aprendizaje
· Manual del brigadista
· Manual para coordinadores de educación popular
· Manual de promotor popular. Fase de sostenimiento
4.Cartillas auxiliares.
· Cartilla de la malaria para los brigadistas de la CNA
· Cartilla de salud para el alfabetizador
· La Revolución y el campo. (Publicación del INRA para los brigadistas)
· Estudiando Nicaragua. Guía metodologiaza de Ciencias Naturales y Estudios Sociales para brigadistas.
· Hojas de encuestas y pliegos sobre organización
· Una veintena de afiches. una docena de tarjetas postales
· Además materiales de apoyo, de evaluación y publicaciones de apoyo.
El método fue de carácter mixto en el que se combinaba el aspecto psico-social con el global, el análisis y la síntesis. El psico-social porque toma del método de Freire la lectura de una fotografía real que incita a un diálogo entre el alfabetizando y el alfabetizador
En el aspecto global, porque especificaba un mensaje político recogido en una oración que era resaltada por el alfabetizador y esta actividad animaba la metodología. En el análisis, porque se separaba la palabra clave subrayada en la oración mensaje. La lectura de palabra silaba por sílaba cuyo sonido habría que practicarla y en el proceso de síntesis había una combinación del sonido consonante con cada vocal hasta lograr una formación de nuevas palabras y oraciones cortas con estas palabras y las ya creadas por los alfabetizandos.
REGRESO DE LA CRUZADA NACIONAL DE ALFABETIZACIÓN Y SU SIGNIFICADO HISTÓRICO
La despedida en Las Azucenas el 21 de agosto de 1980 donde nos entregaron el certificado de la alfabetización bien ganado para luego asistir el 23 a la capital a celebrar la Culminación del primer proyecto de la Revolución la Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA).
A mi regreso mi familia me esperaba con los brazos abiertos y con una gran cena. Vine un poco enferma, cansada y triste porque nos habíamos adaptado al sistema del campo. Mi padre contento pero un poco desconfiado, me llevó al médico para atender mi salud y recuperarme.
Al regresar de la Cruzada Nacional de Alfabetización mi madre me contó que mi padre me recordaba mucho y lloraba cuando escuchaba mi música de la juventud de esa época, una de mis canciones era Please dont go (Por favor no te vayas) que estaba de moda.
La Cruzada Nacional de Alfabetización tiene un gran significado histórico cultural en cada corazón de la juventud de los años 80. Fuimos un ejército de alfabetizadores que supimos llevar la educación a todos los rincones de nuestro país. Fue una experiencia inolvidable en donde logramos adquirir conciencia de la realidad en que viven las familias campesinas y también las de la ciudad, lo que contribuyó a que poco a poco nos convirtiéramos en una fuente inagotable de cuadros por y para la Revolución, lo que nos legó esta gran experiencia, fue un tipo nuevo de estudiante y un nuevo tipo de maestro(a), e hizo posible que los conocimientos y las experiencias compartidas sirvieran para implementar un nuevo Sistema Educativo en Nicaragua.
Es importante destacar que en plena montaña aprendimos a mantener una disciplina consciente, las normas y procedimientos de una organización juvenil como lo fue el EPA (Ejército Popular de Alfabetización) sirvieron para darle vida a la situación que vivían los campesinos y eso nos permitió llegar a ser protagonista de la realidad campesina. Considero que fielmente cumplimos con la misión “Alfabetizar en cualquier lugar que se asignara”.
Por la ejecución del proyecto de la Alfabetización, Nicaragua fue ejemplo de emulación ante la UNESCO y desde que se organizó la Cruzada, este organismo lanzó un llamamiento a todos sus estados miembros, a todos los gobiernos, a las personas de buena voluntad para que contribuyeran al esfuerzo que nuestro país estaba haciendo porque necesitaba recuperar su dignidad como pueblo y su identidad cultural que son pilares fundamentales de todo un proceso de liberación. Todos estamos claros que nuestro pueblo vivió muchos años de oscuridad por una Dictadura que no queremos que regrese jamás.
23 marzo 1980 (Inicio) 23 Agosto 2011
ESTRELLA MALTEZ POMAREZ
Como todos saben de la cruzada de alfabetización de 1980, era algo nuevo para los jóvenes nicaragüenses, donde todos de los que participamos lo hicimos por amor a una revolución, a un cambio.
Bueno eso fue lo que yo sentí en esa época y como joven y miembro de la juventud Sandinista 19 de Julio participe en la Cruzada de Alfabetización con alegría y entusiasmo, con el objetivo de alfabetizar y hacer un buen trabajo como alfabetizadora, pero por supuesto sin que faltara la alegría.
La escuadra a la que yo pertenecí se llamaba “Ricardo Morales Avilés” y mi rumbo fue a Río San Juan, donde la mayoría de los estudiantes de la Nacional de Comercio de los años 80 participamos en esta asombrosa alfabetización, donde también nosotros aprendimos de los campesinos.
Bueno les diré, me embarqué hacia Río San Juan, alegre, contenta, pensando solo en cosas buenas, bonitas; era la primera vez que salía de mi hogar, salía a como dicen de las faldas de mamá. Me fui un poco triste y melancólica por dejar a la familia, pero también iba contenta porque, bueno, un secreto: también en ese viaje iba el chavalo de la película, mi novio de chavalada, pero solo le voy a poner sus iniciales, D.M, también estudiante de la Escuela de la Nacional.
Durante el viaje todo era alegría, contento, risas, pero al llegar a Las Azucenas llego el primer momento triste: la separación de los compañeros y, por supuesto, de mi novio que lo mandaron a alfabetizar a Mata de Caña. Yo fui enviada a Melchorita y así nos fueron separando y comenzaron los llantos de mi parte y de los compañeros que fuimos enviados a distintas comarcas. A esto se le suma la oscuridad y ver las grandes montañas. Habían caminitos que teníamos que recorrer con la técnica Ligia Bejarano, quien nos tenía preparado el hogar donde viviríamos; bueno por suerte me toco vivir con una familia a todo meter, buena, tranquila, que fueron como mi segunda familia. Esta familia estaba compuesta por Don Luís Abrahán Cortes, su señora Patrosinia y por su cuatros hijos pequeños, uno de mis amigos decía: “Estrella es fuerte y valiente”, pero que va! de alegre si, de carácter fuerte también, pero de valiente que va.
La primera noche no dormí, en mi nuevo hogar, en una casa abierta y una hamaca, no dormí de miedo por los congos (monos) y en mi mente pasaba que en cualquier momento entraría un tigre a la chocita de tabla. Solo había una pequeña habitación con puerta donde dormía doña Patrosinia y sus hijos, porque don Luís Abraham, su esposo, dormía en un pequeño alto también abierto. Así pase sin dormir la primera semana ya que me sentía a la intemperie, pero en esos días con la conversación de doña Patro, a como yo la llamo de cariño, me la fui ganando y ella me pregunto si sentía miedo respondiéndole yo de inmediato que sí, a partir de ese día pase a dormir a la habitación con puerta cerrada con doña Patrocinia y sus hijos.
Bueno para ya no cansar tanto, fueron pasando los días, comenzaron las clases y me toco un grupo de de 12 personas de entre 13, 17, 20 años, de los cuales me sentí satisfecha porque todo aprendieron a leer y a escribir y cumplí mi misión.
Bueno en la cruzada me quede sin novio por que éste ya tenía otra chavala, me contaron mis amigas que habían quedado ubicados en Mata de Caña.
Pasaron los días, empezaron las lluvias fuertes y con ella la culebra en todas partes a la que le teníamos horror. Los campesinos de Melchorita escucharon mis gritos y salían a socorrerme. Tuve una familia maravillosa que me decían: “Estrellita queres comer carne?”, a lo que yo le respondía y de donde, y decía don Abraham: “mujer (así llamaba a su señora) encienda el fuego”, eso era como a las 9 de la noche y regresaba don Luis con un venado, al que preparaban riquísimo.
Esos meses fueron bonitos, de intercambio de conocimiento. Nunca aprendí ni hacer tortilla y mucho menos a ordeñar vaca; pero yo a ella la hice hacer un baño de palo y saco me hicieron mi pozo, porque a pesar de que me gustaba ir a bañarme a la quebrada no podía bañarme bien, tranquila, como Dios me mando al mundo, tuve que hacerlo en short, camiseta porque todos iban a bañarse a la quebrada pero después obtuve mi baño y la quebrada se convirtió en mi lugar favorito para disfrutar, a pesar de que los congos (monos) con sus sonidos sonoros me recordaban que no me confiara mucho.
Me gusto montar a caballo y me gusto mucho, pero la fiesta en la casa escuela no me gustaban, solo una vez participe en una fiesta, pues me parecían palmada ya que eran solo con los brigadistas ubicados en Melchoritas y no habían chavalos con quien bailar las baladas románticas como la canción Por favor no te vayas (Please don`t go), Que nos entierren juntos y otros temas que estaban de moda.
Así los días fueron pasando entre alegría, miedo, a veces tristeza, añorando el hogar materno. En varias ocasiones me escape a San Carlos con mis amigas Rosalía Bonilla, Alma Montiel, María Elena Tapia, María Lara, Ivania Carranza y María Teresa a la discoteca de San Carlos. Y a como dice el dicho después de un gustazo un trancazo, nos toco dormir en la acera, bueno dormí digo yo, pues no pegaba el ojo por miedo y miraba tranquila a mis amigas hasta que roncaban, también nos teníamos que esconder de los grandes jefes porque si no nos sancionaban. Nos tocaba escondernos de Erick Salazar, de Fernando Paladino y no me recuerdo de quien mas.
Nos gustaba irnos a bañar al Rio Melchora, en una de esas vi de lejos a Augusto Cermeño, quien no recuerdo su cargo, solo sé que también era jefe, y de largo nos saludamos, él iba tranquilo en un vehículo, todas dijimos: “nosotros en veredas caminando y él en vehículo”.
Todos sentíamos alegría de ver una cara amiga. En una de esas giras nos encontramos al otro lado a Rubí Silva, que formaba parte de la brigada de cultura, quien también era mi vecino y de largo nos gritamos y nos saludamos, lo bueno que Rubí cuando regreso a Granada le dijo a mi mamá que me había, visto que estaba granosa por los zancudos. Mi mamá, Violeta Pomares no pensó dos veces y llegó a Río San Juan. Llegó con una bolsa que contenía comida, repelente, pomadas y por supuesto el DDT para mis piojos que Rubí vio a larga distancia. Lo maravilloso fue que ví a mi mamá, aunque me regaño, en vez de darme un abrazo y llenarme de besos me dijo: “Chavala jodida hasta a donde andas metida”, no friegue Paladino, me dijo: “la Estrellita esta aquí cerca, si eso es cerca donde será largo”, yo le respondí a mi mamá para que viniste agradece que Fernando te mando con un compa y te trajo segura hasta donde estoy. Mi madre afligida decía: “yo no se por donde voy a regresar a Granada ese camino es largo”. Respondí yo: no te preocupes mama te voy a sacar por el camino de San Carlos que es mas cerca y no por azucenas y se embarco rumbo a Granada.
En uno de los tantos días y meses que pasaban nos reuníamos en la casa escuela y nosotros de pronto todas nos llenamos de lodo y Marisol Lara, nuestra compañera nítida sin lodo en su pantalón y su cotona y dijimos vamos a hacer operación lodo, cuando íbamos de regreso cada una a su hogar de la montaña, comenzamos a ir detrás de Marisol, chapaleteamos fuerte el lodo y no podíamos ensuciarla y Marisol caminaba tranquila siempre con una varita apoyándose y decía ¿qué pasa? muchachas aprendan a caminar , pues no se imaginaba la operación lodo que le habíamos montado, logramos nuestro objetivo pero nosotros también quedamos peor que nunca.
En esos meses de tardes tristes y sola con mi familia campesina de vez en cuando llegaba el señor Danilo a como yo lo llamaba, talvez de unos treinta años, pero todo un hacendado como decían en el sector, llegaba tomaba café y tocaba la guitarra, lo que se venia haciendo costumbre en una de esas me dijo mi papa de la montaña Don Luís Abraham, creo que Danilo es enamorado suyo a hora viene frecuentemente a la casa, a lo que le dije nada que ver soy de ciudad y aunque sea todo lo que dicen no podría vivir en este lugar para toda una vida, así que hasta enamorado encontré.
La jornada de alfabetización fue para mi saber que podía convivir con otras personas que no eran de mi sangre, pero ya que si aprendí a quererlo como uno de los míos, por que gracias a Dios, Don Luís y Doña Patrocinia me querían, cuidaban y daban la cara por mi y se enfrentaron en varias ocasiones con mi técnica Ligia Bejarano por que ella se enojaba cuando no hacia caso no le obedecía, no por quisiera molestarla, ella decía hay reunión en la casa escuela yo no iba, hay reunión en las azucenas, yo iba al inicio pero después con las fuertes lluvias los ríos volados, como dicen los campesinos, sentía miedo y ella no me comprendía y se enojaba cuando no participaba en los talleres, la verdad de las cosas que casi a mediados de la alfabetización iba sintiendo mas temor a que me pasara algo y doy gracias a Dios que ese miedo, no viví la tragedia que vivieron algunos de mis amigos ubicados en Melchorita.
Uno de tantos días dijo la técnica hay reunión en la Azucena ese día llovía a mares, salí de mi casa hasta la casa escuela de Melchorita , punto de reunión, ya estaban mis compañeras tanto de alfabetización como compañeras de clases, fue en ese momento que estábamos listas a punto de salir hacia las azucenas , cuando llego un campesino y dijo no salga, el río esta crecido, esta volado (termino Campesino ), por lo que le dije a mi técnica que no iba. Igualmente Ivania Carranza y Alma Montiel decidieron no ir pero un grupo decidió ir entre ellas María Teresa Sovalbarro, Maria Nela Ojeda, Rosalía Bonilla y no recuerdo quienes mas; ese día mis amigas pasaron momentos difíciles al pasar el río Melchora. Las corrientes las arrastraron, no lo vi pero si me contaron los campesino que estaban en el lugar que por un poquito falto para que se ahogaran, una de ellas fue trasladada al Hospital de San Carlos y otras a Managua. Esos días fueron los días mas tristes para mi y las compañeras que decidimos quedarnos a la famosa reunión en Las Azucenas.
Pese a esto los días pasaban, yo impartía mis clases a las 3 de la tarde y en uno de esos días una hermosa vaca de quien yo todas las mañanas la veía ordeñar, para después beber leche un día me avergonzó por toda mi bella hacienda como yo la llamaba, la bandida vaca puso en su cacho un brazier mío, el que tomo con sus cachos del alambre y lucia elegante y mi papa adoptivo trataba de lazarla para quitarle el brazier, todos los campesinos reían al ver a la vaca con mi sostén en el cacho.
Tiempos aquellos en el que a pesar de todos mis miedos reía, bromeaba, discutía con mis compañeras, pero siempre sentí gran lazo de amistad y cariño por ellas. Es la fecha, han pasado los años, como dice la canción, pero siempre las recuerdo, así como también recuerdo a doña Maritza una mujer campesina que bromeaba conmigo, quien sabia de mis miedos por las culebras y siempre tenia que pasar primero por su rancho para llegar al mío, pues ese día me la jugo bonito me puso en el camino una Barba Amarilla al verla me quede paralizada en el lugar y al gritar y gritar mi amiga Maritza no salió ayudarme, de pronto escuché las risas de ella y su familia después me di cuenta que la culebra estaba muerta, me enoje un tiempo con ella por el susto que me dio, después me reconcilie cuando me llevo unas riquísimas cuajadas.
Bueno llego el día de mi regreso a Granada , me sentía feliz por que salía de las montañas, pero me sentía triste por que dejaba a una familia que me brindó cariño tanto así que una vez ya instalada en mi hogar de padres campesinos como los llamaba, venían a Granada, me visitaban cada vez que iban a Carazo donde ellos tenían familia, me gustaría saber de ellos, perdí contacto con ellos cuando por segunda vez salgo de las faldas de mi madre en esta ocasión no a las montañas si no a Moscú la patria Lenin.
Si alguien conoce a don Luis Abraham Cortez y doña Patrocinia Cortez díganle que estoy en Granada siempre viviendo en la calle El Hormiguero, quiero saber de ellos.
MARIA TERESA SOVALBARRO MONTIEL
Maestra de primaria con de más de 20 años, de ejercicio magisterial. Estudiaba mi V Año como Secretaria Comercial en la Escuela Nacional de Comercio. Con el FER se organizó la brigada roja y negra para ir a alfabetizar a Río San Juan, y fui una de las primeras en anotarme, ya que era la oportunidad de brindar nuestros conocimientos a los seres que no tenían en ese momento EL SABER, porque uno de los lemas era vamos a brindar el pan del saber.
Para mi fue impresionante llegar a ese sector ya que nunca había salido de mi casa y enfrentarme a condiciones que nunca pensé tenerlas. Estuve ubicada cerca en Las Azucenas, en San José, mis padres postizos a como les llamábamos, me recibieron bien y les di a conocer el objetivo de mi llegada y el tiempo que iba a estar, pensé que me iban a brindar por lo menos un lugar donde no me picaran los zancudos pero tuve que dormir en la intemperie guindando mi hamaca en dos árboles, en lo mas alto que podía porque se oían los rugidos del tigre que pasaba de un río al otro extremo donde estaba ubicada. Esa fue una de mis primera experiencias, que uno las ve en las películas, pero yo las viví y las vivieron muchos de mis compañeros.
Por problemas de una compañera me pasaron a Melchorita y a ella la ubicaron donde yo estaba. Melchorita estaba más cerca de San Carlos que de Las Azucenas, que era el poblado en ese sector.
Mi vida como brigadista cambió porque me sentí como en mi segunda casa, con unas personas tan amables, brindándome cariño y condiciones, y que hasta la fecha se los agradezco. Ellos hicieron un cuarto especial solo para mí y vivían pendiente de cualquier peligro.
Una mañana pegaba gritos, y, ¿qué te pasa? me preguntaron; y es que una culebra Barba Amarilla estaba debajo de mi tijera, “no se mueva”, me dijeron, “si usted se mueve ella actúa”, entonces ya no seguí gritando. El señor agarró su machete y la mató. A eso nos enfrentábamos, y más cuando nos trasladábamos a otro lugar para las reuniones con la responsable o con los responsables generales a Las Azucenas que era Fernando Paladino, Erick Salazar y Augusto Cermeño.
Augusto Cermeño estuvo en San Carlos y en una travesía que hicimos, Estrella Maltez Pomares, Ivania (la Camoapa) y yo, nos venimos a Granada a escondidas y Augusto venía en la lancha, nosotras nos escondimos para que él no nos viera. Llegamos a Granada y luego nos fuimos a la boda del abuelo de Estrella, en Rivas y Augusto Cermeño ni cuenta se dio en el momento, pero al regresar nos sancionaron haciendo unas cuantas lagartijas, yo solo hice la mitad.
Fueron experiencias muy bonitas. Las clases las dábamos después que el campesino se desocupaba de sus labores, pues salía de madrugada, 2 ó 3 de la mañana, a esa hora ellos desayunaban su café negro y llevaban su aliño, arroz y buena cantidad de comida y ya regresaban tipo una o dos de la tarde. A esa hora nos reuníamos en la casa donde yo estaba, solo me movilizaba donde otra señora que tenía dificultades. De esa manera hice mi labor y logre el 100% porque aprendieron a leer y escribir.
Al regresar vine a terminar mis estudios como Secretaria Comercial y luego trabaje en el Ministerio de Educación como Secretaria Departamental de Educación de Adulto, prácticamente dándole seguimiento a lo que fue la alfabetización. En la universidad clasifique en Pedagogía, como que ya el destino me estaba predestinando para ejercer la labor social de dar mis conocimientos a los que lo necesitan. Desgraciadamente no me gradué, llegue hasta IV Año porque tuve mi segundo embarazo y tuve problemas familiares y no pude continuar pero me siento como una pedagoga.
Hice el esfuerzo por terminar mi carrera, pero el problema fue que al no retirar matricula, en la universidad te bajaban de plan y no me reconocían ninguno de los años que hice, tenía que comenzar de nuevo. Yo ya estaba ejerciendo mi labor de docente.
Se dio la reorganización de la Secretaría Departamental y lo que era departamental pasó a Municipal, entonces quedé de Secretaria Municipal aquí en Granada y aproveché para solicitarle al que fue Municipal de Educación de Adulto que fue Miguel López, ubicarme en el sector primaria en educación general y así fue.
Tuviera ya 31 años de fallecida porque tuve un gran percance. María Nela Ojeda estudiaba conmigo, Marisol me llevaba un año inferior, las tres nos movilizamos a una reunión a Las Azucenas y como en ese sector nunca deja de llover, llueve casi las 24 horas del día durante todo el año, prácticamente se camina pasando criq y para ir a Las Azucenas tenias que pasar un arroyo, El Melchora. Esas aguas iban a dar al Melchora por donde un criker fuertísimo y había un puente, el puente estaba tapado completamente x la corriente, solo se miraban los palos. Cuando mis compañeras y yo íbamos en medio del puente, la corriente nos arrastro, pensábamos que podíamos pasar el puente pero la corriente nos arrastró, a una de mis amigas ni la divisábamos. La misma corriente me aventó hacia los bordes y logré agarrarme de todos los residuos de monte y basura, ahí permanece guindada, lo mismo que María Nela y Marisol, Nadie nos oía y nosotras pedíamos auxilio, pasamos como mas de una hora en esas condiciones.
A lo largo se miraba la carretera que comunica Las Azucenas con San Carlos y vimos a un hombre montado en un caballo. Considero que a la distancia en que estábamos el hombre no nos podía escuchar, pero nosotras le pedíamos a la Virgen María Auxiliadora, ella nos hizo el milagro porque el señor llego en su caballo y nos saco. A raíz de ese suceso yo estuve un mes en San Carlos porque quede con secuelas, parecía como que vivía de nuevo el suceso y a través de eso no podía estar impartiendo clases, entonces estuve en reposo en la casa de Carlos Aguirre del Ministerio de Educación, él y su esposa Yolanda me atendieron muy bien. Me recupere y de nuevo regrese a mis labores.
Próximo entrega: La batalla en Río San Juan