Nacional
Granada, Nicaragua
Por: Uriel Castillo Gómez
23 de enero 2024
Ya habíamos dicho que cómo los aparecidos, y los cuentos de miedo que había en la ciudad de León, las iglesias, las casas coloniales de León, todo eso había influenciado en el alma poética de Rubén Darío para irlo formando además de las copiosas y extensas lecturas que comenzó ahí en la casa de su tía Bernarda y que no paró de leer nunca desde que aprendió a leer a los tres años.
Todo eso fue una influencia tremenda, pero las influencias continuaron, él conoció al placo José Leonard y Bertholet este polaco era un libre pensador, era un liberal europeo y, por supuesto, revolucionario, y en Polonia había tenido problemas políticos y tuvo que salir de Polonia, llegó a Francia y de Francia pasó a España donde aprendió el español maravillosamente y ahí contribuyó con la Republica Española y pasó a América y se radicó en Nicaragua. Fue director del Instituto del Colegio de León, ahí le dio clases a Rubén Darío y por supuesto, habló mucho con el poeta niño, ¿de que hablaba? de literatura, de filosofía y de otras materias relacionadas con la poética.
Darío también recibió influencia del orador cubano Antonio Zambrana que le cobró mucho cariño al inteligente niño y también el doctor Zambrana hablaba mucho de literatura con este niño, y, por supuesto le iba llenando su espíritu al poeta niño de grandes conocimientos de la literatura, de formas de escribir y del uso de las licencias métricas establecidas en el idioma español.
También tuvo relación con el doctor Lorenzo Motúfar, un historiador guatemalteco que también le tuvo mucho cariño al inteligente niño nicaragüense, y, por supuesto en sus conversaciones hablan mucho de historia, de literatura, de poética y de una serie de materias relacionadas por supuesto a los clásicos de todo el mundo, clásico romano, clásico griego, clásico español y todo eso iba nutriendo el alma de ese niño habido de sabiduría. También recibió influencia del poeta cubano J.J. Palma. Todos esos cubanos en esa época en Cuba se estaba desarrollando la guerra por la independencia de Cuba y estos intelectuales cubanos estaban en el exilio y vivían aquí en Nicaragua y en Centroamérica por eso se relacionaron mucho con Rubén y le enseñaron el arte de escribir poesía y escribir prosas.
Etapa escolar de Rubén Darío
Rubén Darío tuvo dos maestros fundamentalmente, doña Jacoba Tellería que él mismo menciona en su autobiografía diciendo que, además de enseñarle le hacía ricos bocadillos que ella regalaba a sus alumnos y dice: “la maestra no me castigó sino solo una vez, en que me encontraba, ¡a esa edad Dios Mío!, en compañía de una precoz chicuela, iniciando indoctos e imposibles Dafne y Cloe” y como dice el verso de un poeta español “las bellaquerías detrás de la puerta con una precoz chicuela”, o sea, estaba con esa niña iniciando actos de amor. Entonces la maestra los encontró y les dio una zurra a cada uno. Esas son anécdotas y pasadas de Rubén.
El otro maestro que tuvo es el bachiller Felipe Ibarra que por esa época era estudiante de la universidad y se defendía recibiendo alumnos en su casa a quienes impartía clases, y de esa manera ganaba algunos centavitos para poder mantenerse en León. Y el bachiller es el padre del que hizo el Himno Nacional de Nicaragua, Salomón Ibarra. Entonces el bachiller Felipe Ibarra les enseñaba a los muchachos a hacer poemas, y todos los muchachos se ponían hacer poemas, pero como Rubén hacia los mejores poemas, el bachiller Felipe Ibarra decía “este cabezón nos va a ganar a todos” refiriéndose a la gran inteligencia que ya mostraba Rubén y a la hechura de sus poemas que ya para esa época desde un inicio tuvieron buena calidad. Uno de los poemas que Darío escribía en los libros que él usaba en la escuela es: “si este libo se perdiese como suele suceder, suplico al que lo encontrase me lo sepa devolver y si no sabe mi nombre aquí se lo voy a poner, Félix Rubén Ramírez” porque él se criaba como hijo del coronel Félix Ramírez Madregil y de su esposa doña Bernarda Sarmiento.