Monitoreo Nacional
4 Marzo 2020
Temor, nervios, emoción, determinación, disciplina y éxito puede decirse que eso sintió la noche de este miércoles 4 de marzo el acróbata estadounidense Nik Wallenda, al cruzar en una cuerda el cráter del Volcán Masaya, en Nicaragua.
La hazaña sin precedentes queda grabada en la memoria de todos los que pudieron observar cómo el ser humano es capaz de cumplir misiones que parecen imposibles, siempre y cuando cuente con un nivel de preparación óptimo y tenga el enfoque mental de ver hacia adelante sin importar las adversidades.
El cruce con cuerda encima del Lago de Lava del Volcán Masaya es la gesta más difícil que se ha tenido que afrontar este hombre, quien proviene de una familia de acróbatas, para los cuales los retos entre más complicados son tienen un mayor significado.
Con transmisión a través de Canal 6 para Nicaragua y de ABC en Estados Unidos, eran miles de familias las que pasaron pegadas al televisor para ver esta proeza, que a ratos dejó a más de alguno al borde del asiento pensando que alguna fatalidad podía pasar. Sin embargo, frente a ese viento amenazador, Wallenda pudo más y su temple le hizo triunfar.
El cruce por el Volcán Masaya tuvo una duración de aproximadamente 30 minutos, en la cual se podían apreciar tomas maravillosas gracias al equipo de producción, de primer nivel, a manos de estadounidenses apoyados por talento de algunos nicaragüenses.
Mientras Nik caminaba los vientos tendieron a mover a cuerda, sin embargo la travesía fue todo un éxito. Su padre, el único que tuvo comunicación con él a través de un micrófono mientras estaba sobre la cuerda.
La voz de Wallenda penetró incluso en el manto estelar de vientos y gases volcánicos. Sus cánticos le llevaron energía a su cerebro y de ahí a todo el cuerpo, en que cada paso significó un reto superado. «¡Alleluyah!», exclamó Nik.
Cabe mencionar que Nik agradeció a todo su equipo que estuvo detrás de cada detalle para este momento, 250 personas con 17 cámaras y 4 drones estuvieron tras esta maravillosa producción, que según el equipo de Wallenda es la más grande que han hecho y creen que no la repetirán. Al menos por ahora.
«Quiero agradecer a mi papá, a mi equipo que pasó dos semanas haciendo un trabajo estupendo, haciendo que este cable estuviese estable para que lo pudiera pasar con seguridad», señala Wallenda, mientras si quita los lentes para la última fase del camino.