Granada, Nicaragua
Sábado 08 junio 2013
Augusto Cermeño
Algo realmente terrible se asoma en el sistema predominante en Nicaragua y buena parte del mundo: el rechazo laboral a personas mayores de 40 años, aunque su potencial y experiencia sean envidiables. Esto ya esta llevando a un estado de estrés y depresión que arrincona tanto al afectado que lo lleva a tomar decisiones tan terribles como el suicidio.
El caso del relativamente joven profesional contable Rito Medardo López Zapata, de 46 años de edad, padre de dos hijos, contador desempleado desde hace 6 meses, luego de ser víctima de un “recorte” en la empresa distribuidora de energía DISSUR o GAS NATURAL (Masaya), sufrió un ataque depresivo, desde el momento de su despido.
En una conversación que sostuvimos con Francisco Adolfo López Zapata, hermano de Rito, logramos ahondar mucho sobre la fatal decisión que Rito tomó el sábado 1 de junio del 2013, a eso de la una de la tarde.
Rito Medardo aplicó para obtener empleo en varias partes, pero la respuesta era: lo vamos a llamar. El problema de fondo era la edad, porque todos los ciudadanos con edades arriba de los 40 años tienen muy pocas oportunidades de empleo, generalmente les niegan el trabajo.
“El siempre pensaba que ya lo iban a llamar y como no lo llamaban se decepcionaba”, comentó Francisco. Recordó que hace un tiempo, unos 30 años, “se prefería al adulto por la seriedad. Es una persona más de su casa, no falla. No como el joven que anda pensando en la fiesta, la discoteca y es más inseguro”.
Francisco Adolfo nos relató todo lo que hizo por convencer a su hermano de que la oportunidad esta en él mismo, en crear su propia fuente de trabajo, de modo que sería su propio jefe.
La idea entusiasmó a Rito y comenzó a invertir en una pulpería, del dinero que recibió de la liquidación que le dieron en DISSUR. Invirtió mil dólares y Francisco Adolfo le recomendó meterle mil dólares más.
En esas ideas andaba, en esos pensamientos, cuando Rito decidió probar suerte comprando lotería, se fue a la ferretería Lugo a comprar un apagador de pared. Varias personas, incluyendo el vendedor de lotería hicieron contacto con Rito, la mañana del sábado 1 de junio (2013).
Sumergido en sus pensamientos, “se movió a la playa, ahí lo vieron, a la 1:30 estaba bien, siguió caminando en los andenes del Centro Turístico. Llamó a un señor Guzmán, pidiendo agua, le dijo: dame agua por favor –se estaba ya asfixiando- que me tome la pastilla de curar frijoles…”.
Rito había comprado la pastilla de curar frijoles con el propósito de combatir a los ratones en casa. Pero, luego de hacer las compras se fue en busca de la soledad, de contacto con la naturaleza. Se fue a la costa del lago.
Hubo intentos de salvar a Rito, fue llevado al hospital, mientras en su casa, su esposa Catalina e hijos, ignoraban su paradero. Tal parece, según piensa Francisco, que a su hermano le sustrajeron la cartera, porque en el hospital no conocían su identidad y al morir lo metieron en la morgue.
Fue en la madrugada del domingo 2 de junio, que la ahora viuda de Rito López Zapata, al buscarlo por todos lados, fue a parar al hospital donde se encontró con la noticia nefasta de que su esposo se había quitado la vida.
Rito era hijo de Rito López Pérez y Patricia del Carmen Zapata de López, ambos ya fallecidos. Don Rito era hermano del ilustre maestro de generaciones Frank López Pérez.