AFP
El presidente francés, Emmanuel Macron, prometió el lunes un «cambio profundo» en Francia, con reformas que incluyen la reducción de un tercio de ambas cámaras, en un discurso ante diputados y senadores reunidos en Congreso en el castillo de Versalles.
«Lo que tenemos que cumplir es una verdadera revolución», dijo el joven mandatario de 39 años en su primera alocución ante los legisladores, un ejercicio a imagen del discurso sobre le estado de la Unión en Estados Unidos que quiere repetir cada año.
«Hasta ahora, muy a menudo, nos equivocamos de camino», dijo al exponer las grandes orientaciones de su gobierno.
En el pasado «preferimos los procedimientos a los resultados, la reglamentación a la iniciativa, la sociedad de la renta a la sociedad de la justicia», dijo.
«Creo profundamente que por su elección reciente, nuestro pueblo nos pide tomar un camino radicalmente nuevo», subrayó.
Macron confirmó su promesa de implementar un reforma del sistema electoral francés y una reforma de las instituciones, que tiene como punto faro la reducción de un tercio de la cantidad de diputados y senadores que actualmente son 577 y 384 respectivamente.
«Un Parlamento menos numeroso, pero reforzado en medios, es un Parlamento en donde el trabajo es más fluido (…) es un Parlamento que trabaja mejor», aseguró.
La reforma de la legislación electoral que quiere impulsar Macron supone la introducción de una dosis de representación proporcional en las elecciones.
Esto permitiría, como lo reclaman los pequeños partidos como el Frente Nacional (extrema derecha), que «todas las sensibilidades (…) estén justamente representadas» en la Asamblea, dijo.
El presidente centrista, que tiene una amplia mayoría en la Asamblea, dijo que esperaba terminar la reforma «de aquí a un año» y que se reservaba la posibilidad de someterla a referendo «si es necesario».
La Unión Europea ‘perdió el rumbo’
La decisión de Macron de convocar a las dos asambleas a un congreso –algo reservado generalmente a tiempos de crisis– fue criticada por la oposición, que vio en el uso de Versalles una prueba adicional de la deriva «monárquica».
Se acusó incluso a Macron de intentar opacar a su primer ministro Edouard Philippe, quien dará su primer discurso de orientación política el martes en la Asamblea.
Este fue el principal discurso de Macron para Francia desde que fue investido a mediados de mayo.
Macron advirtió a los diputados recientemente electos de todo triunfalismo frente a la «gravedad de las circunstancias», tanto en Francia, que enfrenta el estancamiento económico, como en la Unión Europea, que «perdió el rumbo».
«La construcción europea está fragilizada por la proliferación burocrática y por el escepticismo creciente», dijo Macron.
«La última década fue cruel para Europa. Gestionamos las crisis pero perdimos el rumbo», lamentó añadiendo que Francia impulsaría el renacimiento de la idea de «justicia social» en la Unión Europea.
«Toca ahora a una nueva generación de dirigentes retomar la idea europea de los orígenes», insistió llamando a los países de Europa a que ésta no se reduzca «a un mercado sino que define un espacio en donde cierta idea del valor humano y la exigencia de justicia social son reconocidos como preeminentes».
‘Lluvia de truismos’
No todos los 577 diputados y 348 senadores estaban presentes este lunes en Versalles. En particular los diputados de la izquierda radical del movimiento Francia insumisa y los legisladores comunistas decidieron boicotear la ocasión.
«Interminable lluvia de truismos en Versalles. Márbol falso, bonapartismo sobreactuado, europeísmo balado, aburrimiento mortal», comentó el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchon, en su cuenta Facebook. La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, denunció por su parte la «confusión lírica» del discurso presidencial.
El discurso de Macron tuvo lugar una semana después de que el gobierno revelara un proyecto de ley para permitirle recurrir a decretos para acelerar la labor parlamentaria y acelerar las reformas.
Algunos partidos de la oposición acusaron a Macron de neutralizar la asamblea.
«Cuando no se comparte el poder quizás se pueda ser más eficaz, pero seguramente se es menos democrático», dijo Christian Jacob, el líder de la bancada Los Republicanos (conservadores) en la Asamblea, la principal formación de la oposición.
Macron, un principiante en la política que ganó la elección presidencial favorecido por la desavenencia de los electores con los partidos tradicionales, gozó de un amplio índice de aprobación en la opinión pública desde que asumió el cargo.
Pero un sondeo de Kantar Sofres-Onepoint publicado el jueves muestra que el índice de aprobación comienza a bajar, de tres puntos en un mes para situarse en 54%.
«Estamos frente a una extraña, casi esquizofrénica mezcla de benevolencia y desconfianza» hacia Macron, dijo Pierre Giacometti, cofundador de la firma encuestadora No Com al semanario Journal du Dimanche. «Los franceses ya quieren resultados», añadió.