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Ganada, Nicaragua
Sábado 06 Diciembre 2014
Augusto Cermeño
El padre Mario Campos habló en conferencia de prensa, del regalo que da la Virgen a Santa Catalina, “que es la medalla milagrosa, que el 27 de este mes (noviembre) será gran fiesta en muchas partes. Ese es el preludio de lo que va ser la definición solemne, por medio del Papa, vicario de Cristo, la voz oficial de la Iglesia”.
Dice el sacerdote que “cuando el dogma es definido, en 1854, la Virgen aparece en Lourdes, Francia. Su trono fijó, mirando a su patria que no abandonó. Cantamos en el ave de Lourdes. La aparición en Lourdes, es como que la Virgen quiere agradecer al Papa, a los Obispos, y a todos los católicos, el haber definido el dogma”.
El padre Mario considera que “por eso se presenta –la Virgen- ante Bernardita de Subidú. En la aureola de esa estrella dice: Yo soy la Inmaculada Concepción”. Campos se refiere a “la misma gratitud y confirmación de la misma Madre de Dios, como quien dice: agradecida, ¡porque por fin! revelaron al mundo esta gran verdad, que es un dogma de fe”.
Dijo que “el dogma se define como una verdad revelada por Dios, que debe ser creída por los fieles. En las doctrinas filosóficas y políticas del siglo antepasado y pasado, se hablaba de dogmatismo, sobre todo en política, de que los partidos no deben de ser dogmáticos. Pero entre nosotros el dogma es algo primordial. Es algo que atañe a las entrañas mismas, al hecho mismo de la fe”.
Agrega el párroco de San Francisco, que si “sos cristiano y católico porque crees en un dogma revelado. Y si no crees en él y lo aceptas estas fuera de la iglesia, es así de fácil y sencillo. Y como en nuestra iglesia no hay estilo…”.
Campos explicó que “en la iglesia de Jesucristo la fe de menú no existe. O crees y aceptas o estas fuera. Hay pecados contra la verdad, la apostasía, que es renunciar a la fe. La herejía, que es sostener una doctrina contraria a la verdad revelada y el cisma, que es romper y separarse con la iglesia”.
Dominicos y Franciscanos en controversia por el tema de la pureza de la Virgen desde su nacimiento
El padre Mario Campos, develó en su bien documentada exposición sobre la Inmaculada Concepción, la controversia entre dominicos y franciscanos por la pureza de la Virgen.
Según el sacerdote, “los dominicos sostenían: nada, todos pecaron. Los frailes franciscanos decían no, ni siquiera se puede pensar que ella fuera concebida sin mancha de pecado. Esto originó enfrentamientos ideológicos y hasta las manos llegaron”, revela Campos.
Hizo referencia al Convento de Regina (de la reina), donde los padres provinciales y los frailes, “negaban la concepción de la Virgen. El pueblo entero se levanta a protestar, con antorchas, con palos y el muro del convento amaneció pintado con esta leyenda: aunque les pese a los padres del Regina, y a su padre provincial, siempre será María sin pecado original”.
Agrega que esas mismas coplas “los sevillanos, que siempre hicieron alardes de devoción a la virgen, las pintaban en las puertas de sus casas: nadie traspase este umbral, si antes de corazón diga, que es María concebida sin pecado original”.
“No hay un solo documento escrito, que atestigüe o avale la presencia de la Virgen entre Nosotros”
El padre Mario Campos, párroco de la iglesia de San Francisco, reveló en conferencia sobre la Inmaculada Concepción de María, que “no hay un solo documento escrito que atestigüe o avale la presencia de la Virgen entre nosotros”, citando al historiador granadino José Joaquín Quadra Cardenal.
Dijo que solo hay “tradiciones verbales y orales. De Granada se ha escrito de todo: la fama de sus ebanistas, de sus orfebres, hasta de los arroyos escribió el doctor Manuel Pasos Arana, pero de la Purísima de Catedral, de la Conchita, nada hay escrito”.
Expresa el sacerdote que “estas tradición se ha venido manifestando y revelando verbalmente. Hay algo grave, no para la fe, sino para la historia. Decían los antiguos griegos: las palabras vuelan, los escritos permanecen”.
Pero el párroco de San Francisco cree “que para la devoción y la fe no necesitamos de grandes documentos o ríos de tinta sobre papel que atestigüe. La Virgen está acá desde 1721. La historia ustedes la conocen como granadinos, mejor que yo”.
Se refirió a la leyenda de la caja de madera flotando, lo de las lavanderas que la vieron como un misterio y que las asustó mucho porque el vaivén de los tumbos del lago, les pareció “algo extraño”.
“Las mujeres corren al Convento porque creían que era cosa sobrenatural que la caja no llegaba a la orilla, por el vaivén de las olas del Gran Lago, que pareciera mar interior. La sencillez de aquella gente dice: este es un cajón embrujado que no se deja agarrar. Corramos al Convento de los frailes…”, expresa Campos.
Indicó que “hay una historia escrita que dice: Fray Toribio Benavente tomó la caja, pero Fray Toribio tenía 300 años de enterrado. Si el vino en 1529, para 1721 nada tenía que hacer aquí, ni en calavera, porque aquí no quedó, quedó en Méjico, en el Convento Máximo de los Seráficos. No quedó ni sepultado acá”.
Para el padre Mario “son excesos de amor y devoción, que no ofende la fe, porque un pueblo sin leyendas y tradiciones es un pueblo sin rostro…”.
El sacerdote, sin embargo, presentó un testimonio propio del arte escultórico, una imagen, “una de las pocas muestras propias del barroco culto, del Siglo XVII en Nicaragua, y cuidado más allá todavía. Tan antigua, que se aparte totalmente de los modelos iconográficos que el arquitecto García Romano nos mostraba”.
Habló de “la Virgen de Murillo, no solamente una, hay como 7 u 8. Yo conocí en la Catedral de Sevilla, en la sacristía, la colosal, como de diez metros de altura, la imagen al pie de las sillas de los cánones…”.