Internacionales
El Papa Francisco publicó este jueves en el Vaticano su esperada encíclica sobre el medio ambiente en la que acusa a la política, a la tecnología y a las finanzas de depredar el medioambiente y generar pobreza y pide una «revolución cultural» para frenar la destrucción de la «madre y hermana Tierra».
El documento de casi 200 páginas, que lleva por título «‘Laudato si’, (Alabado seas) sobre el cuidado de la casa común», es considerado la primera encíclica que se le puede atribuir completamente al pontífice argentino, ya que la precedente fue escrita a cuatro manos con Benedicto XVI.
El título lleva las palabras con las que inicia el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, considerado el primer texto ecológico de la historia, escrito antes de la muerte del santo defensor de la naturaleza, en 1226.
En la encíclica, Francisco advirtió contra el comportamiento «suicida» de un sistema económico mundial que convirtió el planeta en un «depósito de porquería» y culpó a la «humanidad» de causar el calentamiento global.
UN ESTILO DE VIDA «INSOSTENIBLE»
El pontífice afirmó que «el estilo de vida actual» es «insostenible», denunció el «mecanismo consumista compulsivo» que contribuye a la destrucción del planeta y abogó por hacer una «sana presión» contra quienes tienen «el poder político, económico y social».
«La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilo de vida, de producción y de consumo», escribió el Papa, que acusó a «la política y a las empresas de no estar a la altura de los desafíos mundiales», tras haber hecho un «uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto» en la Tierra.
«Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural», dijo el Papa, quien advirtió de que no propone «volver a la época de las cavernas», pero sí «aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera».
ABANDONAR EL USO DE COMBUSTIBLES FÓSILES
El Papa pidió sustituir el uso de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) por el desarrollo de energía renovables para reducir las emisiones de gases contaminantes.
Francisco denunció además «el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas» como causa de los «fracasos de las cumbres mundiales» para frenar el calentamiento y el deterioro del planeta y acusó a los «poderosos» de no querer encontrar soluciones.
DEUDA EXTERNA CONTRA DEUDA ECOLÓGICA
Una parte importante de la encíclica se detiene en lo que el Papa denomina la «deuda ecológica» entre el norte y el sur, creada por los desequilibrios comerciales consecuencia de la explotación de los recursos naturales de unos países por parte de otros.
«La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica (…) con los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera y que siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro», sostiene en el documento.
«Con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí (en los países del sur) lo que no se les permite en países desarrollados», dijo el Papa, que tomó el caso de la Amazonía, donde hay «propuestas de internacionalización» que «solo sirven a los intereses económicos de las corporaciones transnacionales».
«Hoy cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta».
VIVIENDAS, AGUA Y OGM
En la encíclica el Papa aborda numerosas cuestiones como la escasez y deficiencia de las vivienda en muchas partes del mundo, el control del agua por multinacionales o la cuestión de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Francisco pidió facilitar el acceso de las personas más necesitadas a una vivienda propia, porque esa es una «cuestión central de la ecología humana» y abogó por un transporte público que sea prioritario, porque contribuirá a reducir la contaminación y hará más fácil la vida de las personas.
Criticó también que se llegue a poner en manos de empresas transnacionales el agua disponible, puesto que el acceso al agua potable es «un derecho humano básico, fundamental y universal» y favorecer que las multinacionales la controlen puede ser una fuente de conflictos.
Sobre los OGM Francisco pide una reflexión «responsable y amplia» sobre su desarrollo y uso porque su expansión «arrasa el complejo entramado de los ecosistemas» y puede favorecer el desarrollo de oligopolios en la producción de granos.
Por último, tiene también espacio en la encíclica para criticar el tratamiento dado a los bancos, para salvarlos «a toda costa» en detrimento de las personas «sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema», una propuesta transversal en este documento presentado hoy en el Vaticano.