Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
El Alcalde de Granada, ingeniero Eulogio Mejía Marenco, develó una estatua de Don Bosco, en el marco de las celebraciones del centenario de la llegada de la primera misión salesiana a Granada, un 22 de marzo de 1912, según el historiador y doctor Alejandro Barberena Pérez, en su libro Granada.
La escultura se develizó el jueves 20 de octubre 2011, en Calle Real de Xalteva, estando presente el reverendísimo padre Pascual Chávez Villanueva, rector mayor de la congregación salesiana a nivel mundial.
También estuvieron presentes ilustres miembros de la congregación Salesiana, destacando la presencia del padre Enrique Obando, Director del Colegio Salesiano de Granada, ex alumnos y ex alumnas salesianos, así como hermanos y hermanas y miembros de la comunidad Salesiana e Hijas de María Auxiliadora.
Autoridades locales e invitados especiales, participaron en el acto histórico que permite poner frente a frente dos grandes figuras de la educación cristiana, una mundial y una nacional, como los son San Juan Bosco y Doña Elena Arellano Chamorro, gran gestora, propulsora, de la llegada de los salesianos a Granada y a Nicaragua.
Tanto San Juan Bosco como doña Elena Arellano Chamorro, han luchado por la educación, la formación cristiana de la juventud, sobre valores que enaltecen y cimentan la calidad humana y moral de niños, niñas y adolescentes.
Doña Elena y su gran obra por la educación cristiana en Nicaragua, en Granada
Es importante destacar que la llegada de la primera misión salesiana a Nicaragua, el 22 de marzo de 1912, no fue nada fácil, significó una lucha continua, permanente de una ilustre y noble dama, como lo fue doña Elena Arellano.
Como bien lo expresa el historiador Jorge Eduardo Arellano (JEA): “La Congregación Salesiana sería la tercera orden de educadores religiosos, a la que doña Elena se vincularía muy estrechamente”.
En el libro de JEA, titulado “Una Laica Apostólica: Doña Elena Arellano (1836-1911)”, dice que doña Elena, al mismo tiempo que trabajaba por introducir a las Oblatas del Sagrado Corazón, expresaba su ferviente deseo de traer a los salesianos.
Contactó a los salesianos en Santa Tecla, El Salvador, donde regentaban un colegio. A principios de 1902, viajó a ese lugar, para hablar con el padre José Missieri, Inspector General de los salesianos en Centroamérica. Esta fue la segunda gestión de doña Elena.
El primer intento por traer a los salesianos, lo hizo durante el entierro de Don Bosco, en febrero de 1888. Este paso de la noble dama granadina, tuvo sus frutos. Ella oraba por que tal deseo se cristalizara, cuando se le presentó un joven obispo que le dijo: “Su ruego ha sido escuchado. La casa salesiana será establecida en su Granada”. Este interesante acontecimiento es registrado en el trabajo de Jorge Eduardo Arellano, pariente directo de doña Elena.
El joven prelado italiano que dio esperanzas a doña Elena, era Monseñor Juan Cogliero, futuro misionero de Tierra del Fuego y civilizador de los indios patacones.
Este intento de doña Elena, con todo y la apertura salesiana en Italia, se ve frustrada por la falta de personal, de modo que no logra concretar sus planes, a finales del siglo XIX.
Al inicar el siglo XX, el ambiente político hostil del gobierno del general José Santos Zelaya, inspiraba desconfianza, lo que impedía que los salesianos se establecieran en Granada.
Doña Elena visitó a Zelaya
Ante las dificultades que presentaba el Gobierno, doña Elena decide visitar al general Zelaya, “para convencerlo de los beneficios que rendiría a las clases pobres la presencia de esa Orden, ya famosa por sus oratorios y talleres. Zelaya se opuso rotundamente, pero en una segunda audiencia cedió su autorización”, expresa el historiador JEA.
Doña Elena, logra atraer a la orden religiosa se dirige al Puerto de Corinto a recibirlos, pero, como siempre, surge “un pelo en la sopa”. Doña Elena vio a los salesianos encabezados por el padre José Missieri, lo que le alegró inmensamente.
El padre Missieri, hizo subir al vapor a doña Elena y le da la mala nueva de que estaban impedidos de establecerse en Nicaragua, porque había recibido una carta del Obispo de Nicaragua, Monseñor Simeón Pereira y Castellón prohibiéndoles la entrada a su Diócesis, que era toda Nicaragua.
El padre Missieri iba de paso hacia Honduras, a abrir la primera casa salesiana en Tegucigalpa. La noticia que le dio a doña Elena, causó gran impacto negativo en la dama, de modo que hasta se llega a considerar un efecto dañino a su salud. El padre Missieri llego a afirmar “que esa decepción fue el principio de la enfermedad que se llevó a la tumba a doña Elena”, escribe Jorge Eduardo.
Con la caída de Zelaya, producto de una revuelta conservadora en 1910, abre las posibilidades de que los salesianos ingresen a Nicaragua. Ya para entonces, doña Elena ha agotado su fortuna y se dio a la tarea de buscar ayuda económica entre los vecinos pudientes de Granada.
Logra que don Constantino Marenco, pariente del Alcalde Mejía Marenco, donara a la causa salesiana la cantidad de 200 soles. Ese dinero le permitió a la dama, construir un edificio de dos plantas para residencia de los salesianos, que estuvo listo en marzo de 1908.
El 6 de marzo del mismo año, don Enrique Guzmán escribió en su diario: “Visito a la familia de Jossé Ignacio Bermúdez. Fui en Tranvía porque viven cerca de La Pólvora, en una casa de dos pisos que mi comadre Elena Arellano hizo construir para los salesianos que nunca vinieron”.
Cinco meses después de fallecida doña Elena, llegaron los salesianos a Granada. Un acontecimiento que hubiera llenado de mucha alegría a la noble dama granadina.
La obra fue completada por doña Luz Arellano viuda de Sequeira, quien se encargó de garantizar lo necesario para instalarlos. El 22 de marzo de 1912, entró a Granada una pequeña comitiva integrada por el padre José Missieri, el Presbítero José Dini, el estudiante Jorge Müller y el hermano Esteban Tossini. Con este reducido personal se abrió el Colegio San Juan Bosco el 15 de mayo de 1912.
Los salesianos se establecieron en el mismo lugar donde se ubica una construcción moderna, de granítico concreto, que sustituyó el antiguo edificio salesiano construido por la insigne dama granadina, doña Elena Arellano.
Según el doctor Alejandro Barberena Pérez (qdep), la casa se ubica en Xalteva, cerca de La Pólvora. En 1913 se recibieron 28 alumnos internos y 84 externos, por cuestiones de espacio. El año siguiente, el colegio se amplió hacia el sur, llegando a 134 el número de alumnos, entre internos y externos.
En 1915 es nombrado Director el padre Pío Baldiserotto, que mejoró las edificaciones. Le sucedió, provisionalmente, el padre José Missieri, provincial de la Congregación en Centroamérica. En ese tiempo se construye el ala sur del Colegio. Además se inician las obras de la Capilla de María Auxiliadora, preciosa joya arquitectónica de estilo gótico, que es orgullo de todos los granadinos.
La construcción de la capilla se concluye en 1922, bajo la dirección del Presbítero José Minichinelli. En esta obra trabajaron tres salesianos: El padre Missieri, constructor y director de la obra; el padre José Minichinelli, sucesor de Missieri y el padre Emilio Bottari, continuador de Michinelli.
Durante la administración de Michinelli se terminó el pabellón de la escuela de artes y oficios, en 1920. El padre Bottari, construyó el ala de los dormitorios, el Pabellón Pellas, con óbolo de cooperantes, los primeros, y el segundo con donativo de don Carlos Pellas (qepd).
En 1924 se abre las Escuelas de Artes y Oficios y se gradúan los primeros bachilleres en 1926, según el doctor Barberena Pérez, entre estos: Alejandro Abaunza Marenco y Napoleón Reyes Huete.
En 1928 el padre Bottari traslada a Granada los huérfanos de Managua, que son ubicados en el Pabellón Pellas. Este hecho se da, mientras se les traslada a un nuevo edificio en Managua, que, según el Gobierno, sería dirigido por los salesianos.
En 1930 es proclamado beato Don Bosco, siendo el padre José Dini, el nuevo director del Colegio Salesiano en Granada. El 27 de julio de 1945, año en que termina la Segunda Guerra Mundial, muere en Granada el padre José Missieri, primer gran fundador del Colegio Salesiano de Granada, a instancias de doña Elena Arellano.