6 diciembre 2023

El Yoyo concentraba una práctica muy antigua, que ahora es visible en el centro histórico de la ciudad y descubre la explotación sexual comercial de nuestra niñez y adolescencia

Callecita de El Yoyo


Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
 
Callecita de El YoyoLos granadinos que recuerdan lo que fue la más famosa “zona roja” de Granada, llamada “El Yoyo”, ven en este antiguo antro, plagado de cantinas y mujeres jóvenes y no tan jóvenes que comerciaban sus cuerpos, un lugar mucho más sano y seguro que las calles y parques de la actual Granada.
 
Don Manuel Salvador Cubillo, quien fuera visitante de El Yoyo, en su juventud, nos revela con mucha preocupación, añorando el pasado, que “El Yoyo” era un lugar tranquilo, donde se podía andar sin temor a ser asaltado o contagiado por enfermedades venéreas u otras enfermedades como el SIDA, que en la actualidad son flagelo de la humanidad.
 
“Habían bastante mujeres pero bien aseadas y bien examinadas por la sanidad. Las mujeres que estaban en una cantina y la encontraban en la calle se la llevaban. Debían estar en su casa o aquí –metidas en la cantina-”, expresa don Manuel Salvador.
 
“Las mujeres no tenían que andar en la calle, como andan ahora, un poco de muchachas vagas, es más peligroso, porque se contraen muchos microbios. Antes no habían casi enfermedades, ahora hay demasiadas enfermedades venéreas, malas, que las traen de otro lado, como el SIDA”, agrega
 
En cuando a personajes conocidos de su tiempo, el señor mencionó a “Chicharrón”, “Los Múscula” y “un etcétera de personas”. Lamenta que ahora, el Yoyo siga funcionando con mujeres poco atractivas, “mujeres que pesan 200 y 300 libras y viejas arrugadas”.
 
Señaló a un amigo que estaba cerca de su caseta, donde realiza tareas como zapatero remendón, como uno de los famosos “chivos” de El Yoyo, lo que causó cierta gracia al amigo.
 
Manuel Salvador Cubillo, recuerda El YoyoDon Manuel Salvador, recuerda que “los chivos” se vestían muy bien, de la cabeza a los pies. Dice que él realizaba visitas de vez en cuando, pero nunca fue uno de los mantenidos de las trabajadoras del sexo.
 
“Pero habían otros que les gustaba que los mantuvieran, gente que no le gustaba el trabajo, gente que eran mantenidos por la mujer como hay ahora muchos que se las dan y no trabajan”, comentó Cubillo. Aprendió la zapatería a edad de 13 años. En la actualidad no le dan trabajo porque ya tiene 70 años, “porque dicen que no miro y miro hasta de más”, expresa Cubillo.
 
En “El Yoyo” todo era sano
 
Siguiendo nuestras pesquisas sobre la historia de El Yoyo, nos encontramos en el sector de ese antiguo prostíbulo granadino, a don Guillermo Martínez, quien en sus tiempos mozos era aclamado por las muchachas más bonitas del mencionado antro.
 
Guillermo era conocido como “El Niño” por su rostro infantil, cuando ya era un hombre joven. Guillermo dice que vivió en una colonia del sector, y recuerda que “El Yoyo” era un lugar sano y tranquilo. En esa callecita angosta, vivió Guillermo con sus padres y hermanos.
 
Recuerda que llegó a ser el preferido de una joven dama de la noche, “que se llamaba María, y recuerdo de todo lo que pasó en esos tiempos. Ahora la situación es de cuidado, porque ahora hay más vagos que antes, cuando se caminaba tranquilo por las calles”.
 
“En mi juventud nunca me pasó nada, ahora te matan por un peso”, valoró “El Niño”. Recordó entre las mujeres de la vida alegre a “La Chompipona”, quien tenía una cantina, a “La Caballona” que actualmente está en Estados Unidos y “La Carlota” que era dueña de El Paraguas.
 
Guillermo también recuerda al lugar que fue conocido como “El Charco de Los Patos”, donde llegaban muchos gay y chavalas bien simpáticas y la cantina de “El Guazapo”.
 
Nicolas Dedemadys recuerda cuando visitaba “El Yoyo”
 
Nicolas DedemadysDon Nicolás Dedemadys, un granadino con ancestros en la Grecia de Sócrates y en el Monimbó de nuestra Ciudad de Las Flores, no quiso quedarse sin decir “esta boca es mía” en cuando al tema de “El Yoyo”.
 
“Colachito” como cariñosamente le decimos sus amigos, es un comentarista natural, muy suelto y directo en sus cosas. Hablando de “El Yoyo” nos regaló sus mas íntimos recuerdos.
 
Comenzó diciendo, en el noticiero radial LAS NOTICIAS, que “con la revolución de 1979 se cerraron los prostíbulos, lo que fue un gran error porque se controlaban las enfermedades venéreas. Todos los lunes las muchachas pasaban al Centro de Salud”.
 
“Era bastante seguro hacer el sexo. Pero mi anécdota, más que todo es que yo era asiduo de “El Yoyo”, donde conocía al Gran Chema, Pancho Obando, un personaje conocido como “El doctor”, propietario de una cantinita y “Chico Tacón”, otro personaje que hace como unos 4 meses murió de un infarto”, manifestó don Nicolás.
 
Valora que “Chico Tacón” a pesar de haberse criado en ese medio “era un hombre decente, igual que Pancho Obando, quien ahora se gana la vida como chofer”.
 
Recuerda las “tijeras”, que eran las camas de las trabajadoras del sexo, “de tanto usarlas, eran una hamaca, debido a que el hoyo donde pasaba el perno se agrandaba, por el desgaste causado con los movimientos en los actos sexuales”.
 
Recuerda “Colachito” que a los 17 y 18 años, en una ocasión que entró a los cuartos de “El Yoyo”, estaba en plena acción cuando se agarró del borde de la tijera y “en el primer envión me cruzo al otro cuartito y me trataron, porque metí la cabeza ahí, en el otro cuartito con divisiones tipo biombo, tapizado de hojas de revistas con mujeres bonitas”.
 
Dedemadys considera que esas aventuras juveniles en “El Yoyo” es “parte de la vivencia granadina de nuestra juventud. Habían otros prostíbulos, como “El Canal”, pero el de calidad era el San Francis”.
 
Con toda la sinceridad que lo caracteriza, “Colachito” dice que “eso es parte de mi juventud y yo creo que muchos granadinos tienen que aportar mucho en relación al Yoyo”.
 

Casi lamentándolo, Colachito dice que ahora “ya no existen los prostíbulos oficialmente, son camuflados, son como salón de belleza, salones de masajes y eso es peligroso porque ahí no hay controles sanitarios”.

 

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