EFE
El presidente cubano, Raúl Castro, se estrenó hoy (sábado 15 de septiembre 2015) en las Naciones Unidas reclamando el fin del embargo estadounidense sobre la isla, que consideró «el principal obstáculo para el desarrollo económico» de su país.
En su primer discurso en la ONU, Castro dijo que el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos y los cambios decretados por el presidente del país norteamericano, Barack Obama, «constituyen un importante avance».
«Sin embargo, persiste el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba por más de medio siglo», criticó en su intervención en la cumbre sobre desarrollo que se celebra en las Naciones Unidas.
Según Castro, el bloqueo «causa daños y privaciones al pueblo cubano», afecta a otras naciones y perjudica también a las empresas y ciudadanos estadounidenses.
Como cada año desde hace más de dos décadas, Cuba está impulsando en la Asamblea General de la ONU una resolución crítica con el embargo, un texto que habitualmente obtiene un respaldo mayoritario, pero que, por primera vez, podría adoptarse sin el voto en contra de EE.UU.
El Gobierno de EE.UU. informó esta semana que aún no ha tomado una decisión sobre cómo votará el documento, en el que se pide el fin del embargo, un paso que Obama lleva meses reclamando sin éxito al Congreso de su país.
Según Cuba, desde su implementación en 1962, el bloqueo estadounidense le ha costado a la isla un total de 833.755 millones de dólares.
El mandatario cubano, quien fue recibido con abundantes aplausos por los participantes en la cumbre, denunció los «niveles inaceptables de pobreza» que sufren muchas partes del mundo, el aumento de la brecha entre Norte y Sur y el incremento de la «polarización de la riqueza».
Según dijo, «la inestabilidad en numerosas regiones tiene su raíz en la situación de subdesarrollo en que viven dos tercios de la población mundial».
En ese sentido, consideró que los avances logrados en los quince últimos años con los Objetivos del Milenio han sido «insuficientes» y han estado «desigualmente distribuidos».
«En medio de la actual crisis económica y financiera, los acaudalados y las compañías trasnacionales se hacen cada vez más ricos, y aumentan dramáticamente los pobres, los desempleados y las personas sin casa debido a crueles políticas llamadas de austeridad», denunció el mandatario cubano.
«Oleadas de inmigrantes desesperados arriban a Europa huyendo de la miseria y de los conflictos que otros desataron», insistió.
Según Castro, para mejorar el mundo es necesario adoptar «compromisos tangibles» en materia de ayuda al desarrollo, «solucionar el problema de la deuda ya pagada varias veces», «construir otra arquitectura financiera internacional» y «cambiar el orden económico internacional vigente».
Tras su discurso de hoy, Castro volverá a hablar en la Asamblea General el próximo lunes, una jornada en la que coincidirá con Obama, quien llega mañana a Nueva York.
El presidente cubano ya ha aprovechado su visita a la Gran Manzana para reunirse, entre otros, con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y con autoridades estadounidenses como el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo.
Junto a la de Castro, destacaron hoy (sábado 26 de septiembre 2015) las intervenciones en la Cumbre de Desarrollo Sostenible del presidente chino, Xi Jinping, y del iraní, Hasan Rohani.
Xi anunció una ayuda inicial de 2.000 millones de dólares a los países en desarrollo para apoyarles en el objetivo de cumplir las nuevas metas contra la pobreza adoptadas en la ONU.
El mandatario chino se comprometió, además, a aliviar la deuda de los países menos desarrollados y abogó por «respetar» las elecciones que hace cada nación para avanzar hacia su desarrollo.
Mientras tanto, Rohani aseguró que el acuerdo nuclear sellado por su país ha creado las condiciones para una cooperación regional e internacional en áreas como el medioambiente y las políticas de desarrollo.
Además, destacó la doble amenaza que el cambio climático y el terrorismo plantean para la región de Asia occidental y aseguró que ambos problemas están vinculados, por las facilidades que la pobreza, la sequía y otros desastres dan a los extremistas para crecer y por los recursos que los gobiernos dedican a luchar contra ellos y que no pueden destinar a otras prioridades.