New York, EEUU
Por: Alejandro José Gallard-Prio
Un 7 de diciembre de 1857 monseñor Gordiano Carranza, desde el atrio de la Iglesia de San Felipe (en León, Nicaragua), donde mis bisabuelos y abuela materna fueron bautizados, animó al pueblo a alzar sus propios altares con replicas de estatuillas de la Inmaculada Concepción, en medio de flores, incienso y candelas, para rezarle y cantarle, en medio de una alegre devoción, amenizada con chicheros, cohetes y bombas y haciendo buen uso de los ritos indígenas, los vecinos comenzaron a repartir refrescos, CHICHA, una bebida indígena, fermento de maíz y otras golosinas, como el GOFIO, una mezcla de maíz cocido (pinol), que se amasa con cacao y azúcar de caña, a lo cual se fueron añadiendo otras ofertas gastronómicas, incluso trozos de caña de azúcar, limones dulces, naranjas, cajetas, incluso “nacatamales” o tamales dulces, etc., de acuerdo con el bolsillo del piadoso festejante . Esta celebración se propagó por todos los pueblos y comarcas del país, especialmente Masaya, Granada y Managua; incluso a países donde la colonia nicaragüense tiene una fuerte presencia, como Costa Rica, El Salvador y Estados Unidos. LA GRITERÍA, es un saludo a la Virgen, cuyas imágenes, pasan de generación en generación, que han convertido esta celebración, mas vistosa, que los nacimientos de Jesús en Belén.
Devotos de la Virgen siguieron el modelo y se multiplicaron los altares, así comenzó la peregrinación de los devotos. Los rezos (La Novena) tardan 9 días, hasta culminar con el cierre, donde normalmente, tiran la casa por la ventana. De esto nació, lo que ahora se conoce como LA GRITERÍA, una fiesta nicaragüense, o sea que la noche del 7 de Diciembre, cuando por lo general, terminan los rezos, salen los parroquianos, en grupos familiares a visitar a la Virgen en los Altares, a lo cual se le fue nombrando Gritar un saludo a la Virgen, ya que visitan los altares de las casas, gritando: QUIEN CAUSA TANTA ALEGRÍA, a los que los celebrantes, contestan: LA CONCEPCIÓN DE MARÍA.
Es tal la alegría de las ciudades, que el Turismo Religioso o de Peregrinación, moviliza a miles de devotos y curiosos a sus respectivos Lares nativos, mezclando la devoción, con esa alegría de ver a niños y adultos, en una algarabía sin par, que supera al también histórico “Halloween” (Noche de Brujas) de Estados Unidos. Podríamos hacer mucho en desarrollar estas fiestas.
Los cantos de La Purísima, son todos nicaragüenses, de los cuales 4 fueron compuestos por el compositor Alejandro Vega Matus, de Masaya, que son: Salve Azucena Divina, Por eso el Cristianismo, Tu Gloria tu Gloria y Toda Hermosa eres María.
La mayoría de los cantos son de la época colonial, tales como ¡Oh Virgen de Concepción!, Salve Virgen Bella, Adiós Reina del Cielo, Sagrada Reina del Cielo, Pues concebida, Salve, Salve Cantando a María, Virgencita Incomparable, Eres Tú Pastora, Dulces Himnos y El Alabado (que tiene la música de Toda Hermosa).
En estos días en que estamos enfrascados en el ridículo argumento de que si estos kilómetros del Delta del Río San Juan, son tuyos o míos, encontré un relato de una caja que alguien había enviado de España para Granada con la imagen de la Inmaculada Concepción, parte de la mercancía de un barco que naufragó a la altura del Castillo de la Inmaculada Concepción, que floto Río arriba y cruzó el Gran Lago hasta las costas de la ciudad de Granada. La caja fue recogida por los frailes franciscanos del Convento de San Francisco, a petición de las lavanderas que trabajaban a la orilla del Lago, la cual todavía tenia el rótulo, que decía: “La Purísima Concepción para la ciudad de Granada”, lo que para mi es un permanente recuerdo de que el Río San Juan, es la entrada natural e histórica para los puertos del Gran Lago, que sin duda alguna son parte del territorio nacional.