Tomado de Semanario El Archivo
Por Alejandro José Gallard-Prio
Casi todos esos miembros de la influyente elite financiera poseen inmuebles en el sector llamado "Los Hamptons", donde la vida es apacible y los residentes se conocen y conviven sin presión ni protocolo, sin la corbata, o la chaqueta, y por lo general pasan desapercibidos ya que casi todos buscan privacidad, la cual se mantiene distribuida entre los clubes de playa y golf, donde son las esposas y los hijos, los que departen y ejercen sus relaciones publicas familiares.
Es en este ambiente, donde trabaja y reside un núcleo de inmigrantes, que en su mayoría son hispanoamericanos, una de la razones que me ha motivado a escribir sobre el tema, con la cooperación de un querido amigo, dedicado profesional de las ciencias de la educación, nicaragüense, quien ha residido en el área, por más de dos décadas y que por lo tanto, ha sido testigo
Foto: ©rockstartri.com
"La diversidad migratoria a esta Isla del Continente Americano, data desde cuando los Escandinavos (Vikingos), venían a lo que es conocido como Sag Harbor y Montauk a la caza de ballenas de las que extraían el aceite para uso industrial, siglos antes de que Colón arribara a América.
Nuestros coterráneos han proporcionado a esta área una interesante diversificación cultural, también aportan fuerza laboral y espíritu empresarial, han sido relevantes para el desarrollo social y económico del Este de Long Island o Condado de Suffolk.
Se han destacado en Jardinería, la dedicación a esta actividad ha contribuido a la belleza natural de los jardines en las mansiones veraniegas de los económicamente privilegiados, muchos de estos empleados de jardinerías, se han convertido en empresarios con su propio negocio en el mismo campo. En la agricultura, son participe del influyente ingreso económico que representa para el Condado, la producción de vegetales y frutas, flores, plantas ornamentales y viñedos.
La construcción ha sido otro rubro donde se han destacado, los vemos como ayudantes, oficiales y empresarios eficientes, cuyas empresas se nutren de nuestros coterráneos, quienes tienen la virtud de ir mejorando sus habilidades, adquiriendo tecnología, perfeccionándose en el manejo de nuevos equipos y herramientas, en la calidad del trabajo, bien sea en plomería, carpintería, electricidad, y pintura entre otros.
Lo interesante es que han llegado a cimentarse con orgullo de que SI SE PUEDE, ya que trabajan para clientes, donde la calidad y la responsabilidad tienen muy alto valor.
También muchas esposas, hijas y madres colaboran en esta economía, como asistentes en casa particulares, que van desde trabajo de limpieza y cocina hasta de nanas de niños y acompañantes de adolescentes y adultos mayores.
Como toda inmigración a país con cultura, idioma y leyes diferentes, el proceso de adaptación y asimilación es arduo y tardado. Afortunadamente nuestra raza está hecha de un material resistente que no se doblega ni claudica, cada reto termina como una lección para seguir adelante.
Tenemos casos que afectan la estabilidad emocional de la personas, como las fisuras en las estructuras familiares, ya que llegan al área hijos sin padres y padres sin hijos, que permanecen en sus países de origen, pero gracias a la labor de Pastores y Reverendos a lo largo y ancho del Condado, promoviendo la fe, se ha logrado que el proceso de adaptación y asimilación sea más efectivo por la interacción social a través de la religión.
Inmediatamente a su ingreso se convierten en generadores de remesas para el sostenimiento de quienes se quedan atrás, con la esperanza de que algún día, no muy lejano, puedan reintegrar la familia.
Hay algo que como educador me enorgullece: La decisión y voluntad de los padres de integrar a sus hijos al sistema escolar. Aquel mito de nuestra cultura, sobre todo en los sectores vulnerables, de que el niño o niña que muestra señales de desarrollo físico, está apto para trabajar, obviando su educación, ha ido desapareciendo, primeramente por la asimilación o adaptación al nuevo ambiente y segundo porque han visto que la educación es un medio viable para romper las cadenas de la pobreza económica y social.
Hemos tenido jóvenes brillantes que han sobresalido académicamente en las escuelas locales, hijos de trabajadores de las plantaciones y de otras actividades laborales, que han logrado llamar la atención y ser descubiertos por maestros, agencias comunitarias e instituciones sin fines de lucro, con personal especializado en estos temas, que han logrado registrarlos en universidades de prestigio académico. Estas mismas organizaciones asesoran a padres de familia para que se integren al ambiente escolar de sus hijos, ya que los padres, por su misma responsabilidad laboral, por falta del conocimiento del idioma o por falta de documentos de legalidad migratoria, sumado al mito erróneo de nuestra cultura de que delegamos la educación de los hijos a los maestros y escuelas, contribuye a que no se incorporen con mucha frecuencia, o del todo, a los aconteceres rutinarios de la educación de los hijos."
Gracias Dr. Prieto. Seguiremos con el tema, que nos da mucho por hacer en nuestros países, especialmente en preparar a nuestra juventud a dominar el inglés y según soplan los vientos, también el Mandarín.
Hasta el próximo ARCHIVO CCLXVI, desde Philadelphia.