Por Alejandro José Gallard Prío

En el largo trayecto, que en parte lo hacen cargando la piana que lleva la estatuilla y en cierto lugar, la trasladan a una Carroza en forma de Nave, rodeada de una mezcolanza de creyentes y
El recorrido de varios kilómetros, va en el viejo camino, que ahora, en parte son cauces donde bajan las corrientes de las sierras al Lago de Managua. En el trayecto, hay varias tarimas, donde se reúnen autoridades, familias tradicionales y conjuntos musicales promocionales, por donde pasa ese desfile de seres humanos, que en una forma u otra, sin distingos de edades y sexo, se convierten en una masa eufórica, asoleada y polvorienta.
En los últimos años, la presencia masiva de la Policía Nacional, ha mantenido un orden dentro del desorden, pero en verdad, se ha logrado minimizar los abusos o los asaltos, que siempre ocurren en estos eventos, donde todo puede faltar, menos el alcohol.
Es necesario que en Nicaragua, no solo en Managua, las autoridades eclesiásticas unidas a las fuerzas del orden, encuentren los medios para darle a estas fiestas seudo religiosas -que nunca desaparecerán- una organización, donde persista la alegría, la devoción y se elimine la algarabía que producen, el guaro y la falta de orden.
Esta celebración en particular podría ordenarse y al mismo tiempo, incrementar la presencia de los Managuas y visitantes del resto de la República, invitando a que las Parroquias organicen Comparsas –como en los carnavales-, que representen los diferentes hitos que tradicionalmente le han dado alegría a esta fiesta-desfile popular, tales como las “vaquitas”, los “indios” y otros disfraces santodomingueños, incluso una presencia, como se hacía en el pasado, de la caballería, montados que tomarían el contorno de la piana y de la nave que transporta la estatuilla del Santo.
Al mencionar a la caballería, no estamos sugiriendo se elimine el “desfile hípico” que en los últimos años ha pasado a formar parte de la celebración. Ya que este se realiza por la tarde del Primero y en diferente ruta. Este año fueron 2,600 montados de toda la República y varias carrozas alegóricas.
Todos los pueblos necesitan del goce del ocio, el cual, por experiencia de otras ciudades, deleita aun más, cuando se realiza dentro del orden y la disciplina, que una buena organización garantiza.
¡VIVA SANTO DOMINGO DE GUZMAN! VIVAN LAS FIESTAS DE AGOSTO! VIVAN LOS MANAGUAS!