*La ausencia de la familia en el magno evento
*Poeta Cardenal no habló ni una sola palabra
*CMR era muy selectivo al recibir visitas, menos las bellas musas
*Los gatos Moor y Poe
*El millón de libros de CMR nunca publicados
Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño

Las exposiciones centrales estuvieron a cargo de los poetas Erick Blandón, Julio Valle Castillo, Donaldo Altamirano y Yaoska Tijerino. Se dio la presentación del libro: Como toca un ciego el sueño CMR, por la poeta Vida Luz Meneses, Presidente del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE). La actividad fue coordinada por el doctor y poeta Nicasio Urbina.
Para Barberena “esa no era una mesa redonda, era una mesa larga. Inicialmente, les pregunté a toda la concurrencia, a todos los amigos que estaban ahí, los poetas, incluyendo al poeta Cardenal, si sabían donde esta la familia de Carlos Martínez Rivas, que estaba ausente en el Festival”.
Le pareció raro a Barberena Garay “porque cuando el poeta falleció, aparecieron al siguiente día, todos, pensando que el poeta había dejado 5 millones de dólares. Vendieron la casa. La vendieron, la mal vendieron, no sé…”.
“Cometieron la barbaridad de borrar los grafitis, todo lo que el poeta había escrito en las paredes, lo borraron”, dijo en tono de denuncia, Barberena Garay. Recuerda que en la casa de Lidia Camila Quezada y Dieter Stadler, se le celebraban los cumpleaños al poeta CMR.
En esas celebraciones se unían los amigos de CMR, incluyendo a Barberena Garay, quien lo llevaba a todos los lugares que el poeta le pedía, como un asistente personal, como chofer y como protector del poeta.
Róger contó en la mesa redonda, la anécdota de la guitarra que le regaló CMR y “después me la quitó, arrepentido de habérmela regalado. Dijo: me arrepiento de habértela regalado, regrésamela. Era una guitarra que le regaló Bayardo Arce. El poeta la tenía toda rota, la reparé y, un día llegó y la sonó: que linda está, dijo…”.
Róger lamenta que Carlitos, Enmanuel y Esperanza, la viuda de CMR, no aparezcan, “brillaron por su ausencia. No aparecieron porque ya saben que el poeta no dejó 5 millones de dólares”.
El testimonio dado por Barberena Garay, indica que él y el poeta salieron de paseo por largos 15 años, de manera continua. Refiriéndose al poeta Cardenal, presente en la Mesa Redonda, dijo que “no habló ni una sola palabra”.
Poeta CMR era muy selectivo al momento de aceptar en su casa a quienes lo visitaban

Si recuerda que recibía muy placenteramente a Jimmy Avilés (qdep), a Alberto Cuadra, Roberto Cuadra, Juan Maltés y otros. Otros recuerdos de Róger, es cuando el poeta Alvaro Rivas “aparecía con unas negras lindas de la Costa, ojos verdes y achinadas”.
Rivas, según el testimonio de Barberena, “se las presentaba al poeta y el poeta decía: pasen mis reinas, que maravilla, si son unos ángeles. Al poeta se le iluminaban los ojos. A veces me decía: llévame al camino de desoriente, así le decía al Camino de Oriente, en Managua. Pero Alvaro Rivas, su primo, lo hacía feliz con esas negras bellísimas”.
Los gatos Moor y Poe
Otra anécdota, bastante peculiar por cierto, es la de los gatos del poeta: Moor y Poe, los que cuando el poeta salía, “venían con él siempre, los dejaba en mi casa y nos trasladamos a la casa de Lidia Camila Quezada, la esposa de Dieter, extraordinario amigo, uno de los pocos extranjeros, a quien aprecio mucho…”.
“El millón de libros” de CMR
Róger Barberena Garay, tocó el tema de la proyectada edición de “un millón de libros” de Carlos Martínez Rivas, “para que se vendan en 24 horas. Todo el mundo busca esos libros. Solo imprimieron un grupito de libros que quedaron entre 4 ó 5 personas”.

Barberena nos facilitó muy buena información sobre el poeta CMR, incluyendo copia de un manuscrito del poeta, un documento muy valioso que Barberena Garay conserva y que daremos el sagrado uso para permitirles a nuestros lectores conocer más sobre un poeta considerado el más importante de Nicaragua, después de Rubén Darío.
A propósito del homenaje al poeta, llamó la atención el descuido en que estaba la escultura metálica de CMR, en el Parque Sandino, también bautizado como Parque de los Poetas. Estaba sucia, cagada por los pájaros.