Granada, Nicaragua
Por: Elvis Hernández Lazo
Julio 2010
Arnulfo Úbeda había logrado triunfar en la vida poniéndose metas que siempre cumplía con facilidad, esa tarde de sábado lluvioso había llegado más temprano que de costumbre a la casa hacienda para despachar temprano a la peonada, porque quería estar solo con sus caballos antes que se pusiera el sol. Llegada la hora caminó pisando fuerte en dirección al corral techado de sus caballos de raza pura, los que le habían dado opulencia y respeto en toda la Perla Del Septentrión. Decía “que un finquero sin caballos que envidiar no era digno de respetar”.
Los 60 años que cargaba ahora no lo agobiaban, por que contaba con un pecunio respetable digno de ser comentado. Lo que si lo inquietaba eran sus cuatro hijas hermosas, que ya estaban en edad de procrear y casarse lo que implicaría que sus yernos serian los dueños de lo que 40 años de trabajo tenaz habían logrado, que su apellido no se antepusiera lo entendía como una tragedia difícil de evitar.
Su hija mayor María De Luz siempre lo mantuvo alejado de los peligros y la mala suerte, a los 6 años cuando contó el sueño de las gallinas muertas producto de una peste, se ganó el temor de todos por lo que su palabra se convirtió en signo de sobrevivencia. Desde entonces su padre siempre le pregunto por las mañanas lo que había visto mientras dormía, por ello considero que su éxito tal vez se lo debía a esta niña que al presagiar los sucesos él los creía tan en serio que era regla para el resto de la semana. Ese era el motivo de estar ahora a solas con sus caballos por que se tendría que despedir de ellos. María De la Luz, tenía ya dos semanas de estar advirtiendo sobre un sueño fatal donde un caballo blanco aplastaba a su padre quedando este tendido en una carretera brumosa sin ningún familiar que se compadeciera de su agonía.
La caballeriza contaba con 10 caballos y 3 yeguas de razas escogidas, sobresalían dos pura sangre árabes uno blanco y un cenizo de reputación inteligente y resistencia sobresaliente. Cuatro andaluces, dos yeguas peruanas, dos palominos manchados y tres caballos enanos de apariencia desconocidas por estos lados. Todo juntos expresaban una fortuna de la que tendría que deshacerse o moriría aplastado como lo decía el sueño de su hija. Les habló a solas de lo que estaba pasando como se habla a un hermano o buen amigo. Sus compradores eran gente de bien y sabrían cuidarlos y respetarlos como se debía, ya que, la transacción era casi millonaria.
Regresó a su casa bastante tarde con rostro apacible y seguro como quien resuelve un problema que lo agobia. Reunió a todos en el comedor, contando en detalle paso a paso como se desarrolló la venta de los caballos, para dar por terminada la pesadilla fatídica que lo ponía al borde de la muerte. Les informo además la decisión de tomarse unas vacaciones en Inglaterra, ya que su primo y compadre Fulvio Úbeda lo había invitado en varias ocasiones sin aceptar, por lo que ahora era la oportunidad de cumplirle y disfrutar la vida con el dinero de la venta los caballos que lo habían hecho feliz. Todo parecía resuelto hasta que María de la Luz hablo sobre el tema de los sueños, advirtió que el viernes por la madrugada se había repetido la pesadilla, un caballo blanco parado en dos patas se acostaba sobre su cuerpo, lo que no entendía era cómo el animal estaba parado y acostado al mismo tiempo. Arnulfo, para disipar los temores de golpe dio por terminada la reunión, “mañana se van los animales y no habrá mas que lamentar.”
Se acostó meditando los últimos dramas de su vida, su esposa no comentó más del tema, pero se lamentó por estar a la merced de las pesadillas embrujadas de su hija, y ¿si todo era pura superstición? No, no nunca. Las experiencias anteriores demostraban que sus predicciones eran legítimas. No falló en las muertes de sus cuatro abuelos, en la llegada de los dos últimos huracanes, de los robos de cuatreros detenidos a tiempo, de la muerte de un mandador por un amor imposible y de la pérdida de la Finca Dulce Nombre, dictada después de un discurso político en una plaza publica por un gobernante desesperado por los aplausos. Esta vez no podía ser la excepción, había que creer para seguir viviendo.
En los días que siguieron se dispuso a preparar su viaje con la idea de olvidar los hechos recientes, tenía experiencia de sus viajes placenteros por los Estados unidos, México, Centro América y Panamá que era el que mas le había encantado cuando participo en el festival internacional de Guarare donde montó una yegua Peruana bailando cumbias al son de filarmónicas excitantes. Ahora iría a Europa. Se imaginó tomando vinos y whisky escoses como los que tenia de adorno en su bar residencial. Recorrería calles con castillos enormes como en las películas. Como seria eso de conducir un carro con el timón a la derecha. Pero bueno en el mundo hay de todo para allá voy. Su esposa se negó acompañarlo desde el principio por solicitud de sus hijas, para que se sintiera libre de hacer lo que el quisiera.
Salió a un día de San Antonio en la ruta Managua- Panamá- Santo Domingo-Londres Era el inicio del verano en Europa, pero grandes nubarrones convertían a Londres en un paisaje gris y lloviznoso. Llegó a las 5 de la tarde a como estaba planeado, su primo y un sequito de pecosos lo abrazaban en una confusión de saludos. Después de dos horas de recorrido en un laberinto de calles nubladas y silenciosas llegaron al hogar del primo. La casa era igual a las que kilómetros atrás venia viendo, de dos pisos y envuelta en unas plantas de enredadera como que estaba amarrada para que no se fuera. Durmió todo lo que pudo, por la mañana había que aprovechar Londres. Tenía que ver esa torre famosa con una gigantesca campana “el Big Ben’, el famoso puentes de Londres sobre el Río Támesis, las exquisiteces culinarias que tanto le mencionaron, y además iría a Liverpool donde nacieron los Beatles, para pasar un rato melancólico recordando las canciones de su adolescencia. La idea de Liverpool no fue muy patrocinada por su anfitrión por que significaba más de cinco horas en carreteras con tráfico atestados de vehículos pesados.
Después de tres días de paseos fantasiosos su primo le encargó a un amigo francés Jack Jean para llevar al visitante hasta Liverpool, ya que insistió más de una vez en ir a conocer la ciudad de los melenudos que habían cambiado la historia de la música. El 20 de junio salieron muy temprano sobre una carretera con abundantes carriles y rótulos refractarios para poder ser visto aun sobre la neblina. De pronto se lleno de tristeza al sentirse solo con un acompañante que tartamudeaba en español, el Opel Station Wagon timón derecho se desplazada a mas de 120 km por hora bajo una lluvia persistente que desanimaba el paisaje. De pronto un camión blindado rotulado the Bank of England que iba delante de ellos, dio un giro inesperado haciendo que el Opel se estrellara con él lanzándolo luego sobre un rotulo gigantesco que rezaba “whisky White Horse”. El rótulo tenía un gigantesco caballo blanco parado en dos patas sobre una botella del fino licor. Unos segundos después el rótulo se precipitó por completo sobre los escombros retorcidos del vehículo aplastando en su totalidad a sus dos ocupantes.
Después de lamentar la tragedia, en la familia no se volvió hablar de sueños ni premoniciones. Pasando los yernos a tomar posesión de aquel imperio agrícola de Matagalpa. Por generaciones se comentó la tragedia del caballo blanco como un acontecimiento trascendental por aquella región.
Fin.