EFE
Una fuerte presencia policial se mantiene hoy en diferentes ciudades del Pacífico de Nicaragua, tras una jornada violenta entre la noche de ayer lunes el amanecer de este martes. Ciudades como Managua, Masaya, León y Chinandega se mantienen bajo un resguardo inusual, incluso para el momento de crisis que atraviesa Nicaragua, y que ha cobrado al menos 76 vidas, la mayoría jóvenes «autoconvocados» para protestar contra el Gobierno de Daniel Ortega.
Una caravana de vehículos institucionales y civiles cargados de agentes antimotines y de brigadas especiales de la Policía Nacional se desplazan en varios puntos de Managua, fuertemente armados, desde las primeras horas del día. La misma escena pudo observarse en Masaya, a 29 kilómetros al sureste de Managua, así como en León y Chinandega, en la zona noroeste de Nicaragua, según denunció la población.
La ciudad de Masaya fue una de las más golpeadas por la violencia nocturna, ya que la población atacó la sede de la Policía Nacional, en represalia porque las fuerzas policiales y «parapoliciales» agredieron a estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) horas antes en Managua. La violencia fue aprovechada por saqueadores, por lo que este martes Masaya amaneció con escenas similares a la de una catástrofe.
En Managua esta mañana la Policía agredió con balas de fuego real a un grupo de manifestantes que tenían bloqueada la Carretera a Masaya, una de las pistas más importantes de Nicaragua, para luego realizar rondas por los barrios periféricos de la ciudad. Los patrullajes también fueron reportados en León y Chinandega, a pesar de que los actos de violencia en estas ciudades fueron menores.
Los ataques de la Policía nicaragüense a los manifestantes fueron intermitentes en los últimos días, pero desde la agresión de ayer a la UNI no han cesado, a pesar de que el Gobierno de Ortega se comprometió a detenerlos en la mesa de diálogo nacional que pretende sacar al país de la crisis. Este miércoles se cumplen 42 días en Nicaragua de una crisis que ha dejado al menos 76 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).