Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
Los bosques, en las faldas del Volcán Mombacho, están siendo arrasados por depredadores nocturnos y hasta de día, algunos ilegales y otros con permisos del Instituto Nacional Forestal (INAFOR), según versiones de pobladores de la zona.
LA VERDAD, realizó una visita a un sector aledaño a Caña de Castilla, donde nos enteramos que las motosierras truenan por las noches, destrozando árboles de todo tipo, algunos de ellos centenarios, de madera preciosa, contando en algunos casos con permiso del INAFOR.
Los depredadores llegan a realizar su labor de manera descarada, sin temor alguno a que las autoridades les impongan una multa o hasta la cárcel, según lo estipula el Código Penal vigente.
El Código Penal, en su artículo 384, dice: “Quien sin autorización correspondiente, destruya, remueva total o parcialmente árboles o plantas en terrenos estatales, baldíos, comunales, propiedad particular o vías públicas, será sancionado con pena de 6 meses a 2 años de prisión y de 200 a 500 días multa”.
Además el mismo artículo advierte al funcionario público: “El que autorice la tala rasante en áreas definidas como forestal o de vocación forestal para cambiar la vocación del uso del suelo, será sancionado con pena de 3 a 7 años de prisión e inhabilitación especial por el mismo período para ejercer empleo o cargo público”.
También la Ley castiga con mayor rigor, los actos delictivos que afecten “áreas protegidas, la pena será de 4 a 10 años de prisión y de 500 a mil días multa”.
El Código Penal dice que “no constituirá delito el aprovechamiento que se realice con fines de uso o consumo doméstico, de conformidad con la legislación de la materia”. Además la Ley establece que “el que realice cortes de especies en veda, será sancionado con prisión de 3 a 7 años”.
Los diriomeños, sobre todo los residentes en la zona de Caña de Castilla, están preocupados por el tenebroso futuro de las especies de la fauna silvestre (monos, loras, chocoyos, güises, ardillas, pájaros carpinteros, garrobos de toda especie, venados, felinos, serpientes, congos, etc.) que ocupan los árboles como su hogar.
Nos manifestaron, ocultando su identidad por motivos obvios, que por las noches se escuchan los bramidos de las motosierras y hasta en el día. En el trayecto de Diriomo a Granada nos topamos con una cuadrilla de campesinos que cortaban un frondoso guanacaste.
Despalan con permiso de INAFOR
El señor Francisco Meneses Mora, jefe del grupo de madereros, nos explicó que el árbol de guanacaste que estaban cortando con motosierra, es propiedad de la señora Mercedes López, quien le paga por realizar esa labor.
Explicó que lo talan para construir una casa, ya que la casa de la propietaria es destruida por grande raíces de un genízaro que levantan el piso de la vivienda. Meneses dijo que la señora López, con mucha dificultad, logró conseguir un permiso firmado por Hamilton Garay, delegado de INAFOR.
Mientras conversábamos con Meneses, la motosierra rugía, haciendo pedazos las enormes ramas del árbol, que además de usarse para el consumo ira a parar a los aserríos de Granada.
El corpulento guanacaste se convertiría en tablas, tablones y reglas para el lucrativo negocio de la madera. Meneses confirmó lo del despale de las faldas del Mombacho y sectores próximos a Nandaime.
Dijo que esa actividad la realizan “madereros ilegales, que cortan cedros, laureles, todo palo y se llevan hasta los mameyes”.