Augusto Cermeño y Marlene Urbina
6 de enero 2025
Esmeraldita, como cariñosamente le llaman sus vecinos, en callejón Miguel Ángel Ortez, a la propietaria de una pulpería que atiende desde hace 70 años, cumplió 100 años de haber nacido por lo que se le realizó una misa de acción de Gracias en la Capilla del Santísimo en la Santa Iglesia Catedral, el pasado 31 de diciembre 2024.
“Mis padres nacieron en Diriomo. Ellos vivieron en varias comarcas de Diriomo por la carretera. Mi madre se llamaba Amalia del Carmen Acevedo y mi papá Félix Vega. Éramos cuatro hermanos, dos mujeres y dos varones. La mayor Carmenza, le decíamos Carmen Acevedo, era de otro papá, y yo Ángela Esmeralda Vega Acevedo, Alfredo Acevedo y Mariano, todos fallecidos”, relata Esmeraldita.
Angela Esmeralda nacida en Diriomo el 31 de Diciembre de 1924. “Mi madrina era Hilda Boxen, de Granada, prima de don Bayardo Arguello. Nos llegaba a visitar y un día le dijo a mi tía que fue la que me crió, porque mi madre murió cuando yo era muy niña, mi madrina le dijo a mi tía que quería que yo me fuera con ella a Granada y así fue como vine a esta ciudad a la edad de nueve años”, expresa doña Esmeralda, quien agrego que tiempo mas tarde ella llegó a cuidar de su madrina.

La pulpería de la madrina
“Primeramente la pulpería era de mi madrina, luego paso a mis manos. Cuando comenzó esta venta, comenzó con poco, hace 70 años. La mayor parte del tiempo la venta ha estado en esta esquina frente a Ixchen en la calle Atravesada, las Arguellos le dijeron a mi madrina que se viniera a esta casa, pero cuando nosotros nos venimos aquí a la casa estaba en mal estado y mientras la arreglaban nos cruzamos a la casa que ahora ocupa el doctor Sandigo, a dos piezas de la venta en dirección hacia el Parque Sandino”.
“Me dio el Covi”
Esmeraldita dice que “de salud estoy bien por ahora, pero me dio el Covi y creo lo percibí en la venta. Estuve con dos tanques de oxígeno y lo supere”.
Angela Esmeralda nunca tuvo hijos, se quedo soltera a pesar de haber tenido dos novios, uno de largo y otro que la visitaba en casa, pero ha criado muchos sobrinos que la colman de amor y cuidado. “Tengo sobrinos en Managua, Diriomo, Nandaime y en la carretera, todos están regados, y hasta Estados Unido”, dijo la centenaria.
Del Niño Dios de Praga ha recibido varios favores, entre ellos salir victoriosa del Covi.
“Lo que mas me gusta de Granada es su hermoso lago par ir a coger aire”.

Pulpería abierta desde las 5 de la mañana
Hace varias décadas las pulperías, también llamadas “venta” por los granadinos, abrían sus puertas desde horas de la madrugada, de modo que los que iban a trabajar tanto dentro de la ciudad como a Managua, se fueran bien desayunados, igual que los estudiantes, que generalmente entraban a las siete de la mañana.
Eran pulperías que vendían de todo, desde granos básicos, frijoles cocidos, tamales, tortillas, queso, cuajadas, crema, leche embotelladas o leche a granel que pasaban dejando los vendedores que la acarreaban de las fincas vecinas de la ciudad en carretones, gaseosas, caramelos, pinol, pinolillo, tiste, galletas pozuelo y muchas cosas más.
Además, recordamos que el hielo lo vendían en pedazos a diez centavos y recuerdo también que uno de los vendedores, era un amigo gordito que se transportaba en un carretón. Este señor pasaba entre las 4 y 4.30 de la mañana, según recuerdo, cuando pasaban por la pulpería de mi abuela, doña María Castillo.

Doña Esmeraldita abría a las cinco, según sus recuerdos.
La venta de doña Esmeraldita estaba abierta desde las cinco de la mañana. “Abriendo la venta y ya tenia al primer cliente sentado a la orilla del árbol de almendras, mi vecino “Guachan”, comprándome el pan para el desayuno”.
“Yo vendía de todo, carne, pollo, carbón, queso, cuajada, gas kerosene. En ese tiempo no habían supermercados y se vendía bastante. Donde vivía el doctor Sandigo vivió doña Margarita Picasso y tenía su venta y las dos vendíamos de todo. En ese tiempo había pocas ventas. Esta es la única venta que en 70 años no ha cerrado”.
Hablando de su trabajo, Angela Esmeralda dijo “estoy hecha a estar en mi venta, ya me hace falta despachar porque uno se divierte, viene una persona y viene otra y ellas me platican y yo socializo con las que me compran. Aquí venían a comprar las Benares y me decían que este era para ellas su minisúper”.
Esmeraldita dice recordar que “hace años compraba las marquetas de hielo, lo mantenía en un cajón porque también vendía raspado y yo hacia el cirope o la miel de varios sabores. Para hacer el cirope me ayudaban mis sobrinos. También tenia un barril de metal con un chorrito, así se vendía el kerosene. En una ocasión pase apuros pues una de mis sobrinas estaba pequeña y traviesa tomo gas del chorrito y pegamos carrera pero gracias a Dios no paso a mas”.