29 noviembre 2023

Expertos recomiendan estar atentos a la política de Trump en la región

Internacionales

4e43401b5dcbbe6f97617a819135efd0¿Qué tanto han afectado las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Centroamérica y Nicaragua, después de un año de su elección? ¿Qué tanto las podría afectar en el futuro?

La atención del gobernante estadounidense aún no ha estado muy focalizada en Centroamérica y, en lo particular, ni en Nicaragua. Sin embargo, según expertos consultados por este diario, hay consecuencias de algunas de las políticas que ya se hacen sentir, o que se ven venir.END- END –

Óscar Neira, economista y catedrático de la Universidad Americana (UAM), dice que muchas de las promesas de campaña de Donald Trump han sido difíciles de cumplir. En ese sentido, explicó que Trump “ha incidido obviamente en endurecer las políticas anti migratorias, pero sin lograr los propósitos iniciales de sus promesas de campaña”.

“El asunto del muro (que prometió construir en la frontera con México) está en veremos”, ejemplificó.

Mencionó, por ejemplo, como una consecuencia de la política migratoria que a Nicaragua se le suspendió el Estatus de Protección Temporal (TPS), mientras le dieron una prórroga a Honduras. Ambos países contaban con ese beneficio tras el paso del huracán Mitch, en 1998. “Pero sí, obviamente, que en el estatus migratorio ya había una política severa en tiempos de (Barack) Obama que se ha radicalizado (con Trump)”, opinó el economista.

Según el Banco Central de Nicaragua, las remesas provenientes de Estados Unidos totalizaron US$690.1 millones, en 2016. Estas tuvieron un crecimiento de 3.5%, con respecto al 2015, cuando el país recibió US$666.5 millones de la nación norteamericana.

Proteccionismo

Para el economista, ex presidente del Banco Central de Nicaragua y actual gerente general de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua, Mario Arana, muchas de las políticas del gobierno de Trump hasta ahora se han centrado en los países del norte del continente. “Verdaderamente, nosotros no estamos sintiendo mayores efectos hasta el momento”, acotó.

El presidente Trump firmó un decreto apenas dos días después de asumir la presidencia, el 22 de enero de este año, para iniciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá.

Pero la renegociación de ese tratado ha avanzado “muy lentamente” y aún no ha llegado a su fin, según Neira, porque hay una institucionalidad muy fuerte en Estados Unidos que es difícil cambiar solo con la voluntad.

“Una cuestión que es de interés es que sí hay un repunte del proteccionismo, que todavía está por verse qué alcance va a tener, porque a pesar de los intentos de renegociación del TLC ha quedado más en retórica que en cuestiones prácticas”, opinó Neira.

Incentivos

Comentó que “lo que ha habido son incentivos a las empresas norteamericanas, para que en vez de invertir en México o Canadá lo hagan en Estados Unidos”.

“Algunas lo han aprovechado, pero para otras sencillamente no es más rentable en Estados Unidos y han continuado con sus operaciones en el extranjero. En eso también no hay una política muy clara. Sí mucha retórica en contra del libre comercio y antimigración, pero gran parte de lo que se ha propuesto durante su campaña no se ha logrado cumplir, porque las regulaciones legales no son fáciles de reformar, y eso le podría durar gran parte de su mandato”, explicó el economista y catedrático de la UAM.

Afortunadamente, para Centroamérica y Nicaragua no se ha hablado aún de una renegociación del Cafta-DR.

Arana dijo que “lo que sí sabemos es que probablemente venga un proceso de modernización del TLC” entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (Cafta-DR), para lo cual aseveró “hay que prepararse para la negociación”.

En tanto, Neira afirmó que “no se ha tocado nada (con respecto al Cafta-DR) porque ya está establecido, y derogarlo implica fuertes cambios institucionales, igual como el caso del TLC entre Estados Unidos con México y Canadá, que ha habido desplantes, retórica, esto y el otro”.

Arana insistió en que el país se debe preparar para una posible renegociación con Estados Unidos, porque pueden haber temas problemáticos y hay que ver cómo esa negociación sale bien para Nicaragua en todo momento.

Las exportaciones de Nicaragua a Estados Unidos, incluidas las de zonas francas, ascendieron a US$2,487 millones en el 2016. Mientras tanto, las importaciones desde el país norteamericano se colocaron en US$1,777.9 millones. Lo anterior significa que en la relación del comercio bilateral entre ambos países existe un superávit de US$709.33 millones, por la parte nicaragüense.

“La modernización (del TLC) significa incorporar nuevos temas que no están en el acuerdo. Eso me parece muy positivo, pero lo cierto es que Nicaragua tiene superávit con Estados Unidos y eso lo pone en una posición en donde posiblemente nos van a examinar más a fondo sobre el porqué de esa relación comercial desigual, que tiende a favorecernos a nosotros y eso puede dar lugar a políticas que no son las más conducentes a una buena relación comercial y de inversión. Hay que tener buenas relaciones, cultivadas, trabajadas para que sea una negociación positiva”, indicó Arana.

Presiones

Si bien, se considera que las políticas de EE. UU. han estado orientadas a otras regiones o países fuera de la región, Neira considera que “hay un claro movimiento de asfixia financiera” dirigida primeramente a Venezuela, pero que afecta directamente a países como Nicaragua.

“Esto tiene que ver precisamente con lo que se ha estado desarrollando con todos los que tengan algún tipo de sociedad con PDVSA o con empresas venezolanas, que en el caso de Nicaragua afecta directamente a Albalinisa. Aquí en Nicaragua, en Albalinisa el capital mayoritario es venezolano. Eso sí va a estar afectando a este segmento que está asociado a capital venezolano, en este caso a la petrolera, y va a ser una restricción fuerte para muchos negocios y proyectos sociales que implementa el Gobierno con fondos que provienen de la cooperación venezolana”, expresó el economista Neira.

“Sí, efectivamente, va a afectar operaciones y flujos de capitales entre los dos países. Aunque no sabemos de qué magnitud será aún el efecto para Nicaragua”, sostuvo.

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