EFE
El huracán Irma azotó hace un año hoy algunas localidades del noreste de Puerto Rico y la isla-municipio de Culebra, como uno de los ciclones más fuertes de la temporada de huracanes 2017, causando también daños millonarios en el noreste de las Antillas con vientos de hasta 280 km/h.
Irma se convertiría en el ciclón más potente categoría 5 que haya impactado a la isla desde San Felipe en 1928, pero cualquier daño quedó opacado por la devastación causada por el huracán María, 14 días después.
Los puertorriqueños habían experimentado los estragos de Hugo en 1989, de categoría 3, y Georges en 1998, de categoría 2, pero no a la magnitud de Irma.
Por ello, y según dijo hoy a Efe José Álamo, meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) de San Juan, la frecuencia de un impacto mayor a la isla se promediaba en 90 años, uno menos que la diferencia entre San Felipe e Irma.
En esta foto de archivo tomada el 21 de septiembre de 2017, un hombre camina frente a casas destruidas en Cataño, Puerto Rico, el 21 de septiembre de 2017.- En esta foto de archivo tomada el 21 de septiembre de 2017, un hombre camina frente a casas destruidas en Cataño, Puerto Rico, el 21 de septiembre de 2017.
«Muchos de nosotros no habíamos pasado por un huracán de tal magnitud y por otros, estoy tan seguro que se recuerdan poco», sostuvo Álamo, con diez años de experiencia en el SNM.
Álamo explicó que Irma ostentaba «todas las condiciones» climatológicas para convertirse en un huracán categoría 5, pues el ambiente no contaba con vientos cortantes, las aguas del Océano Atlántico estaban calientes, no había bandas del polvo del desierto del Sahara y su tamaño.
«Irma tenía todos los ingredientes adecuados para el desarrollo de estos ciclones», enfatizó.
En esta foto de archivo tomada el 22 de septiembre de 2017, una vista aérea muestra el vecindario inundado de Juana Matos después del huracán María en Cataño, Puerto Rico, el 22 de septiembre de 2017.- En esta foto de archivo tomada el 22 de septiembre de 2017, una vista aérea muestra el vecindario inundado de Juana Matos después del huracán María en Cataño, Puerto Rico, el 22 de septiembre de 2017.
En hechos relacionados a las malas condiciones climatológicas causadas por Irma en Puerto Rico fallecieron tres personas.
Los puertorriqueños, a su vez, observaban las imágenes en los televisores y la web los estragos catastróficos que ya había ocasionado Irma en varias islas de las Antillas Menores.
Las islas de Antigua y Barbuda, Barbados, San Martín, San Bartolomé y Tórtola, fueron algunas de las más golpeadas por Irma, al quedar devastadas con graves inundaciones, pérdidas de residencias e interrupciones generales del servicio eléctrico y de agua.
Fue así que entonces los puertorriqueños se alarmaron más y salieron apurados a los supermercados y tiendas para comprar comestibles y artículos de primera necesidad, como agua, pilas, radios y comida enlatada, así como paneles de madera, planchas de zinc, sogas y candados para la llegada de Irma.
Irma, no obstante, pasó 96 kilómetros al noreste de Puerto Rico, aunque azotó gravemente a Culebra, dejando también más de un millón de personas sin el servicio eléctrico, carreteras intransitables por árboles y ramas caídos sobre ellos y tres muertos.
Y, tras su paso por Puerto Rico, Irma prosiguió su rumbo hacia La Española (la isla cuyo territorio comparten R.Dominicana y Haití), Cuba y el estado de Florida.
Sin embargo, dos semanas más tarde y con aún con 80.000 personas esperando a que el servicio de electricidad en sus hogares se restableciera por el paso de Irma, llegó María, el huracán más potente que haya pasado por Puerto Rico desde San Felipe, en 1928.
«Irma fue bien intenso. No diría que fue una práctica. En un sentido sencillo, puede ser un precursor de lo que pudo haber pasado, porque en la mayoría fue en las Islas Vírgenes», sostuvo Álamo.
Por su parte, Irmary Claudio, una maestra de Español en una escuela de Santurce (San Juan), sostuvo a Efe que el paso de Irma provocó «un susto que nos sirvió de ensayo como preparación o antecedente a lo que iba a ser el huracán María».
«Con Irma, me di cuenta que definitivamente el país no estaba preparado para un huracán como María, pues hubo gente que desde Irma no tuvo servicio de energía eléctrica, cuando en un abrir y cerrar de ojos nos llegó María encima», recordó.
Claudio rememoró que aunque su residencia no sufrió daños por Irma, otros educadores de su misma escuela sí, e incluso, el propio centro educativo.
«Aprendí que los desastres naturales tal vez no tocan de la misma manera a todos y que cuando no le toca a una tal vez sí azota a otra persona. Es entonces cuando nos corresponde ser solidarios», puntualizó.