15 octubre 2024

Fuentes de inspiración de Darío: Víctor Hugo y otros. Rindió homenaje al autor de “Los Miserables” con un poema y consideró que después del poeta francés “soy yo”

 Cultural

Granada, Nicaragua

Sábado 07 Febrero 2015

Augusto Cermeño

 

Según Jorge Eduardo Arellano, Rubén Darío comienza a nutrirse, a inspirarse, a partir de sus lecturas, devorando libros, “arrasa con toda la Biblioteca Nacional (la literatura francesa, etc., etc.)”.

Agrega que “el primero es Víctor Hugo, el Dios Hugo, le llamará, y por eso yo quería preguntarle a Rodrigo (Caresani), qué nos puede decir de esta primera –experiencia con las obras de Víctor Hugo- después tendrá otros maestros, franceses también, pero no tan geniales como Hugo, en el siglo XIX, quien murió en 1885, y a su entierro llegaron un millón de personas”.

“Dice un nicaragüense que estuvo ahí, todo el día, que estudiaba medicina: nunca ha habido en Francia un entierro tan grande ni habrá nunca un entierro como el de Víctor Hugo”, comentó Jorge Eduardo.

 

Darío rindió, póstumamente, homenaje a Víctor Hugo

 

El poeta de poetas, Rubén Darío, rindió, póstumo homenaje a Víctor Hugo, con un poema y se planteó la cuestión de ¿quién viene después de Hugo? La respuesta la da el mismo poeta nicaragüense: “después de Hugo vengo yo”.

 

Sobre este tema versa la intervención del literato argentino Caresani, quien basa su doctorado en literatura en los estudios e investigaciones que realiza sobre el poeta.

 

“Le contaba a Jorge Eduardo (Arellano) que inmediatamente de ese poema, que Darío lamenta la muerte de Víctor Hugo, ¿adivinen quién viene?, en el poema siguiente: Yo. Muerto Víctor Hugo vengo yo. Darío no ha escrito Azul. Quiere decir que tempranamente Darío ya se está viendo como un poeta de proyección universal”, comenta Caresani.

 

Llama la atención de Caresani que “hasta Darío, la incidencia del poeta era local; ningún poeta latinoamericano, hasta Darío, se pensaba en dimensión universal, en dimensión mundial…”.

 

Según Caresani, Darío habría pensado que siendo él un americano, desposeído de la tradición universal: “muerto Hugo, el poeta que da inicio al siglo XIX, muerto Hugo, vengo yo…”. 

 

Hablando del poema “Caupolicán”, Caresani dijo que “ese poema forma parte de un tríptico, los sonetos áureos de Darío. Esos sonetos no son muy innovadores en lo formal, son muy conservadores, muy previsibles. Después Darío va cambiar los acentos, Recuerden que en Lo Fatal, ¿Qué hace Darío en Lo Fatal?: escribe un soneto que falla al final…”.

 

Sobre la interpretación de esta falla en Lo Fatal, Caresani dijo que “Lo Fatal es el último soneto de Cantos de Vida y Esperanza. De la misma manera que en Prosas Profanas, se cierra con un poema en el que Darío se pregunta ¿Cuál es el futuro de la poesía?”.

 

“Darío termina Prosas Profanas con un poema en el que se termina con un poema en que se pregunta ¿Cuál es el futuro de la poesía? ¿qué va pasar con mi voz? Una pregunta que no tiene respuesta, pero escribe esa respuesta con un poema perfecto…”, expresa el estudioso argentino.

 

Agrega que “algo cambia en Cantos de Vida y Esperanza, porque Darío se hace, otra vez, la pregunta, por la vida y la muerte de la voz poética. Pero la responde con un soneto que falla. El terceto final es un terceto trunco. Darío no se equivocó, no es un error de Darío, que manejaba con maestría la forma…”.

 

Dice que “algo de ese horizonte tan optimista que estaba en Prosas Profanas se ha menguado. Entonces, parece que esa voz poética, en la que tenía tanta confianza, en que esa pregunta del cuello del cisne con la que termina Prosas Profanas, parece que en Cantos de Vida y Esperanza no esta tan fácil de responder…”.

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