Departamental
Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
La arquitecto Flor de María Rivera declaró a LAVERDAD que al momento de realizar obras, excavaciones, al restaurar el Convento e iglesia de Francisco solo encontraron estructuras arquitectónicas y entierros y nada de algo que les indicará la existencia de un túnel.
La ex delegada del Instituto Nicaragüenses de Cultura (INC) agrego que los entierros no fue nada raro “porque en la época se usaban los iglesias como cementerios. Lo que yo creo y la conclusión a la que yo llegue es que seguramente es que los desagües fluviales, como San Francisco está construido en una colina natural, y era un lugar utilizado como vigía para la entrada de la ciudad, entonces construyeron una serie de bajantes para evacuar las aguas de lluvia del gran patio central”.
Tabujías de gran tamaño
Considera que las tabujías, “por así decirlo, eran de gran tamaño, porque necesitaban trasladar un gran caudal de agua y a la vez necesitaban bajar al nivel de la calle, que es una diferencia como de cinco metros con relación al nivel del interior del edificio”.
Para estos, “construyeron unos grandes túneles para poder evacuar las aguas de lluvia. Estudiando el edificio, haciendo el diagnóstico, nos dimos cuenta que habían unas paredes, donde actualmente es la Biblioteca Municipal, que se habían deteriorado mucho, y era, precisamente, porque debajo del suelo estaban esos túneles que eran para desaguar, pero que estaban llenos de suciedad, etc., y la humedad acumulada había ido deteriorando las paredes de adobe y había hecho que algunas se colapsaran”.
De esta forma, los encargados de restaurar el antiguo edificio, se dieron cuenta “que esos túneles son tan grandes que perfectamente cave una persona y todavía se podía tapar y se podía quedar dentro de esas canalizaciones”.
Estructuras abovedadas construidas de ladrillo
Las mencionadas canalizaciones “eran hechas con ladrillo cuarterón, cerradas todas con bóvedas de ladrillo cuarterón y el fondo también. Eran rectangulares, pero en la parte superior abovedadas para poder soportar el peso de los pisos”.
Indica que “hacia el lado de los muros donde está la iglesia, también hay unas grandes salidas. Estaba todo el empedrado, que era el paseo de la ronda, donde se movía para vigilar la entrada de la ciudad por el lado del lago y también habían unas salidas de aguas de lluvias que eran muy grandes”.
La arquitecto Rivera piensa que eso “lo hayan relacionado con estas historias que mucho se conocen en otros lugares y que se dice, pero realmente nosotros, dentro de nuestras investigaciones y las excavaciones que hicimos, en diferentes momentos, hablando de toda la propiedad, del convento y la iglesia, nunca encontramos un túnel que bajara y tuviera relación con otro lugar”.
Rivera concluye que “ha sido una deducción fantasiosa, una interpretación, tal vez, sobre esto. Por lo menos, hasta el momento no hemos encontrado algo que constate que ha existido algún túnel que comunicara con la iglesia de Guadalupe, que es lo que se ha dicho”.
Confirmación in situ
Entramos a la iglesia y realizamos un recorrido, hace unos cinco días, pasando vista por los entierros descubiertos, los viejo esqueletos que en algunos casos son visibles a través de un grueso vidrio un tanto opaco, por falta de mantenimiento, el que cubre los restos óseos encontrados bajo el piso de la iglesia, tanto en el lado izquierdo como el derecho de la iglesia.
También realizamos una visita a la tumba de Juan Yribarren (1827-1864 y de Juana Yribarren, que falleció el 27 de noviembre de 1850, en cuya lápida hay una inscripción que reza: “Descanse en paz querida madre mía y si en la mansión en donde te hallas, conserva alguna memoria de este mundo consagrame un recuerdo”.
Vistamos el sector de la Biblioteca Municipal, para echar un vistazo al lugar donde la arquitecto Rivera detectó los drenajes de aguas fluviales. Recordando un poco sobre los patrocinadores del Convento e Iglesia de San Francisco, la arquitecto Rivera informo que fueron los suecos. “El Gobierno de Suecia, con el presidente Olaf Palme, hay coincidencia con el triunfo de la revolución, y entonces Olaf Palme tuvo una gran simpatía por la revolución”, comentó Rivera.
Agrega que “dentro de eso envió personas al museo, representantes del Museo Histórico de Estocolmo, para establecer lazos de cooperación con el Ministerio de Cultura, recién fundado, con la revolución. Dentro de eso, además del trabajo que ellos hicieron apoyando toda la parte técnica, la museológica y museográfica, del Museo Nacional de Nicaragua, entonces también se interesaron en la restauración del Convento de San Francisco”.
Dijo que la restauración duro diez años, “hasta que se terminó de restaurar. Incluso, algo muy particular, fue que además apoyaron la restauración de la iglesia, y la iglesia no era propiedad del Estado, era propiedad de la iglesia, pero entendiendo que era parte integral de todo ese conjunto histórico, cultural, entonces ellos también aportaron para la restauración de la iglesia”.