14 diciembre 2024

El Archivo CCCXXVI – Eliminemos lo Inútil!

 

Departamental 
Alejandro José Gallard Prio 
Domingo, 3 de agosto del 2014.  
 
La tarea urgente, de todos los organismos de integración de Centroamérica, debería girar en torno de eliminar el arcaico sistema burocrático de algunos de sus países miembros, que detiene la agilidad para el transporte de pasajeros y mercaderías que demanda nuestro siglo.     
 
Siempre que veo una carreta tirada de bueyes o un carretón halado de un famélico caballo, compartiendo nuestras modernas carreteras con esos inmensos camiones de 18 ruedas, así como autobuses, automóviles y camionetas, mi mente se traslada a las fronteras y aeropuertos, donde el papeleo agota, cansa y detiene el progreso y aburre al que requiere de todo minuto de su viaje, para conocer, departir y crear amistades.
 
No es posible que con las facilidades que tiene todo puesto fronterizo terrestre, marítimo y aéreo –léase aeropuertos– equipados con modernos sistemas computarizados, tengamos que llenar tantos papeles inútiles y que cada día aumentan, como el que requiere el Ministerio de Salud de Nicaragua, donde hay preguntas que más bien parece que estamos ingresando a un Hospital, pero lo que huele a ridículo es que desea saber el número de asiento que ocupaste en el avión y otras necedades, que están en los records de la Dirección de Migración y Extranjería y que ellos pueden solicitar, sin problema alguno.
 
Cuando el Agente Migratorio, escanea en el Puerto de Entrada, el Pasaporte o Cedula en su equipo, tiene a su vista y disposición, toda el historial del viajero enfrente de él, por lo que, lo único que podría preguntar y agregar digitalmente, serian, las siglas de la empresa aérea y número de vuelo, autobús o automóvil que ingresa, cuantos días va a permanecer y en que hostal o casa particular piensa hospedarse.
 
Mientras las burocracias de Migración y Aduanas desperdician papel que pudiera convertirse en cuadernos para el sistema escolar, los Estados Unidos, han instalado en sus aeropuertos unas máquinas inteligentes para el ingreso de sus ciudadanos, que aceleran el proceso de entrada y economiza personal, ya que con solo pararse frente a ellas y seguir las indicaciones,  escanea tu pasaporte, te fotografía y emite un pase con el que los agentes te deja ingresar a la sala donde recibes tus maletas y afuera.
 
Pero como esta agilidad de procedimiento tome algún tiempo en hacerse realidad, aun con los buenos oficios del Consejo Superior de la Empresa Privada de Nicaragua (COSEP), el cual aplaudimos, ya que demuestra que los líderes de la empresa privada, con José Adán (Chanito) Aguerri Chamorro a la cabeza, están tomando muy en serio los pequeños detalles para hacer realidad nuestro crecimiento de visitantes, que ha demostrado ser una fuente de empleos y de crecimiento industrial y comercial.
 
Sugerimos que hagamos uso de nuestra música y simpatía artística nata, contratando un par de tríos de Guitarra, que den la bienvenida a nuestros visitantes con melodías románticas en el salón de espera de equipaje, tan áridos y aburridos. A lo anterior le podríamos agregar un par de bellas jovencitas ofreciendo nuestra bebida simbólica de la amistad, el café, servido en vasitos de cartón desechables.
 
Todo lo anterior, me trae el recuerdo la anécdota que me relatara mi querido amigo, Mario Salvo Horvilleur, presidente de ESKIMO, que dentro de sus medios de venta, tienen los inconfundibles carritos ESKIMO, que con su campanita sonando para atraer clientes, los encontramos en todos los rincones del territorio nacional, tanto así, que dice Mario, que el pasado embajador de Estados Unidos de América en Nicaragua, Robert Callahan, al despedirse, le solicito que le vendiese uno de los carritos, para tenerlo en su casa y con el recordar todos los lugares que visito en Nicaragua, ya que doquiera que fuese, veía al ya famoso carrito.
 
Qué bonito seria que en ese mismo salón, estuviera uno de esos carritos, sonando su amistosa campanita y ofreciendo paletas y conos ESKIMOS. Un gesto de amistad que muy pocos regiones del mundo pueden ofrecer. Todo es posible, si hay buena voluntad y eso es algo que mi amigo Mario, le sobra.
 
Debido a que este Archivo lo estoy escribiendo en la librería publica de Quogue, este lindo pueblo donde nos refugiamos los veranos con nuestros hijos y nietos, los Fernández-Gallard y por ser un neófito en esto de la ciencia de la computación, que me ha obligado a escribirlo tres veces, ya que cuando lo había terminado, tocaba alguna tecla equivocada y desaparecía, les ruego permitirme cortar hasta el próximo ARCHIVO CCCXXVII del domingo 10 de agosto del 2014, desde este mismo paraíso del Estado de New York, con una poco más de experiencia en estos vericuetos cibernéticos del mundo moderno.
 

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