WTB
25 de mayo de 2016
La fidelidad de las abejas hacia su reina no tiene límites. Y si no, que se lo digan a Carol Howarth, una mujer galesa de 65 años que vivió una situación de lo más peculiar cuando regresaba en coche de una reserva natural hasta su hogar en la localidad de Haverfordwest.
Cuando estaba en la carretera, escuchó un extraño zumbido en la parte posterior de su vehículo. Tras parar, descubrió con asombro que el origen del ruido no era una avería, sino un gigantesco enjambre que había decidido posarse sobre su coche.
Un trabajador del parque natural que pasaba por la misma vía paró para ayudar a la mujer. Pero en vez de echar a los insectos con agua o a manotazos -hubiera sido una auténtica locura- evaluó con frialdad la situación y llamó a la brigada de apicultura del centro natural.
Los expertos consiguieron alejar a las abejas, y Carol siguió su camino. Pero al día siguiente, cuando fue a volver a coger el coche, descubrió con espanto que el enjambre había vuelto. La señora decidió ponerse en contacto con los trabajadores del parque natural, que acudieron en su ayuda. Y esta vez, lo hicieron de manera definitiva.
Tras examinar el vehículo, descubrieron que su interior se encontraba ni más ni menos que la reina del enjambre, que había quedado atrapada. Por ese motivo, las demás abejas decidieron seguirla. Los apiculturores liberaron a la primera de las abejas y las demás se fueron detrás de ellas.
Roger Burns, uno de los expertos que participaron en la curiosa operación asegura en declaraciones concedidas al diario Metro que “La reina debió sentirse atraída por algo dulce que habría dentro del coche. Quizás entró por hueco del limpiaparabrisas o por una rendija de la puerta”.