AFP
Dos internos de un correccional para menores en la capital de Guatemala murieron este lunes en un motín para exigir mejores tratos, mientras casi 50 reclusos se atrincheraron en el techo de un inmueble colindante al centro, informaron las autoridades.
Los incidentes ocurrieron en el Centro Juvenil de Privación de Libertad para Varones II, conocido como “Las Gaviotas”, en el sur de Ciudad de Guatemala, dijo a periodistas Pamela Motta, vocera de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, institución a cargo del centro. Casi medio centenar de internos, miembros de la pandilla Barrio 18, se apostaron en el techo de un edificio aledaño al correccional, desde donde lanzaron botellas a los uniformados, observó un fotógrafo de la AFP.
William González, portavoz de los Bomberos Voluntarios, indicó que cuatro reclusos resultaron heridos al colapsar parte del techo donde se atrincheraron y fueron llevados a un hospital. Las fuerzas de seguridad lanzaron gas lacrimógeno como parte del operativo para retomar el control del centro. Familiares de los jóvenes intentaron acercarse al lugar para convencerlos de deponer el amotinamiento, pero fueron alejados por un contingente de policías.
El ministro del Interior, Francisco Rivas, explicó en rueda de prensa que los disturbios arreciaron luego de que se localizaron los cadáveres de dos internos en un sector del correccional. “Hay dos adolescentes muertos”, precisó Motta, quien explicó que la revuelta se inició en demanda de más beneficios para los internos, como una mejor alimentación. De acuerdo con medios locales, durante el motín unos 10 internos escaparon y seis fueron capturados por policías, que iniciaron una persecución en áreas vecinas.
En abril pasado, presos del mismo correccional -en su mayoría integrantes de las violentas pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18- protagonizaron otro motín en el que hirieron a varios guardias para exigir visitas conyugales y estufas.
Un mes antes, miembros de Barrio 18 se amotinaron en un correccional del municipio de San José Pinula, 10 km al este de la capital, con un saldo de cuatro funcionarios muertos.