Monitoreo
Nacional
Keysi García, END.
Luego del terremoto del 23 de diciembre de 1972, el gobierno de la época cercó 376 hectáreas de extensión del antiguo centro de la ciudad por los dos años siguientes, para derribar los edificios que no habían colapsado por completo con el movimiento telúrico o las posteriores réplicas.
Aunque actualmente no existen muchos de los edificios significativos de la Managua vieja, como colegios, puntos de referencia y oficinas de orden público, estos forman parte de la memoria histórica de la ciudad y de quienes sobrevivieron al desastre.
“Managua en términos de producto patrimonial ha sido asediada por dos sismos tremendos, toda su historia se fue”, señala el arquitecto e investigador Martín Majewsky, coordinador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Centromericana (UCA).
El general Anastasio Somoza Debayle, presidente de la época, luego del terremoto del 72 en la Loma de Tiscapa, donde se ubicaba la casa presidencial.
El terremoto del 72 afectó el 50% del área donde se asentaba la ciudad y el 90% de las viviendas de la zona histórica sufrió algún tipo de daño; las pérdidas económicas se estiman en los 1,000 millones de dólares, refiere la investigación “Contexto Arquitectónico demolido posterior al terremoto de 1972 en la ciudad de Managua, Nicaragua”, del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamericana (Ihnca) de la Universidad Centroamericana (UCA).
En esta investigación se reconstruyen gráficamente diez de los edificios más emblemáticos de la época, entre los que se cuentan la Casa Mántica, el mercado Bóer, la Oficina del ferrocarril del Pacífico de Nicaragua y el Instituto Ramírez Goyena.
Estos edificios representan puntos de referencia de esa ciudad que desapareció. 45 años después, aún forman parte de la memoria de quienes sobrevivieron a la catástrofe.
Polémica demolición
En 1973, el presidente Anastasio Somoza Debayle ordenó el inicio del proceso de demolición y se promovió la idea de reedificar una “gran Managua”. “Reedificar Managua: la mejor solución”, propuso el periódico oficialista Novedades en una de sus ediciones posteriores al terremoto, como una oda a la planificación urbana de la época.
La información bibliográfica y de los periódicos de la época no permite hacer un cálculo preciso de cuántas edificaciones fueron demolidas por la empresa estadounidense Albert Ellia, que se encargó de este proceso, ni cuántas de estas podrían haber sido reparadas.
Según el arquitecto Majewsky, hubo mucha polémica alrededor del proceso de demolición. Se comentaba que algunos de los edificios pudieron haber sido recuperados, pero se demolieron por intereses políticos y económicos del gobierno de la época.
Club Managua. Era un edificio “neoclásico”, de uso recreativo, construido aproximadamente en 1872 y remodelado en la década de los 50. Para el momento de la demolición, en noviembre de 1973, se había construido una plataforma de arquitectura moderna.
“Pobres y ricos juntos en la nueva Managua”, tituló Novedades en otra publicación cuyas noticias en portada decían: “Se han aprendido varias lecciones del terremoto” y “En las casas vivirán libres de perecer un terremoto”.
Mientras que el opositor diario La Prensa proponía un ángulo distinto: “¿Reconstruir o escombrear?”, “35 millones gastados en demolición”, y “Sentencia de muerte para 43 estructuras”, entre reseñas críticas ante las resoluciones del Gobierno para derribar estructuras arbitrariamente.
A 44 años del terremoto de 1972 en Managua
El contexto
Las evidencias fotográficas de la capital nicaragüense de la década de los 40, posterior al terremoto de marzo de 1931, indican que se acostumbraba construir casas de adobe, con grandes bloques de tierra apisonados, erigidos a compresión.
Las casas eran altas y el material aminoraba el calor que caracteriza a Managua. Sin embargo, para la época del terremoto del 72 ya se utilizaba la “novedosa” técnica del taquezal, en la que se empleaban estructuras de madera rellenadas con piedras y tierra, y revestidas en su parte externa para que lucieran como un muro sólido.
El arquitecto Majewsky acota que debido a la cercanía del epicentro del sismo a la superficie terrestre, que fue localizado apenas a 4.8 kilómetros de profundidad, las estructuras de taquezal, que eran viviendas en su mayoría, se desplomaran completamente y sepultaran a sus ocupantes.
Colegio Calasanz. Este colegio quedó casi destruido debido al sismo. De esta estructura se desconoce la fecha de la construcción, y se estima que fue demolido entre 1973 y 1974.- Colegio Calasanz. Este colegio quedó casi destruido debido al sismo. De esta estructura se desconoce la fecha de la construcción, y se estima que fue demolido entre 1973 y 1974.
En los barrios del centro de la antigua Managua las casas eran de estilo colonial, similares a las que aún se observan en Granada y León. Con el tiempo, los capitalinos modernizaron los diseños en sus casas con elementos de relieve en las puertas y ventanas.
“Ya en los años 50 se inició el auge del concreto, el gobierno somocista había fundado la industria cementera en los años 40 y algunos edificios públicos, como el Palacio Nacional, fueron construidos con este material”, precisa Majewsky.
Antes del terremoto, Managua ya era una ciudad más modernizada desde la perspectiva urbana. Las nomenclaturas viales estaban bien organizadas con calles orientadas de este a oeste y calles de norte a sur.
Se partía desde un punto cero, ubicado en la Avenida Roosevelt o central y la Calle Central, cerca de donde actualmente se ubica el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua, contiguo al parque Luis Alfonso Velásquez Flores.
Al igual que en otras capitales de Centroamérica, el crecimiento económico permitió que en Managua se modernizaran las construcciones, señala también el arquitecto Majewsky.
Las viviendas tenían un estilo más lineal con diseños más contemporáneos, como algunas que aún se conservan en barrios que no sufrieron muchos daños como Monseñor Lezcano, Altagracia y Bolonia. Casa Mántica. Este era un edificio comercial, recién construido en 1970, cuyas columnas se deslizaron con el terremoto del 72. Actualmente está dentro del complejo de oficinas de la Asamblea Nacional.- Casa Mántica. Este era un edificio comercial, recién construido en 1970, cuyas columnas se deslizaron con el terremoto del 72. Actualmente está dentro del complejo de oficinas de la Asamblea Nacional. –
La zona donde estaba ubicado el corazón de la Managua vieja hoy es ocupado por instituciones públicas y atractivos de la capital, como el parque Luis Alfonso Velásquez Flores, las plazas y avenidas que son el escenario de festividades tradicionales y la zona turística en la costa del lago Xolotlán.
No obstante, el terremoto de diciembre del 72 y los acontecimientos posteriores arrasaron con la mayor parte del centro de la ciudad, y aún más importante, con ese patrimonio histórico que es totalmente desconocido para las generaciones actuales.
Investigación del Ihnca
La investigación “Contexto Arquitectónico demolido posterior al terremoto de 1972 en la ciudad de Managua, Nicaragua”, del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamericana (Ihnca) de la Universidad Centroamericana (UCA), en la que participó el arquitecto Martin Majewsky, rescata ese legado histórico que desapareció junto a la Managua vieja después de la catástrofe.
En el trabajo reconstruye la memoria de diez de los edificios más emblemáticos de la ciudad que fueron demolidos, basado en las evidencias fotográficas de los edificios, documentos y grupos focales en los que se recopilaron testimonios de habitantes de Managua en la época previa al terremoto.
La reconstrucción gráfica de cada uno de los edificios estudiados fue publicada en la página web Observatorio Urbano, como “un aporte a la construcción de la memoria histórica espacial de nuestra ciudad capital, para facilitar el intercambio generacional del imaginario social urbano”, según dicho sitio web.
El estudio fue presentado por primera vez en 2012, para conmemorar los 40 años del terremoto del 23 de diciembre de 1972. Esta fue desarrollada por un grupo interdisciplinario de investigadores integrado por los arquitectos Rommel Altamirano y Martín Majewsky; Lissette Ruiz, directora de Archivo Histórico del Ihnca; el ingeniero Mauricio García y el diseñador Ricardo Delgadillo.