10 octubre 2024

María Elena Castillo, enfermera de profesión aprendió la pastelería cuando quedó sin trabajo, en la primera compactación de 1990

Departamental

Granada, Nicaragua

Redacción La Verdad

IMG_0871 - copiaMaría Elena Castillo, es hoy la dueña de pastelería “María Elena” muy conocida por sus riquísimos queques y repostería, pero no siempre fue así. Ella es enfermera de profesión y dejó de trabajar en el centro de salud cuando vino la primera compactación en el Gobierno de doña Violeta Chamorro, en el año 1990, “con 4 hijos y un mal marido. Pero después encontré un buen hombre con el que me casé y ayudó grandemente”, dijo.

María Elena dijo que al compactarla le dieron 2 mil dólares, los cuales supo manejar. A pesar de que su casa estaba en mal estado no gastó el dinero reparándola sino que se compró los utensilios necesarios para comenzar en la pastelería, una batidora y una cocina.

“Aprendí hacer pasteles con Sor Luz Ampie, iba donde ella los sábados y domingos, pero nadie me hacía caso con mis queques, así que puse una venta. Iba al Cholutequita (Honduras) y al Mercado Oriental a comprar para vender ropa y zapatos”, dijo ante un auditorio de mujeres trabajadoras que se congregaron en el conversatorio de mujeres emprendedoras que organizó la Alcaldía de Granada en la Fortaleza La Pólvora.

María Elena no se dio por vencida en el negocio de la pastelería y anduvo ofreciendo sus queques para el Día de la Madre, un 30 de mayo, “ese día vendí queque a lo descocido. A las 4 de la tarde se me quemó la batidora, me fui donde Sor Luz y le pedí que me prestara una, y así pude terminar todos mis encargos”.

IMG_0879Dice Castillo que “en ese momento me di a conocer un poco más, pero solo sabía hacer queques y esto de la pastelería es una gama, entonces busqué en Managua quien me enseñara hacer postres, también busqué un panadero que me enseñara hacer bien el pan”.

Otra oportunidad para aprender “la recibí de la empresa donde yo fiaba para hacer mi producto. Me dieron asesoría y así vine creciendo, poco a poco”, comentó María Elena.

Castillo dijo que de esa manera pudo dar estudios universitarios a sus hijos, y llegó a pensar que iba a trabajar sola, “pero mis hijos me dijeron que estaba difícil el trabajo en la calle y que iban aprender lo mío y que juntos íbamos a salir adelante, y así fue. Ahora todos tienen un salario y si algo toman de la pastelería tienen que pagarlo porque no nos vamos a comer el negocio”.

Aconsejó a las mujeres, en el conversatorio, que “hay que ser prudente en los gastos. Lo más importante en un negocio es no comerse el dinero porque una parte va para la alcaldía, otra para la Renta, otra parte va para los empleados y lo que se invierte en productos. Hay que tener fe y confianza en el Señor”, concluyó.

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