Tomado de El Archivo
DOMINGO, 16 DE DICIEMBRE DE 2012
Agradezco al Ingeniero, Historiador y Empresario Turístico, Eddy Kühl Arauz, cofundador con su esposa Mausi, de uno de los mas bellos resorts de montaña de Centroamérica "Selva Negra", los detalles históricos de la construcción del Teatro Nacional Rubén Darío, que en sus años mozos supervisó por Construcciones Nacionales, lo que le dio la oportunidad de estar presente desde la construcción de las bases sumergidas bajo el agua, hasta la elevada torre del Proscenium.
En sus notas, menciona a los Ingenieros Uriel Carrasquilla y Fernando Alanís Kollerbohn, como representantes del Consorcio de Arquitectos e Ingenieros y entre los supervisores a los Ingenieros Ricardo Solórzano en electricidad, Guillermo Quant en mecánica y Orlando Urroz Manfut en obras civiles. También a ingenieros de Construcciones Nacionales, como Raúl Amador Kühl, Jorge Hayn, Franklin Gavarrete y René Gutiérrez.
Nos relata Eddy, que "para la construcción de las fundaciones, se realizó una enorme excavación de 6 metros de profundidad con tractores. Como el fondo del sótano estaba bajo el nivel del agua del lago, para poder evacuar el agua, el ingeniero Franklin Navarrete diseñó un sistema de drenaje que la compañía del ingeniero Martín Benard Lacayo (*1914+2005) implementó, era así: se instalaron 15 bombas Pomona estacionarias (llamadas Well Points) en el exterior del perímetro del teatro, con columnas de bombeo de 4", 5" y 6" con capacidades hasta 400 galones por minuto, por 90 días trabajaron día y noche para drenar el agua y lodo que anegaba el enorme hoyo, algunas veces platicábamos con su hijo Martín, de 7 años de edad, que llegaba a saludarlo".
Y que "El piso está cubierto con cuartoncillos de madera densa tropical, siendo el tablado del escenario una obra maestra de carpintería de Ramiro Aranda, del taller de Cardenal Lacayo Fiallos, quien además tuvo a su cargo las enormes ventanales del Salón de los Cristales que miran hacia el lago".
Comparte el reto que fue la alta torre del Proscenium, necesaria para subir el cortinaje y las falsas paredes, que además ayudan a la acústica y recogen el humo provocado en actos de teatro, ópera o ballet, donde recuerda que una vez andaba con el Ingeniero Roberto Lacayo Fiallos, quien tropezó en una de las formaletas, cayendo a un nivel intermedio protegido por tablones, lo que le salvo la vida.
Sobre el Ingeniero Lacayo Fiallos, quien siempre infundía ánimo, nos dice que nunca olvida su expresión cuando ya se habían gastado los 12 millones de córdobas del presupuesto y todavía no se terminaba la construcción, que dijo: "Lo terminamos aunque tenga que vender mi casa". Al completar el edificio se invirtieron más de tres millones de córdobas adicionales al presupuesto original, cumpliendo hasta el último detalle. "Las enormes lámparas del Salón de los Cristales, fueron traídas de España -una donada, las otras dos compradas- y que su instalación la dirigió el ingeniero estructural Raúl Amador Kühl de Construcciones Nacionales".
En Nicaragua, la fiesta religiosa más popular se llama "LA GRITERIA" y tiene por cuna la ciudad de León. Se trata de una explosión de fe, que el pueblo demuestra la noche del 7 de diciembre, visitando altares construidos en honor a la Virgen María por devotos en sus respectivas casas. Quienes los visitan gritan al llegar "¿QUIEN CAUSA TANTA ALEGRIA?" a lo que los anfitriones responden "¡LA CONCEPCION DE MARIA!" y reparten golosinas, bebidas, útiles plásticos y otros. El Grito es iniciado en la plaza central a las 6:00 pm por el Obispo y respondido por la multitud que se abarrota, es seguido de fuegos artificiales de inimaginable magnitud que se replica cada 6 horas hasta la conclusión del día siguiente.
Esta fiesta se extendió a otras ciudades, por no decir al resto del país, con diferentes modalidades, por ejemplo, que la visita se organiza por grupos, los que entran a entonar cantos como el "TODA HERMOSA ERES MARIA".
Lamentamos que esta tradición este siendo prostituida por el Estado, usando sus medios y recursos para propaganda partidista, lo cual destruye la virtud de una actividad que por años ha brindado alegría y espíritu fraternal a los residentes de nuestros barrios.