Cultura
Granada, Nicaragua
Por Augusto Cermeño
El poeta Silvio Sáenz Jiménez emigró a los Estados Unidos en el 2004, hace unos 13 años, experimentando algunos cambios en su vida que lo hicieron pensar que es cierto eso de que “nadie es profeta en su tierra”.
Aunque, al llegar a Estados Unidos, no todo fue color de rosa par el poeta Sáenz, nos cuenta que no puede olvidar, entre sus recuerdos, la llegada a San Francisco de California, cuando “en un centro de personas de mayor edad, en el jardín, al fondo, donde se reúnen los nicaragüenses. Llego, siempre con la simpatía que me caracteriza y me dispongo a declamar unos poemas”.
Pero alguien le dijo, una especie de “ave de mal agüero”: “aquí no vengas con esas carajadas”. Esto fue como lanzarle un balde de agua fría al poeta granadino, por lo que dejó caer una expresión, como pensando en voz alta: “aquí me siento decepcionado”.
Percibió que estaban tratando de opacarlo, como siempre, “por esa envidia que existe”. Sin embargo no dejó de frecuentar el centro.
“En los programas no había declamadores, no se tocaba cosa de poesía. Fíjate, que últimamente, fue tan grande el impacto de mi persona, al abrirme a ese campo, que diez mujeres, para el día de las madres, ancianitas, que querían participar. Pero eso fue duro, porque cuando vine me bajaron la moral, pero no claudico, yo dije que iba a seguir batallando”, recordó Sáenz.
Aparece un “ángel de la guarda”: una prima escritora
Dichosamente, el poeta Sáenz Jiménez, se encuentra con una prima, “Katia de Barillas, hija de mi tío René Castillo, la que ya publicó su libro de seiscientas y pico de páginas, siendo bien laureada en España. Entonces comenzó ella en el programa que se llama “Noche Buena”, y comenzamos a visitar restaurantes, universidades, saliendo fuera de San Francisco”.
Esas afectaciones literarias lo lanzaron a un campo de mayor acogida a su tendencia cultural, sobre todo por el programa en las redes sociales (Facebook), lo que no solo le dio la posibilidad de ser aceptado sino que todo lo llevó a ser un intelectual que ganaba popularidad.
Le llegaban felicitaciones de Centroamérica, de Nicaragua, entre los que se incluye el austríaco- granadino Dieter Staedler, director de la Fundación Casa de Los Tres Mundos. Dieter le dio una idea, que le ayudaba en el programa.
Recuerda a un Luis Echegoyen, salvadoreño, casado con una nicaragüense, quien “viene presentando programas, cada vez que hay aniversario de Darío. Yo me le acerco, lo convenzo, a todos les agrada y continúo en el círculo del poeta, de modo que nos presentamos en el Centro Cultural de la Misión, haciendo un programa de Darío”.
“Posteriormente, doña Auralila Beteta, que fue Cónsul en San Francisco, de Nicaragua, tiene un programa El Güegüense. Me recomiendan, que antes de que se presente el programa de “El Güegüense”, presentando la última en el Teatro Brava. Yo despunto con un poema, después viene la danza, la obra…”.
La tendencia sigue en un curso ascendente, en cuanto a la aceptación del poeta Sáenz, llegando a ser presentado en el City Colegio de San Francisco, donde fue bien recibido por el director.
Apoyo del poeta y periodista Alberto Cuadra
El poeta Sáenz contó con el apoyo del poeta y periodista granadino Alberto Cuadra, residente en Miami, quien público un reporte sobre el poeta en los Estados Unidos que fue publicado en LAVERDAD, “lo que tuvo gran impacto”.
Entonces, el poeta Sáenz comenzó a escribir nuevos poemas, “porque la pluma estaba un poco adormecida, estaba solamente declamando. Comienzo a escribir poemas a ella (su esposa, su musa), como una forma de homenaje. Ahora estoy en proyecto de publicar mi libro: “Las Mieles de mis Colmenas”, que es el segundo libro que voy a publicar, porque en 1967 publique “La Moraleja”, que editamos “por debajo” porque era un poco porno”.
Dijo que de ese libro, conserva uno Jorge Eduardo Arellano. Refiriéndose a la parte castiza de su poesía, es la que tiene en proyecto publicar, que “es una tercera parte de lo que tengo recopilado. Lo que pasa es que llevaba una vida un poco desordenada, pero al casarme, observo un mejor comportamiento”.
En la actualidad el poeta Sáenz está enfrascado en visitar bibliotecas, llevado a este estado de cosas, el entusiasmo que le permite preparar todo lo que necesita para publicar “Las mieles de mis colmenas”.
¿Cómo fue la salida a Estados Unidos?
Tratamaos de obtener, del poeta Sáenz Jiménez, las circunstancias y motivos que lo empujaron a viajar a los Estados Unidos, de modo que en estos momentos está esperando los resultados de su gestión para obtener su ciudadanía.
Ya han pasado 13 años, desde aquel día que decidió irse del país (Nicaragua). Antes de partir, él “estaba cuidando a mi viejita, porque se habían ido mis hermanos”. Recuerda que su progenitora le dijo: “mira hijo, yo ya estoy mantenidita con el médico, entonces, si se te ofrece la oportunidad, pues está bien que vayas allá”.
Recuerda que se encontró con una ex novia, que es ciudadana, “me caso con ella y, no hay mal que por bien no venga. Pero sufrí una terrible violencia doméstica que me enfermó mentalmente, estuve decaído. Dichosamente, después conseguí trabajo, y eso me ayudó mucho amortiguar el problema”.
Además “ella se divorció, y en lo que es la ciudadanía, allá y me encontré con Julia Elena, con la que me casé en el 2014. Yo siempre ambicionaba tener un núcleo familiar. Yo soy muchachero, les escribo poemas a mis nietos, tengo ese calor por los niños…”.
Se mostró muy agradecido por el apoyo encontrado en su actual esposa, quien para el poeta Sáenz es alguien que le dedica el tiempo necesario “para poder prepararme. Ella es, prácticamente, la secretaria mía, promotora e interprete”.
“Nadie es profeta en su tierra”
El poeta Silvio Sáenz Jiménez, al aterrizar en los motivos que lo hicieron emigrar a los Estados Unidos, donde al inicio encontró algunos obstáculos que él valora es producto de la envidia y el celo, dijo que al final de todo se da cuenta que es muy cierto ese adagio popular que dice “Nadie es profeta en su tierra”.
Hablando de su natal Granada, dijo: “Aquí se me cerraron los círculos. Yo batallé. Pasaba por la Casa de Los Leones y solamente oía los recitales, yo no tenía opción a nada, eran muy estrictos, en esa época. Había una selección, un pazcón…”.
Hablando de Francisco de Asís Fernández Arellano, dijo que el padre de Francisco, “el poeta Kiko Fernández, fue un maestro nacional mío, de literatura, quien siempre me corregía mis poemas y me cultivé bastante con él”.
“Recuerdo una anécdota de Kiko Fernández, quien acostumbraba llegar siempre a las veladas, me dijo ahí los andas empollados tus poemas. Los andaba en la bolsa, en papeles de cigarros y si andaba uno que se llama: “Remembranzas”. En ese momento entra el poeta Carlos Martínez Rivas y le dice: te presento al poeta Sáenz”, recuerda el poeta Sáenz.
“Uno más del taller Cajina”
“Me queda viendo Carlos Martínez y me dice: Una más del taller Cajina. No, un momento, le digo, no soy poeta. ¿Y qué cosa es usted? replicó el poeta Martínez Rivas. El poeta Sáenz le respondió: Soy un versificador”.
Martínez exclamó “¡ah! esos son otros cien pesos”. Recuerda que el poeta Martínez “disfrutaba de mis poemas humorísticos, me supo valorar”. Realmente, el poeta Martínez detestaba el accionar de falso poetas que algunas veces lo visitaba para saquearle sus creaciones literarias, que las usaban como si fueran hechas por ellos, los ladrones literarios.
Según el poeta Sáenz, al referirse al poeta Martínez y su trato cuidadoso a ciertos intelectuales que se decían poetas, dijo: “En realidad, en varias ocasiones le usurparon, él ya estaba ya lampareado (como el venado escapado a las asechanzas del cazador)”.
“Por ahí salieron unos poemas, de un poeta Rivas, que eran parte del archivo del poeta Carlos Martínez Rivas”, expresa Sáenz. Fueron usados por alguien que simplemente le puso su firma a algo que no era de él, era propiedad intelectual y literaria del poeta Martínez Rivas.
“Lo que ha pasado conmigo es que no se atreven a plagiarme, por la razón de que mis poemas son bien autóctonos, son bien originales. Ellos escriben una poesía con una figura literaria muy abstracta. Mientras que yo no, digo en esto la verdad. El poeta Alberto Cuadra dijo que la poesía del poeta Sáenz, es como la mañana que amanece después de una lluvia”, comentó Sáenz.
Círculos de poetas y Héctor Darío Pastora
En los círculos de poetas hace contacto con el profesor Héctor Darío Pastora, Presidente del Movimiento Mundial Dariano, quien se fijó en él y lo incorpora y poco después recibe la medalla y soy representante del Movimiento en San Francisco, donde estamos haciendo una labor loable”.
Las medallas, los contactos con poetas en San Francisco, sus visitas a universidades en Estados Unidos, y la inclusión del doctor René Sandino Arguello logran elevarle el perfil al poeta, elevarle su auto estima.
“Me logra levantar René Sandino Arguello (qepd), con el libro: “Granada, la desgranada” y me publica un poema que permitió introducirme en el ADENIC, la Asociación de Escritores Nicaragüenses”.
Poeta Alberto Cuadra: “poesía del poeta Sáenz, es como un amanecer después de una lluvia”
El poeta y periodista Alberto Cuadra valora que “la poesía del poeta Sáenz, es como un amanecer después de una lluvia”, según referencia del mismo poeta Sáenz. Sáenz dijo que “este no es mi último recital. Tengo pensado, si Dios lo permite, participar en este próximo Festival Internacional de Poesía, aquí en Granada”.
“Yo participe en el 2005. Tengo diploma como invitado dilecto del Alcalde Alvaro Chamorro, en esa época. Para el segundo año, yo había puesto una aplicación, pero surge el viaje a Estados Unidos”, recordó.
Sáenz se define como un hombre humilde. Recuerda que cuando lo llegaban a buscar, preguntaban por él a doña Maruca, su progenitora, y preguntaba a quién y le respondían que “al más humilde de todos”, refiriéndose a él.
Nos informó que tiene como proyecto, después de publicar “Las Mieles de mis Colmenas”, está preparando “Las abejas del panal”, con poesía de humor y picardía.
Durante la entrevista estuvieron presentes la señora esposa del poeta Sáenz, Julia Elena Vargas, a quien considera su secretaria, su traductora y quien está al cuidado de su agenda y proyectos literarios. También estuvo su hijo Francisco Sáenz, nietos y algunos amigos granadinos.