Departamentales
Granada, Nicaragua
Por Augusto Cermeño
Bajo la responsabilidad de don Manrique Castillo, miembro de la prolífera familia Chalupa, se esta reparando el antiguo reloj de la Merced, de modo que de la hora exacta, con el pitazo respectivo de la una de la tarde y las campadas que corresponden a cada hora del día.
La información fue servida como primicia, por el mismo don Manrique, hijo y heredero del famoso Chalupa, quien por más de 60 años estuvo encargado, hasta su muerte, de reparar el mencionado reloj.
“Es la primera persona que me entrevista respecto al reloj de la Merced. Don Ernesto Chamorro es el único que pagaba por repararlo, pero yo lo estoy haciendo completamente gratis y el padre lo sabe, y no solo él. Lo que quiero es que me den los gastos para la grasa, el querosín, el zenner, para que quede bien lindo, y regularlo…”, manifestó Castillo.
Dijo que en la actualidad “el reloj está funcionando ya, pero sin campanas porque se había fregado el motor, y el motor, es mi hijo Jaime, el que lo está reparando. Por eso que ya el reloj va a funcionar, la gente va tener hora, y van oír los sonidos de las campanadas”.
“Esto te lo digo como una primicia. A nadie le he dado ninguna entrevista, ni nada. Quiero de que tú lo tires porque no voy a cobrar en ninguno de esos lugares, ni un cinco, porque tal vez es que ya me voy a morir”, manifestó.
Manrique recuerda que su papá, el señor Chalupa (qdep), “me llevó de 15 años ahí, y ese reloj lo conozco como mis manos. Ningún relojero, de aquí, puede decir que lo va reparar. A don Ernesto lo engañaron, porque alguien le cobraba 20 mil córdobas y no lo repararon, yo le cobraba seis mil pesos por repararlo y los que le cobraron 20 mil pesos le robaron…”.
Reiteró que a don Ernesto Chamorro (qdep) “le estaban haciendo una estafa entre dos personas, incluyendo uno de Managua. Yo lo estoy dando de gratis porque soy granadino, y me sentía mal. Yo tuve un sueño y de ahí viene todo, de ese sueño”.
Recordó que en los tiempos de don Edmundo Chalupa, cuando él (Manrique) tenía 15 años, al llegar ahí veo a la gente chiquita y le dije: -Papá, la gente se mira chiquita- y él me dice: cabrón, sino venimos para eso, venimos a trabajar. Eran las palabras que usaba mi padre en ese tiempo-.