Arte y Cultura
Granada, Nicaragua
Domingo 29 marzo 2015
Por Augusto Cermeño
Granada fue, es y seguirá siendo la principal potencia de fe cristiana católica de Nicaragua, y sus músculos los muestra cada día, cada semana, cada mes y cada año con sus tradicionales procesiones, sobre todo en Semana Santa, cuando sus calles, sus comarcas conmemoran la Vida Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
El Domingo de Ramos (29 de marzo 2015), LA VERDAD estuvo presente, en el antiguo templo de San Francisco, donde oficia el Padre Mario Campos, en una misa de Bendición de las Palmas, donde estuvo presente monseñor Jorge Solórzano Pérez, Obispo de la Diócesis de Granada, quien se ha mostrado muy convencido de la profunda religiosidad cristiana católica y mariana de los granadinos.
El rostro del guía espiritual de los granadinos, nos muestra cuan feliz se siente de participar, de seguir los pasos de Jesús, en Granada, donde las calles, incluso en estos días de vacaciones de verano, son invadidas por mucha gente que escoge la devoción, la fe y la bendición de Dios, participando en la tradición religiosa propia de la Gran Sultana, que heredó de los primeros ciudadanos, colonos españoles que fundaron Granada.
Procesión del Triunfo, llamada de “Jesús de la burrita”
Precisamente, la Procesión del Triunfo, que algunos llaman popularmente la procesión de “Jesús de la Burrita”, que se manifiesta todos los años, el Domingo de Ramos, es una oportunidad del granadino para buscar la gracia de Señor Dios en actos de fe cristiana, que es interpretada por algunos, incluso sacerdotes, como parte de la idiosincrasia, del folklor local, que tanto atrae al turismo.
El Obispo conversó con LA VERDAD y dejó sentir su emoción de sentir tanto calor humano, tanta fe y devoción del granadino, como en ninguna otra región de Nicaragua, donde también predomina fe católica, pero no con tanta intensidad como en Granada.
El obispo también hizo referencias a su deseo de salud y bienestar para todos los nicaragüenses cristianos, que han tenido que marcharse del país, en busca de mejores horizontes.
La imagen de Jesús del Triunfo, salió de San Francisco, a eso de las diez de la mañana para encaminarse hacia el norte, doblar en la esquina y seguir sobre la calle Ponciano Corral, para seguir rumbo al oeste, hasta llegar a la Calle Atravesada, donde enderezo el paso de los fieles con la imagen de Jesús, montado en una burrita, hacia el sur, escoltado por pequeños acólitos vestidos con atuendos rojos y blanco.
Jóvenes muy fornidos, se encargaron de asegurar que la imagen labrada en fina madera, se mantenga firme en la cabalgadura del pequeño asno, lujosamente ataviado.
Granadinos de todas las edades, llevan en sus manos, las palmas benditas, las que mecen, en alto, de un lado a otro, conmemorando de esta forma la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
La liturgia del Domingo de Ramos conmemora “la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén”, escribió el poeta Enrique Fernández Morales, en un extenso trabajo sobre “Cuaresma y Semana Santa en Granada”.
Antes de la misa mayor, se verifica “la bendición de las palmas, una de las más solemnes de la liturgia, y que llevadas durante la procesión, son luego devotamente colocadas en las casas, en forma de Cruz, sobre camas, puertas y ventanas, para librar a sus moradores de daños espirituales y temporales”.
Como parte de la tradición, antiguamente, según Kiko Fernández Morales, “las granadinas, con vieja y merecida tradición de elegancia, lucen hoy (Domingo de Ramos) sus primeros estrenos. Era de rigor, en anteriores años, que los muchachos, que hasta muy entrada la adolescencia, usaban pantalones chingos (cortos, a la rodilla) se pusieran este día sus primeros pantalones largos”.
También nos dice al honorable y distinguido poeta Fernández Morales, que la imagen de Jesús del Triunfo, “una de las más antiguas de la ciudad, es llevada con capa y nuégano (sombrero de teja) de color morado, para la primera misa de la madrugada y sentada en un sitial en el presbiterio”. El Domingo de Ramos (29 de marzo 2015), la imagen iba con una preciosa corona, que nos permite ver gráficamente, en Jesús, el Rey de reyes.
Agrega, sobre esta tradicional procesión, que “después de la misa de las 8 de la mañana la borriquita domesticada y preparada para su sagrada tarea, y lujosamente enjaezada con arneses de plata, es conducida hasta el presbiterio, donde montan en ella la sagrada imagen y se organiza la procesión”.
Adelante, “los acólitos con la Cruz alta, luego doce niños con túnicas y nuéganos simbolizando los doce apóstoles, después va la imagen de Jesús montada en la borriquita, rodeada por los turiferarios (llevan naveta del incienso), y llevada de la brida, por algunas personas de relieve en la ciudad; cierran la marcha el preste y sus ministros, y la banda de música que va tocando marchas durante el trayecto”.
El honor de los alcaldes: llevar brida de la burrita
Kiko nos dice en su extenso artículo publicado en marzo de 1970, en la Revista conservadora del Pensamiento Centroamericano, que antiguamente “esta procesión tenía tal importancia que había legislación especial sobre ella”.
En esta procesión, hoy en día, se integra todo el pueblo católico, incluyendo algunos que entremezclan entre la multitud, vendiendo toda clase de chiverias (caramelos, chicles, meneitos, ranchitas, entre otras), raspados, gaseosas, semillas de marañón y agua pura, entre otras cosas.
En la antigüedad, “el Alcalde de Xalteva, llevaba la brida al salir del templo y la entregaba al Alcalde de Granada, que con todas las autoridades la esperaba en una enramada que para el efecto construían frente a la casa que fue de la señorita Matilde Jarquín. Muy comentado fue el rechazo que de este honor que hizo el Alcalde un Alcalde de Granada, don Roberto Lacayo, el año de 1880, según refiere don Enrique Guzmán en su Diario Íntimo”.
Un dato histórico relatado por el poeta Fernández Morales, es que la imagen de Jesús del Triunfo entraba por la puerta mayor de Catedral, que, antaño, estaba cerrada y “después de golpear tres veces, con la Cruz alta y entonar el himno Gloria Laus, se abría la puerta de par en par y entraba la procesión hasta el presbiterio, donde la imagen de Jesús es apeada de la burrita y sentada en un sitial para dar comienzo a la misa pontifical”.
Algo similar, excepto los tres golpes en la puerta con la Cruz alta, observamos el Domingo de Ramos (29 de marzo del 2015), donde vimos el ingreso triunfal de Jesús, montado en una burrita, al centro de las amplias naves de la Santa Iglesia Catedral.
Los feligreses saludan con cantos, música y aplausos la entrada de Jesús. ¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del señor. Ya están pisando nuestros pies, tus umbrales Jerusalén!…”. Entre el ambiente de alegría y notas musicales se podían escuchar ¡vivas a Cristo Rey!