Cultural
Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
A la luz de estos días en que se destaca sobre el origen del cristianismo a partir de la divulgación de la vida pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, la magnificencia de su santidad, de ser un Dios vivo, hijo de nuestro padre celestial, salen a relucir aspectos que nos muestran el futuro del cristianismo.
Jesús, quien fue a la cruz donde sufrió y murió para salvar nuestras almas del pecado, por hacer de la paz y el amor parte de su doctrina, de modo que cada uno de los creyentes cristianos logre canalizar estos sentimientos doctrinarios para construir en el a un ser mucho más humano, más fraternal, amoroso y solidario con sus hermanos, sean o no cristianos.
Nuestro Señor Jesucristo fue sometido a muchas pruebas, con el afán de colocarlo en contra del Imperio Romano y no lo lograron. Cuando le mostraron una moneda con las imágenes del emperador, él dijo: “Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.
Es precisamente esa sabiduría lo que obligo a los sacerdotes judíos a buscar un motivo para asesinarlo y sacarlo de en medio, por eso de que nuestro señor decía que era el Rey de los Judíos, pero cuando los interrogadores imperiales y judíos le preguntaron al respecto dijo que su reino no es de este mundo.
Arnold J. Toynbee se pregunta ¿ha fracasado el cristianismo? A lo que se respondió que: “En los años transcurridos desde que Jesucristo vino a predicar su evangelio de paz, los hambres se han pasado la vida haciéndose la guerra o preparándose para la guerra”.
“Sin embargo, el cristianismo no ha fracasado. Por el contrario ha hecho mucho bien al mundo. No es este el momento de hacer un balance de lo que el cristianismo ha hecho por la humanidad. Pero podemos echar un vistazo a lo que ha conseguido hasta ahora.
- El cristianismo se ha mantenido siempre hurgando en la conciencia del mundo.
- El cristianismo ha establecido sus normas. Normas que han venido actuando siempre como un aguijón sobre las conciencias de los pueblos.
Bertrand Russell, por ejemplo, un hombre que proclama públicamente que no es cristiano, defiende, sin embargo, unas ideas pacifistas que constituyen en realidad, una respuesta del pensamiento cristiano. Las gentes responden a las circunstancias y al medio ambiente en que se desenvuelven, y los no cristianos, en los países de Occidente han respondido hasta ahora, en general, a las normas de la moral cristiana.
Toynbee también saca a relucir las ideas contrarias, las ideas de guerra y no de paz, apoyadas dentro de un silencio cómplice y dejándose llevar por una corriente mundial que han blandido las banderas de la guerra. Cuando se produjeron las masivas conversiones al cristianismo, siglos III y IV, una religión que rechazaba la violencia, inclusos en el caso de la más cruel provocación, pareció aceptar la guerra.
Muchos cristianos dieron un viraje: lucharon contra los barbaros en vez de intentar convertirles. Prevalecía la idea de aceptar la guerra como un hecho normal, y los cristianos asimilaron las ideas de las masas, en lugar de convertirlas a las ideas del cristianismo.
Desde entonces los cristianos han venido aceptando la guerra.
- Antes del cristianismo no había amor en el mundo. Incluso los sacrificios que las gentes hacían eran fríos e inhumanos. Se vive en el mundo más áspero. Se aceptaba la esclavitud. Era el tiempo de las duras leyes de Roma, el mundo de los circos.
El cristianismo no pudo terminar completamente con estas asperezas, como se puso de manifiesto con el advenimiento del nacismo. Pero ha contribuido a que la reacción que producen sea cada vez más enérgica. El cristianismo ha dado un matiz positivo al sufrimiento. Cristo nos enseñó que el sufrimiento no se limitaba a una cosa que había que soportar, sino que, por el contrario, se trataba de algo sobre lo que había que triunfar. Y El triunfó.
- Toynbee decía en un artículo escrito en los años 70 que el cristianismo es una religión de esperanza para todos. Podía suponerse que al marcharse Cristo de la tierra se produciría una depresión general. Pero no ha sido así. Es posible que la esperanza de su segunda venida tenga que ver con ello. Comenta Toynbee que en el cristianismo surge la hipocresía, “como pude comprobar en un viaje a América donde encontré a diversos hombres de negocios que actuaban durante toda la semana en forma muy poco cristiana y el domingo iban a la iglesia”. Es lo que ahora decimos sobre los cristianos que adoptan una conducta anticristiana fuera de la iglesia y en la iglesia se golpean el pecho como si fuera tambor. Son “cristianos” por conveniencia, incapaces de darle mano a quien necesita ayuda.
El cristianismo ha conseguido el reconocimiento de los derechos de todos, “como se ha puesto de manifiesto con la abolición de la esclavitud y la emancipación de la mujer”.
La iglesia como institución tiene muchos fallos. Esto es inevitable. Todas las instituciones humanas existen para mantenerse en marcha. En un principio el cristianismo adoptó la burocracia autoritaria del imperio romano. Incluso en nuestros días sigue sin ser democrática como el Islam, por ejemplo donde no existe un clero oficial.
- Hay síntomas de cambios. Por ejemplo, las distintas denominaciones cristianas están intentando al fin unirse en un movimiento ecuménico. Cada una de ellas está dando pruebas de mayor caridad hacia los demás. De hecho, se hacen más cristianos.
En la actualidad durante sus viajes, los Papas, son aclamados incluso por árabes e indios, que han visto en él a un hombre que intenta ayudar a la humanidad. Esto comenzó a vislumbrarse cuando el Papa Pablo VI.
Finalmente se concluye que el cristianismo abre un nuevo y esperanzador futuro aunque como cuerpo organizado vaya a sufrir enormes modificaciones, según la opinión de Arnold J. Toynbee.