Departamental
Colaboración del Lic. Clemente Francisco Guido Martínez para LAVERDAD
Sep 5 a las 11:15 A.M.
¿Por qué William Walker decide atacar la hacienda San Jacinto?..¿qué importancia representaba para su estrategia militar?. Dejemos que el mismo Walker nos lo diga:
"La mayor fuerza del enemigo estaba en León a las órdenes de Belloso; en el mes de agosto comenzó Tomás Martínez a reclutar en Matagalpa y hasta en Chocoyos y La Trinidad. Las tropas de Belloso permanecían muy cerca de León; batidores procedentes de Managua solían hacer reconocimientos hasta más allá de Pueblo Nuevo sin encontrar señales del enemigo. Sin embargo, Martínez estaba recogiendo los vaqueros y criados adictos a los legitimistas dueños de haciendas de ganado al norte de Chontales y en los Llanos, y como éstos conocían bien la región les era fácil dar a su jefe noticias de todo lo que en ella ocurría.
Una gran parte del ganado que consumían los americanos se sacaba de aquellos distritos y solían conducirlo a Granada oficiales del país, acompañados de pequeños destacamentos de rifleros montados para el caso. Uno de los más competentes de estos oficiales era Ubaldo Herrera, cuyos servicios durante la guerra civil se han relatado ya.
A fines de agosto fue enviado Herrera con unos pocos americanos a una de las haciendas de ganado de Los Llanos, y cuando iba descuidado arreando las reses hacia Tipitapa, lo atacó y mató una pequeña partida de legitimistas. Este incidente fue a pocas millas de Tipitapa, y con tal motivo se ordenó al teniente coronel McDonald atravesar el río Tipitapa y marchar hacia Los Llanos para saber si había rastros de enemigos por ese lado. En aquel entonces los caminos estaban malos y todos los movimientos eran necesariamente lentos e inseguros debido a las fuertes lluvias de la estación.
Sin embargo McDonald, el capitán Jarvis y unos cuarenta hombres más salieron para San Jacinto, una gran hacienda de ganado situada a pocas millas al nordeste de Tipitapa. Se tenían noticias de que una parte del enemigo ocupaba la casa de esta hacienda, y habiendo llegado McDonald cerca de ella antes del amanecer, demoró el avance hasta no saber el número de las fuerzas enemigas. Poco después de rayar el día puso en movimiento su tropa para atacar: pero cuando iba avanzando a paso de carga se le hizo un fuego tan nutrido y certero que creyó prudente retirarse. Trajeron al capitán Jarvis mortalmente herido y McDonald se enteró de que el enemigo era más numeroso de lo que había supuesto y estaba metido en fuertes barricadas de adobes.
San Jacinto, punto estratégico militar:
La presencia del enemigo en San Jacinto era un serio inconveniente para el servicio de la proveeduría, y al saberse esto en Granada, numerosos voluntarios se ofrecieron para ir a desalojar a los legitimistas de la casa que ocupaban. Por el estado de los caminos era casi imposible mandar artillería a San Jacinto, aun en el caso de haber tenido las balas rasas o las bombas indispensables para el empleo eficaz de un cañón contra defensas de adobes.
Walker justifica su derrota previo a narrarla:
En Granada se tenía generalmente la idea de que los rifleros de McDonald se habían retirado demasiado pronto, y esto se debía a la falta total de disciplina que reinaba en aquel batallón. Viendo el entusiasmo de algunos oficiales y ciudadanos, y deseoso como estaba de averiguar con mayor exactitud de que fuerzas disponía el enemigo más allá de Tipitapa, Walker consintió en que se enrolasen voluntarios para ir a atacar a San Jacinto.
Estos voluntarios eran en su mayor parte americanos que habían sido licenciados o que renunciaron sus puestos en el ejército y de ellos fueron inscritos unos sesenta y cinco o setenta en Granada y Masaya. Entre los oficiales que se incorporaron a la expedición figuraban el mayor J.C. Oneal, los capitanes Watkins, Lewis y Morris, los tenientes Brady, Connor, Crowell, Hutchins, Kiel, Reader y Sherman.
Salieron de Granada en la tarde del 12 de setiembre y pasando por Masaya llegaron a Tipitapa en la mañana del 13. En Tipitapa ofrecieron el mando de la fuerza al Teniente coronel Byron Cole, que había estado visitando varios lugares de Chontales con el objeto de conseguir ganado para el ejército y lo aceptó.
Wiley Marshall, ciudadano de Granada, fue nombrado segundo comandante. Del Espíritu aventurero que reinaba, no sólo en estos hombres, sino en otros muchos en Nicaragua, puede juzgarse por el hecho de que conforme a esta organización improvisada el mayor Oneal consintió en ponerse a las órdenes de Marshall, quien no era más que un simple ciudadano.
Plan de ataque filibustero contra San Jacinto:
Cole y su tropa llegaron a San Jacinto hacia las cinco de la mañana del domingo 14 de septiembre, encontrando una casa bien situada para la defensa en una pequeña altura que dominaba todo el terreno de los contornos. Cerca de la casa había un corral cuyas cercas servían para protegerse de las balas de rifle o de fusil. Cole hizo alto algunos minutos para disponer el plan de ataque. Dividió su pequeña fuerza en tres columnas, poniendo la primera a las órdenes de Robert Milligan, ex-teniente del ejército, la segunda a las del mayor Oneal y la tercera del capitán Watkins.
Walker narra la paliza recibida:
El ataque contra el enemigo debía hacerse por tres puntos distintos y emplear como arma principalmente el revólver. Tomadas estas disposiciones se dio la orden de cargar simultáneamente por los sitios designados para cada sección. Esta orden fue obedecida con bizarría y Cole, Marshall y Milligan habían penetrado ya en el corral cuando fueron barridos por el fuego certero del enemigo. Oneal fue más afortunado; tan sólo recibió una herida en el brazo, al paso que Watkins quedó fuera de combate de un balazo en la cadera. De suerte que casi en el mismo instante y estando ya los soldados a unas pocas varas de la casa, todos los jefes y casi una tercera parte de la fuerza total quedaron muertos o heridos.
Walker confirma huida hacia Tipitapa
Entonces los demás, viendo que nada podían hacer en tan corto número, se retiraron llevándose sus heridos, y algunos minutos después iban ya en plena retirada para Tipitapa.
De tal manera que en el intrépido pero inútil asalto de San Jacinto pereció Byron Cole, cuya energía y perseverancia habían contribuido tanto a llevar a los americanos a Nicaragua…Tampoco fue Cole la única pérdida de nota en aquel día fatal. Marshall murió de sus heridas después de llegar a Tipitapa y entre los desaparecidos figuraba Charles Callahan, a quien se había nombrado administrador de la aduana de Granada. Era corresponsal del Picayune, periódico de Nueva Orleans, y su carácter afable le había ganado muchos amigos que sintieron su muerte prematura.
Walker narra la desmoralización y miedo que produjo a los yanquis la derrota de San Jacinto:
La retirada de los voluntarios de San Jacinto fue irregular y desordenada, y en soldados como los que tenía McDonald en Tipitapa, la llegada de los derrotados causó un efecto alarmante. Fue tal el pánico que destruyeron el puente del río para que no lo aprovechase el enemigo que aguardaban; pero éste no apareció y la alarma se fue calmando paulatinamente. Sin embargo, la noticia de la defensa de San Jacinto alentó mucho a los aliados, y a poco de haber llegado estos a León, Belloso, a instancias de algunos de los más resueltos de sus oficiales, decidió avanzar sobre Granada.
Y BELLOSO AVANZÓ HASTA TOMARSE MANAGUA Y LUEGO MASAYA….
NOTAS TOMADAS DEL LIBRO: LA GUERRA DE NICARAGUA. AUTOR: WILLIAM WALKER. Traducción de Ricardo Fernández Guardia. Primera Edición, San José de Costa Rica, 1924. Segunda Edición EDUCA San José de Costa Rica, 1970.
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Clemente Francisco Guido Martínez.