Cumaná, Estado Sucre, Venezuela
Por: Eddy F. Gutiérrez M.
Raúl Xavier García, en el mes de enero de 2009, durante una corta estadía en mi país, me obsequió su poemario “La Noche en Llamas”. Cuatro meses después, en la segunda semana de mayo, revisando la página web del Diario La Prensa, hallé en el suplemento “La Prensa Literaria”, la poesía “Aquí o en la Eternidad”. Debo confesarles que me produjo mucha satisfacción encontrarme nuevamente con él, en la distancia, a través de su creación artística. El poemario “La Noche en Llamas” y La poesía “Aquí o en la eternidad” me permitieron profundizar en el progresivo desarrollo creativo del poeta. Fermín Iglesias Murillo me asomó muchas de las gratas novedades que comprobé al leer sus poemas.
Las nuevas composiciones literarias de Raúl Xavier están armadas y estructuradas con palabras accesibles a todo lector, intensificadas con su estilo muy particular, rico en una variedad de imágenes que convierte el conjunto de versos en realidades espirituales, en claras expresiones de ideas, emociones y sentimientos que trascienden su lenguaje y proyectan manifiestamente su realidad representada.
Los convulsionados primeros años de la década de los ochenta −período cuando, afortunadamente, Raúl Xavier compartió con mayor profundidad los valiosos encuentros amistosos y formativos de dos grandes poetas, Enrique Fernández Morales (1918-1982) y Carlos Martínez Rivas (1924-1998)− fundamentan y sustentan esa nueva visión profunda y diversificada que se materializa en el poemario “La Noche en Llamas” y que en la poesía “Aquí o en la Eternidad” adquiere su más clara y amplia expresión consolidada.
Resulta lógico suponer que se produce en el poeta un reencuentro consigo mismo, ya fuera de la nefasta dictadura de los Somoza y de la euforia triunfalista de una revolución que progresivamente menguó, generando la consecuente decepción y frustración en el pueblo nicaragüense. Todo este cúmulo de vivencias y sensaciones obligatoriamente drena a una nueva visión y concepción de su expresión artística, donde el tema de la muerte y la vida tienen un lugar preferencial, hegemónico, producto de su sensibilidad humanista. Raúl Xavier no asume ante esta realidad una actitud derrotista, por el contrario, más bien su reacción es de coraje ante hechos sensibles como la muerte de miles de jóvenes, adolescentes y adultos que ofrendaron sus vidas durante y después de la dictadura y particularmente ante la muerte del Profesor Emer Gómez, un amigo muy estimado por él.
Quiero hacer una referencia especial a la poesía “Aquí o en la Eternidad” porque nos lleva a un escenario claramente definido en donde prevalecen dos planos, dos mundos. Uno, es el plano real, la existencia del ser con todos sus entornos cotidianos y el otro, es su incertidumbre, la no certeza de esa dimensión imaginaria donde cada quien forja ese otro mundo, ese otro yo, de acuerdo a su caprichosa concepción poética. La disyuntiva entre la vida y la muerte que emergen y sumergen al contacto con la realidad y el sueño, lo objetivo y lo subjetivo, ese dualismo (razón y fe en el plano cognoscitivo) que acecha toda existencia consciente. Rubén Darío (1865-1916) expresa claramente en el tercero y cuarto verso de la primera estrofa del poema “Lo Fatal”, la angustia de la vida consciente, la que está estrechamente unida al dolor: “pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo / ni mayor pesadumbre que la vida consciente.”
Esta realidad no escapa a Raúl Xavier que dentro de situaciones y períodos totalmente diferentes, más de un siglo después, recrea en la connotación intrínseca de sus versos. El conjunto de versos expresa un claro concepto juicioso y bien conducido en el mismo sentido de Darío.
“Esa cercanía del abismo, ese despertar
de voces nocturnas que pasan por aquí
al cielo, es lo que nos hace dudar
si existe o no la eternidad del espíritu.”
Estos cuatro primeros versos de la poesía “Aquí o en la Eternidad” forjan un enfrentamiento del ser consigo mismo. El tiempo se acaba y no se puede seguir soñando. Urge enfrentar la realidad y es donde surge la duda, la disyuntiva del título del poema “Aquí o en la Eternidad”.
"Porque sólo el silencio es inmenso,
y su profundidad es diferente según
la velocidad y su altura de los sueños"
La noche y el día, el día y la noche, aparecen como dos espacios antagónicos y concatenados, donde el ser deambula en su mundo interno, dividido en dos partes, dos caminos que se complementan para continuar viviendo y muriendo tras la búsqueda de su equilibrio e integración.
La muerte del cuerpo y la vida eterna del espíritu, la tierra y el espacio sideral, ambos con sus peligros y sus riesgos, conllevan a la búsqueda por alcanzar una conciencia aproximativa, identificada con la existencia sustentada por una totalidad que incluye lo consciente y lo inconsciente del individuo.
Para concluir quiero manifestar a los lectores que no tengo, en este escrito, la más mínima intención de condicionar a los múltiples lectores de las obras de Raúl Xavier García. Por el contrario, estoy seguro que el encuentro de ellos con su producción literaria arrojará nuevos sentidos o puntos de vista ante su poesía que resulta ser muy rica por las diversas formas con que se puede analizar e interpretar los heterogéneos escritos del poeta.