EFE
Después de haber recibido al ruso Vladimir Putin en Versalles, el presidente de Francia Emmanuel Macron invitó a su homólogo estadounidense Donald Trump a asistir al desfile militar del 14 de julio, un gesto con el que espera acercarse al imprevisible mandatario.
Trump será el invitado de honor de Macron durante el tradicional desfile en la avenida parisina de los Campos Elíseos, por la que desfilarán tropas de ambos países para marcar el centenario de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, los líderes europeos se preguntan cómo tratar con el imprevisible dirigente, que va a contracorriente de muchas de las posiciones de consenso entre sus pares trasatlánticos y ha impuesto una agenda «Estados Unidos primero».
Macron, un centrista proeuropeo de 39 años que asumió la presidencia francesa en mayo, espera entablar una relación privilegiada con el republicano para influir en la política estadounidense o al menos evitar tensiones graves entre la Unión Europea y Washington.
Y no son los desacuerdos lo que falta, sobre todo después de la decisión de Estados Unidos de abandonar el Acuerdo de París de 2015 para limitar el calentamiento global que la mayoría de sus socios consideran «irreversible».
La visita de Trump a Francia tiene lugar además unos días después de un tenso G20 en el que el Trump se vio más aislado que nunca.
Está previsto que Trump, que llegará a la capital francesa el jueves, se reúna con personal militar y civil estadounidense por la mañana, tras lo cual se dirigirá al palacio del Elíseo para una reunión con Macron, seguida de una conferencia de prensa conjunta, según la oficina del presidente francés.
Posteriormente, ambos dirigentes cenarán, acompañados por sus esposas, Melania y Brigitte, en el prestigioso restaurante Jules Verne, en el segundo piso de la Torre Eiffel.
El viernes, Trump y Macron asistirán al tradicional desfile militar del 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa, en los Campos Elíseos, por la que marcharán juntos soldados estadounidenses y franceses.
Para Macron, esta invitación es una manera de buscar no «romper» con Estados Unidos, no dejarlos «aislados», y reafirmar los «lazos históricos» que unen a los dos antiguos países aliados.
París quiere «tender la mano» al presidente estadounidense, reiteró el portavoz del gobierno francés Christophe Castaner. Francia ambiciona «traerlo de vuelta al círculo» internacional, al que este agitado septuagenario desestabiliza e inquieta.
Durante la última cumbre del G20, el presidente francés se mostró cómplice con su par estadounidense, en contraste con los otros dirigentes europeos, sobre todo la canciller alemana Angela Merkel, muy crítica con Trump.
«Jamás paro de intentar convencer», dijo Macron, quien piensa que es posible que Estados Unidos cambie de opinión sobre el acuerdo del clima.
La relación entre ambos dirigentes es «excelente», señala lacónico el entorno del presidente estadounidense.
Expertos y diplomáticos advierten sin embargo sobre la imprevisibilidad total de Trump y las dificultades de trabajar a diario con la administración estadounidense desde que llegó a la Casa Blanca.
«Es muy complicado jugar al ajedrez con un hombre del que se desconoce totalmente la estrategia, y cuyo único postulado es la defensa del interés nacional estadounidense. Imaginar que se le puede hacer cambiar de opiniones es una locura», comenta Bertrand Badie, especialista en relaciones internacionales.
Durante su encuentro bilateral del jueves, Trump y Macron abordarán varios temas internacionales, como Siria e Irak, pero también la lucha antiterrorista, una prioridad de ambos gobiernos y otros temas comunes.
No es la primera vez que ambos se ven frente a frente. Ya tuvieron lo hicieron en tres ocasiones durante cumbres internacionales desde que Macron se convirtiera en mayo en el presidente más joven de la historia de Francia.
Al contrario de Reino Unido en donde la idea de recibir a Trump ha levantado el rechazo de una parte de la población, su visita a Francia ha despertado pocas reacciones.
Además del capítulo diplomático, la seguridad será una de las prioridades de las autoridades francesas durante esta visita con el despliegue de 11.000 policías y gendarmes el viernes.