Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño

La pareja, que procreó tres hijos: Jacinto, Pedro y Martha, y que ya superan los 70 años de edad, celebraron sus Bodas de Oro en la Ermita del Perpetuo Socorro, sector de El Domingazo, el sábado 20 de marzo 2010, donde el sacerdote les renovó sus votos, con anillos, padrinos, cofre de bienes y el juramento de seguir la batalla de la vida juntos, en las buenas y en las malas.
A la misa asistieron los hijos, nuera, yerno, nietos y nietas, amigos y clientes fieles al mecánico capaz y honesto de Granada. La ceremonia se celebró con gran sencillez en general, pero con una alta dosis de cariño y amor que la pareja mantiene como una llama que encendida para la eternidad.
Los momentos de mayor solemnidad se dieron cuando “Cabo Luís” y doña Alba eran instados por el sacerdote a intercambiar la promesa de amarse, de cuidarse, de protegerse en los días buenos y en los días malos, en la abundancia y la escasez.
Después de eso salieron a relucir los anillos, que una de las nietecitas de la pareja portaba en una almohadilla, en estos se dieron las preguntas de rigor y la pareja procedió a colocar los anillos, que brillaban tanto como cuando se casaron por primera vez en 1960.

El mismo sacerdote hizo referencia a los matrimonios de ahora, que duran muy poco. Habló de una pareja que caso hace un año y ya están separados. Los matrimonios se deshacen ahora, con una facilidad increíble, lo que no es saludable para la sociedad.
La perpetuidad del matrimonio, civil o eclesiástico, dependen de factores de orden económico, social y, por supuesto, emocional. Sucede en muchos casos que las parejas no soportan las crisis de todo orden que siempre salen al paso de la vida, las que para unos son insuperables e invitan a la disolución de los matrimonios sostenidos por lazos muy débiles.
Los más fuertes, deciden sortear los obstáculos y siguen adelante, criando a sus hijos, formándolos y consolidando un hogar que poco a poco va sentando bases firmes que los sostienen hasta que llega el momento realmente difícil de la separación por motivos que solo Dios puede evitar: la muerte.
Incluso, cuando un miembro de la pareja se va a rendir cuentas al Señor, el que queda no dura mucho en esta tierra, por la ausencia del ser amado, de quien compartió lo dulce y amargo de la vida. “Cabo Luís” y doña Alba, están listos pare reiniciar la marcha hacia muchos años más de feliz existencia matrimonial.
La renovación de sus votos, la celebraron con fiesta y todo, donde estuvieron todos, los familiares, los hijos, los nietos y nietas, quienes comieron, bebieron y bailaron como Dios manda.