Sucesos
Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeño
La situación planteada por Carlos García, sobre las calamidades, dramas, maltrato y humillaciones que viven los reos de las cárceles policiales de Granada, debe ser objeto de una revisión concienzuda, de una inspección de los mandos superiores y, ¿por qué no?, por los derechos humanos.
Aquí en Granada, hemos consultado con el comisionado mayor Francisco Sanchez y lo único que nos dijo es que el quejoso, Carlos García, debe visitar la Policía para ventilar su queja.
La cárcel es un lugar por el que cualquier puede pasar, por “x” y “y” circunstancias, y los que están presos son seres humanos, no pedazos de madera o animales, aunque muchas veces tratamos mejor a un animalito de Dios que a un ser humano en una situación como la de los presos.
Carlos nos dijo que en el supuesto levantamiento de presos el miércoles (15 del 2015) al medio día, es una campanada de alerte de lo que pueda ocurrir en cualquier momento. Pende sobre las autoridades policiales una explosión que les pueda resultar incontrolable, cuyo saldo sea doloroso para todos, y se puede evitar abordándolo de la mejor manera. El Gobierno tiene aquí un reto, la urgencia de mejorar el sistema carcelario a nivel nacional, ya que las cárceles del Sistema Penitenciario están desbordadas y los presos se quedan en las raquíticas, sofocantes e incomodas cárceles policiales.
“Ahorita (4 de la tarde del 15 abril) había gente que desde el mediodía estaba esperando para pasarles la comida. Los empezaron a requisar, y en la requisa les botaron el agua, les botaron la comida, a mi hermano le regaron toda su comida el agua se la botaron”, comentó García.
Reiteró que los guardas policiales usan un sistema de confiscación de la comida, quitando la mayor parte y pasándole menos de lo que los familiares les llevan “con mucho sacrificio”.
¿Murió un reo?
Según Carlos García, “la semana pasada, entre el 6 y el 11 de abril (2015), se murió un reo, por culpa de la policía”, al que solo identifica como Gerson. Agrega que “se lo llevó la ambulancia y solo fue a morir al hospital”.
El reo, presuntamente se quejaba y pedía que lo llevaran al hospital, pero no le hicieron caso, cuando disidieron llevarlo ya era demasiado tarde: murió en el Hospital Amistad Japón Nicaragua.
“El gritaba: llévenme al hospital, llévenme al hospital. Miguel Ángel le decía a un oficial que se lo llevaran y nunca lo llevaron. Como se desmayó, se lo llevaron al hospital y fue a morir al hospital”, manifestó García.
“Todo eso sucede en las cárceles policiales. A los reos no los llevan en tiempo y forma al médico. Los medios no se dan cuenta de eso. Uno lleva un medicamento y, a veces, no te lo quieren pasar. Cuando uno quiere hablar con el comisionado para ver si le resuelven, pero nunca está el comisionado. Nunca hay respuesta por parte de la policía”, declaró García.
Para la asistencia de los presos “no hay botiquín, no hay nada, nunca hay nada. Los reos piden a los familiares que les lleven medicamentos para el dolor, para la diarrea, que nos den agua, tráenos para el estómago, que nos sentimos mal….”, expresa García y su señora esposa.
Enfermedades venéreas a la orden del día
Carlos García nos manifestó que en las celdas policiales, donde están apretujados en espacios muy reducidos, las enfermedades venéreas están a la orden del día. Dijo que fue “a visitar a uno de ellos, que a veces lo sacan y me está contando que está podrido. No se puede tratar porque no le quieren dejar pasar un medicamento”.
“Ese ciudadano que se murió, murió como un animalito. La policía: muy bien, brilló por su ausencia. Los medios de comunicación no se dan cuenta de esas anomalías, por parte de la policía, porque por ellos se murió ese reo. Si se le ha tratado a tiempo, se le hubiera salvado la vida”, concluyó García.