Granada, Nicaragua
Por: Fernando López Gutiérrez
Son sorprendentes los grabados en xilografía de tres artistas que imprimen en el taller gráfico La Sirena, de la calle El Arsenal en la ciudad de Granada, y que inauguraron su exposición este Viernes 13 de mayo del 2011 en la galería de la Casa de los Leones, con el apoyo de la fundación Casa de los Tres Mundos y la fundación ArtSur de España.
Exponen 15 obras de formato mediano, si tomamos en cuenta las dimensiones con que se ha impreso antes en nuestro país grabados de esta naturaleza, oscilan entre 32×52 cms. Y 53×72 cms., todas talladas sobre madera de pochote e impresas con tinta negra sobre papel blanco denominado “papel sirena”.
Los artistas jóvenes son Alejandro Castillo, Roberto Sandino y Hamilton Reyes, quienes exhiben en sus obras además de un buen dominio de la técnica del tallado e impresión, también abordan temas con contenido diverso cada uno de ellos y utilizando recursos expresivos e imágenes que nos permiten entrar en la obra leyendo su intencionalidad o sensibilidad artística.
Debo decir categóricamente que es una muestra exquisita, que atrae y hasta seduce por su calidad expresiva y limpieza técnica, pero además por su contenido temático y aquí quiero señalar puntualmente algunas consideraciones sobre cada una de las obras de los tres artistas gráficos.
Hamilton Reyes, escogió para esta exposición cinco grabados cuyo eje central es el bote o la embarcación, cuatro de ellos de madera, artesanales situados en una playa solitaria, sin presencia humana, con fondos lacustres y riberas arboladas, cielos limpios, despejados y de fondo en el horizonte a ras del agua unas isletas cercanas o unas montañas lejanas, que podrían evocar el paisaje granadino y en la lejanía la cordillera chontaleña, quizás; entre estos hay uno extremadamente solo, solo sobre la arena, solo con el agua y el cielo, sin otra compañía de ninguna especie y finalmente nos lleva a una embarcación metálica un barco no un bote, amarrado a un muelle sin vida humana en la escena. Xilografías lacustres contemplativas del paisaje y quizás el bote o la embarcación sean por elaboración la única presencia que Hamilton nos quiere enseñar, romanticismo con las vetas de la madera noble.
Roberto Sandino, excelente dominio y lenguaje, habla con otros enfoques temáticos aunque predominando la mujer como símbolo expresivo, la soledad, la displicencia o despreocupación, las ilusiones, el amor adolorido y las preocupaciones. Verán en la xilografía titulada “anhelando soledad” árboles truncados, huecos, sin hojas y la mujer que encarna lo bello, al centro con los mundos deseados de la luna y el lago, la vid, en sus extremos difícilmente alcanzables. Una imagen sugerente, la pereza en un gesto, en un torso de hermosos, turgentes juveniles pechos atractivos, fina expresión, buen trazo, la magia de la luz. Otra bella de pechos tiernos altivos que ve con esperanza hacia la alborada con el pelo alborotado. El dolor en la expresión de mujer que viendo hacia la ventana o el espejo, cubierta de lenguas vegetales, descubre con asombro y tristeza, hojas secas o vidrios rotos que pueden ser señales de aflicción frente al otoño o el pasado de su vida, acrecentando lo dramático de la imagen el corazón enraizado que sobre su cabeza derrama la savia carmesí.
En otra de las obras hay un rostro adusto, duro, fuerte, surcado de raíces amenazantes y arma, de su cerebro emana como de una chimenea el humo o las nubes crispadas. Su mirada hacia el horizonte árido de tierra baldía y cielo vacío, con el toque surrealista que lo pone el tiempo suspendido, el ajedrez de la jugada de su vida y el dinero que flota desde el cajón que es el baúl de sus enseres, de sus cosas vitales.
Y finalmente Alejandro Castillo con una obra de conjunto altamente llamativa e innovadora por la introducción de efectos grises en sus xilografías, en las que generalmente el efecto es de contraste blanco y negro (papel y tinta), lo que a mi criterio lo ha logrado muy bien.
En la obra “Gato negro y dos sombras” apreciamos un gato a la izquierda sobre podio viendo una escena de hombre y mujer embarazada de espaldas, como separados pese a la corriente de vida en la esperma y el óvulo, de la fecundación, hay desesperanza y agobio por las posiciones de ambos cuerpos. La obra “Guitarra Negra”, enseña una mujer de cejas tristes y brumas sobre el pecho que levanta la guitarra en un gesto de búsqueda de esperanza, de la música como remedio o quizás es el canto de la muerte. “Damas en la luz”, en contraposición a la erguida juventud la cansada madurez de las mujeres delgadas y de flácidos pechos, agua en los pies y reflejo de la desnudez del tiempo que transcurre e irremediable golpea.
Una de las cinco obras de Castillo tiene un extraordinario manejo del soporte y la técnica, no tiene título, pero cada tragaluz sugiere una articulación de la vida, es una combinación de nervios esencialmente vital, son pequeños vitrales de la esencia. Hay en la xilografía una mujer que abre la ventana pero pareciera que se asusta y no quiere ver, y otro ser de múltiples brazos o su otro yo que busca la luz de la sabiduría que concentra el libro (máximo depositario del conocimiento humano) y los espacios ajedrezados implican al parecer el juego de la vida, el tablero, el ajedrez, el reto. Y el último que aprecié con asombro por la utilización de los tramados grises en la xilografía fue el rostro femenino clásico, de fina y recta nariz, de labios encarnados, el cabello en terminal de arreboles y el velo que le cubre los ojos, evitando las miradas, se nos esconde la luz, la profundidad del alma que se escapa por la vista, nos la niega, pero nos regala una maravillosa estampa.
Aparentemente son temas dramáticos y dolorosos, pero en el fondo abordan un aspecto esencial del ser humano y sus vivencias. Es una exposición muy equilibrada y digna de mostrarse en diferentes galerías y espacios culturales del país, felicitaciones y enhorabuena para el grabado nacional. Deberían pasar a verla.
Mayo 2011, Granada, Nicaragua.